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FARC sin unidad de mando

Las últimas actuaciones de las fuerzas irregulares alertan nuestra atención y pone en entredicho la palabra de los negociadores en la mesa y la forma de acatar por parte de los combatientes en Colombia.

Semana.Com
17 de abril de 2015

Definitivamente el tema de la tregua o alto al fuego es tarea difícil por no decir imposible de cumplir y ante los acontecimientos de última hora se debe analizar con mayor detenimiento, pues la experiencia nos ha demostrado que lograr un alto al enfrentamiento armado unilateral, solo es  realizable cuando los hombres en armas reconocen en sus jefes un mando férreo, al que respetan y acatan por convicción, de lo contrario estaríamos ante buenas intenciones imposibles de cumplir. Sumando a lo anterior, la obediencia  o acatamiento a disposiciones u órdenes en las líneas subversivas, parece no existir,  pues la unidad de mando siempre se observa en discusión, ya que su disciplina es sustentada con amenazas y castigos, nunca mediante la persuasión o el convencimiento, mucho menos en reglamentos, protocolos o la misma ley. De manera que es muy difícil  para hombres díscolos e indisciplinados que viven salidos de sus cauces y buenas costumbres cumplir una consigna de este calibre.

Todo lo contrario sucede en las filas de la fuerza pública donde las órdenes son acatadas con prontitud y excelencia, reconociendo en el superior al líder  y maestro que se convierte en conductor de cara a situaciones coyunturales. Esta realidad se puede convertir en desventaja para las fuerzas del orden, pues ante una determinación de cese al fuego bilateral, la fuerza pública daría estricto cumplimiento al mandato,  recibiendo a cambio el desconocimiento por los subversivos de las órdenes emanadas del  mando.

Con razón suficiente el señor presidente ha sido renuente a esta propuesta o solicitud de parte de las FARC, sabedor como lo es de las dificultades disciplinarias vivida en la subversión.

Las últimas actuaciones de las fuerzas irregulares alertan nuestra atención y nos pone en entredicho no solo la palabra de los negociadores en la mesa, quienes en últimas pueden tener muy buenas intenciones en cuanto al cumplimiento de lo prometido o pactado en Cuba, sino también la forma de acatar por parte de los combatientes en Colombia, todas las directrices emanadas del mismo secretariado, que en últimas es el responsable del cumplimiento por parte de las FARC de los futuros convenios o determinaciones acordadas en la mesa de negociaciones.

Seguramente la distancia, la falta de comunicación, la presencia del ejército, el acoso del enemigo y el mismo desconocimiento de los temas tratados en La Habana, serían las explicaciones que los combatientes puedan dar a sus comandantes para justificar acciones salidas de todo lo acorado. No sé si el secretariado le dará crédito, pero hasta el momento solo se escuchan justificaciones sustentadas en la utilización de las armas en defensa de amenazas imperiosas.

El país tiene claridad de cómo se dieron los ataques subversivos en el  Cauca y tiene claridad que falta unidad de mando en las FARC.

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