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Los Angulo piden a ‘Romaña’ razón sobre sus padres

Gerardo y Carmenza Angulo, dos ancianos pobres, fueron secuestrados por las FARC en el año 2000. Uno de sus hijos pide la verdad sobre su suerte y paradero.

Semana.Com
21 de septiembre de 2015

Eran días aciagos y las FARC llevaban hacia esos parajes helados y desiertos a decenas de secuestrados en Bogotá, Villavicencio, Ibagué, Neiva, Tunja y Bucaramanga. Tras viajes de varias horas en carro y largas caminatas los dejaban en un caserío llamado San Juanito. De allí los transportaban a lomo de mula hasta la vereda El Tablón, en donde tenían la mayor parte de los precarios campamentos en los que recluían a sus prisioneros.

Eran finales de los años 90 y comienzos del siglo XXI, cuando el Sumapaz terminó convertido en el gran centro del secuestro de las FARC por su valor estratégico en la movilidad de al menos cinco frentes y porque las condiciones topográficas y atmosféricas de la región, alta y montañosa, impedían la mayor parte del tiempo operaciones aéreas y el movimiento de tropas del gobierno.

El de Sumapaz es uno de los páramos más extensos y bellos del mundo, un paraíso pegado a Bogotá con espectaculares paisajes, abundantes fuentes de agua, vegetación frondosa, poblado de osos de anteojos, venados, águilas, cóndores y otras especies animales.

Durante el viaje con sus captores los secuestrados no encontraban por esos parajes Policía ni Ejército. Sólo campesinos y gente de la región que todos los días contemplaban el macabro desfile de prisioneros con los hombres armados que los custodiaban, como si nada. En su mayoría gente de ciudad, los secuestrados sólo conocían rutinas urbanas y de la noche a la mañana se veían forzados a atravesar ríos, caminar sobre lajas resbalosas, sortear precipicios y otras duras faenas de la vida del campo.

El campamento principal de las FARC en el Sumapaz era un conjunto de carpas de lona camuflada, hacinado, maloliente, con intensa actividad donde había de ordinario alrededor de 300 guerrilleros. En medio de las carpas de los hombres y mujeres en armas estaban las cárceles de los secuestrados, que no eran más que tajos en el barranco, en medio de maleza húmeda y silvestre. Entre los cautivos había gente de todas las edades. Los ubicaban de a tres, en caletas cubiertas con tela impermeable, que cubría tarimas de madera a las cuales los amarraban con cuerdas de nylon. La guerrilla debía eludir los ataques ocasionales de las autoridades y eso los obligaba a cambiar constantemente de campamento por lo cual los secuestrados se veían forzados a realizar prolongadas y difíciles caminatas, casi a diario, por senderos peligrosos y terrenos húmedos.

Algunos secuestrados, por lo general los más pudientes, eran llevados hasta “El nido de las Águilas” el punto más elevado de la travesía donde estaba la casa de Henry Castellanos Garzón alias 'Romaña', comandante del Frente 53 y gran líder del secuestro de las FARC en esa época. Hay abundantes y escalofriantes historias de entrevistas de secuestrados con él y numerosos testimonios de lo que vivieron y padecieron hombres y mujeres prisioneros suyos.

Hace pocos días el Juzgado Séptimo Penal del Circuito Especializado de Bogotá condenó a 33 años de cárcel a ‘Romaña’ por el secuestro de Juliana Villegas, hija del hoy ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas. Es otra entre muchas condenas, a decenas de años de reclusión, que ha recibido el guerrillero por el mismo delito, lo cual no es de extrañar ya que cifras de la Policía señalan que entre 1992 y 2000 hubo 103 personas secuestradas por las FARC en el Sumapaz mientras que Fondelibertad reporta 116 casos entre 1998 y octubre de 2001.

Entre ellos están Gerardo y Carmenza Angulo, dos ancianos septuagenarios y pobres, secuestrados por las FARC el 19 de abril del año 2000, frente a su casa en una zona rural del municipio de La Calera. Desde ese día Héctor Angulo, uno de sus hijos, no ha descansado un solo día en la búsqueda de sus padres, aunque con el paso de los años perdió la esperanza de que siguieran vivos, tratando de obtener de ‘Romaña’ la verdad sobre su suerte y paradero. El periodista Guillermo la ‘Chiva’ Cortés y otros ex secuestrados estuvieron en cautiverio con ellos en el Sumapaz.

En su larga lucha por obtener información y dar con el paradero de sus padres, Héctor ha sido engañado por muchas personas, incluyendo miembros y excombatientes de las FARC. Las autoridades –con algunas excepciones– no le han colaborado, además perdió la salud y sus escasos bienes. Entre víctimas del secuestro y sus familias su caso es emblemático, por su valor y resistencia y lo consideran un héroe de verdad. Hoy Héctor dice que no quiere ni espera venganza. ‘Romaña’ ya fue condenado a 27 años de prisión por el secuestro de sus padres. Su esperanza para cerrar la monstruosa historia de su tragedia es que en un acto de humanidad, acorde con el espíritu del proceso de paz, el ahora negociador en La Habana le confirme por qué ordenó la ejecución de sus padres y ayude a la familia a ubicar y rescatar sus restos de donde los hayan enterrado. Verdad y justicia (sin reparación) en forma rápida y quizás sencilla.

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