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Fiscalizando a la Fiscalía

Razonablemente no se le puede pedir infalibilidad a la Fiscalía. Lo que sí debe exigírsele es responsabilidad y sentido autocrítico.

Daniel Coronell
23 de junio de 2012

La Fiscalía no lo quiere aceptar pero el proceso contra Sigifredo López se desplomó. Primero, se cayó la prueba reina: el video de planeación del secuestro –y la pretendida coincidencia con la voz y la nariz de Sigifredo– no demuestra nada según los expertos del FBI. Segundo, los testimonios de guerrilleros contra el exdiputado contienen mentiras flagrantes, en unos casos, y gigantescas imprecisiones en otros. Y, por último, las conclusiones del ente investigador, expresadas en la medida de aseguramiento, resultan forzadas a la luz de los hechos.

El testigo estrella se llama Edver Fajardo y es un desmovilizado de las Farc conocido con el alias de Camilo. El exguerrillero asegura que vio a Sigifredo López en varias reuniones con los cabecillas de las Farc. Alias Camilo dice también que estaba en el sector de Cristo Rey mientras las Farc llevaban al monte a los secuestrados. Esa es, quizás, la parte más llamativa del testimonio.

“Cuando yo llego allá SISIFREDO me dice eso es un satelital y me dice préstemelo el satelital. En ese momento estaban en un bombardeo muy duro, ya iban como 23 guerrilleros muertos, eso fue una plomacera, SISIFREDO habla personalmente con el presidente ANDRES PASTRANA por ese teléfono, el no me lo puede negar…y le dice al señor ANDRES PASTRANA, por favor no bombardeen mas que ya nos van a dejar libres”.

Después de leer el testimonio me comuniqué con el expresidente Pastrana y le pregunté si el día del secuestro de los diputados había hablado con Sigifredo López, como afirma Camilo. Pastrana respondió: “Nunca recibí esa llamada”.

El testigo asegura que, ese mismo día, Sigifredo llamó al general Jaime Ernesto Canal y le pidió que cesara el fuego para favorecer la huida de los guerrilleros: “Lo que si quiero recalcar y dejar claro, es que donde el señor SISIFREDO no hubiera llamado al presidente PASTRANA y al general CANAL, eso no hubiera podido ser porque fue tan feo el bombardeo”.

Lo curioso es que para esa fecha –abril 11 de 2002– el general Jaime Ernesto Canal llevaba un año y medio retirado del Ejército. Canal, que fue comandante de la III Brigada en Cali, dejó el uniforme en noviembre del año 2000. No obstante, lo busqué para preguntarle por el testimonio. Me dijo que nunca recibió esa llamada de Sigifredo.

Para darle el beneficio de la duda al testigo de la Fiscalía, investigué quién era realmente el militar de mayor rango en el área para el día del secuestro de los diputados. El general Francisco René Pedraza, hoy retirado, me contestó mientras manejaba por una carretera. Él tampoco recibió la llamada que Camilo dice haber presenciado.

Esa verificación que le tomó unas horas a un reportero, no fue efectuada por la Fiscalía antes de dictar la medida de aseguramiento contra Sigifredo López.

Sobre el video –la prueba reina que condujo a la captura de Sigifredo– el FBI estableció: “El cotejo de la voz desconocida extraída del archivo ‘inteligencia dipuvalle.wmv’ de la muestra Q4 y la muestra de voz conocida de Sigifredo López de la muestra Q1 resultaron en una probable decisión que no coincide”.

La Fiscalía reconoce que el dictamen del Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos es contrario al de la Dijin, sin embargo, concluye que esto no significa: “la descalificación de los dictámenes previamente existentes”. Esto quiere decir que la Fiscalía solo estaba dispuesta a aceptar como cierto el dictamen del FBI si coincidía con el que usó para capturar a Sigifredo López.

La Fiscalía puede equivocarse sin que eso signifique una crisis. Ni el fiscal general tiene que renunciar, ni se puede presumir la mala fe del fiscal encargado del caso.

Razonablemente no se le puede pedir infalibilidad a la Fiscalía. Lo que sí debe exigírsele es responsabilidad y sentido autocrítico.

Las pruebas que tiene no dan ni lejanamente para que Sigifredo López sea llamado a juicio. Mantenerle medida de aseguramiento, pero otorgarle detención domiciliaria, es una jugada de ‘tablas’ que no parece responsable. Si la Fiscalía se equivocó debe aceptarlo claramente y de una buena vez, en lugar de tratar de desvanecer el impacto político de su error.

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