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El falso centro de Vargas Lleras

Le cuesta no afirmarse en sus principios, en los de un político de derecha a quien se le dificulta pensar y actuar de otra manera que no sea la del dirigente tradicional acostumbrado a la clientela, al amiguismo y a las lealtades hipotecadas.

Javier Gómez, Javier Gómez
27 de junio de 2017

Cambio Radical (CR) y Centro Democrático (CD) actúan en el Congreso como dos gotas de agua para ponerle obstáculos a la implementación de los acuerdos de paz. No sorprende observar la coincidencia en los discursos, parecen articulados previa consulta entre sus bancadas.

Del discurso uribista sobre la paz, todo está dicho, a su prédica no le cabe una coma más. En cambio, por las huestes del partido del otrora vicepresidente la letanía apenas comienza; CR está haciendo de la técnica parlamentaria su estrategia preferida para ponerle palos al Acuerdo Final: condicionó el apoyo a la circunscripción especial y llegará, después del 20 de julio, con una propuesta que limite los alcances de la ley estatutaria sobre la Justicia Especial para la Paz (JEP).

El alegato parlamentario de CR, por lo menos en el Senado, es atiborrar de lagunas legales el debate legislativo para pescar en río revuelto, y acudir a propuestas superficiales y politiqueras que enredan la implementación. Por ahora, la estrategia funciona y sus réditos políticos, confían, se verán a futuro.

Dicho lo anterior, Vargas Lleras llegará recargado para el segundo semestre, el de las definiciones, no solo electorales sino también de la implementación del acuerdo de paz con las FARC, y espera utilizar la recarga para desmarcarse del gobierno Santos, hoy afectado por los bajos índices de popularidad. Sin embargo, sus méritos no llegaron solos y se los debe a las 4G y a las casas gratis. No podrá cobrar por ventanilla acciones que realizó bajo la tutela del presidente, y al mismo tiempo denigrar de su gobierno. Sabe el ex ministro que en campaña le cobrarán su apoyo al santismo y que casi seis años en el gobierno son suficientes para reclamarle responsabilidad compartida.

Esos cálculos deberían estar en su agenda, sin duda, pues el camino apenas comienza. Vargas Lleras buscará enfocar todos sus esfuerzos a equilibrar la balanza del espectro político y para ello espera mostrarse como un candidato de Centro, que aglutine fuerzas de la derecha y la izquierda moderadas. Aunque no lo ha dicho, tomaría la decisión de deslindarse de la chapa de CR para darle oxígeno a una iniciativa más amplia. Por lo menos así lo dejó entrever tras el enojo que le produjo la declaración del presidente de su partido al notificarle que “el aval a su aspiración presidencial está listo”. Tal fue la piedra, que si lo hubiese tenido en frente, le hubiese propinado un coscorrón.

Abordar este intrincado itinerario no es fácil para el jefe natural de CR, especialmente si pretende promover una fuerza de centro, pero además si cree que abriéndose de las filas de ese grupo borrará de un plumazo la responsabilidad política que tienen los conductores de esa colectividad –incluido él- de admitir en su partido dirigentes regionales que hoy están tras las rejas sindicados de corrupción, parapolítica y crímenes de lesa humanidad. Es una lápida inocultable.

Pero además, a Vargas Lleras le cuesta no afirmarse en sus principios, en los de un político de derecha a quien se le dificulta pensar y actuar de otra manera que no sea la del dirigente tradicional acostumbrado a la clientela, al amiguismo y a las lealtades hipotecadas. Tiene la imagen de un político tosco y sin estilo. Si desde ese tablado pretende conquistar el centro, se equivoca, no es la “4G” adecuada, eso sería vender un falso centro.

Qué duda cabe si se afirma que Cambio Radical y Centro Democrático e incluso Santos son más de lo mismo. Salvo la paz, en nada se diferencian de las políticas económicas y los privilegios que este gobierno le garantizó al gran capital. Se nos vienen unas elecciones en el 2018 plagadas de expectativas, en las que los colombianos se juegan el futuro contra el pasado, pero además con una lógica política distinta: la de apoyar o no la consolidación de un país en paz.


@jairotevi

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