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El gobierno chavista y el temor a la cárcel

Aunque la oposición ganó la mayoría en el legislativo, el presidente y su séquito no están dispuestos a perder el poder por las buenas, que es lo que podría blindarlos de pagar por sus fechorías.

Semana.Com
11 de diciembre de 2015

Mucho tiene que ser el desespero de un pueblo para que un Gobierno con todo el poder político y económico de un Estado, amordazamiento de los medios de comunicación, restricción de la libertad de expresión, encarcelamiento de los opositores, manejo de la autoridad electoral, trampa en las elecciones y el escrutinio, discurso de miedo y terror pierda de manera tan estruendosa como acaba de suceder en Venezuela.

Y sin embargo, a pesar del castigo del pueblo, el gobierno venezolano, con Diosdado Cabello a la cabeza, intentó desconocer el apabullante resultado electoral sacando a sus colectivos paramilitares a la calle. De no haber sido por la firme oposición de las Fuerzas Armadas, como lo reseñaron varios medios internacionales, el caos se habría apoderado de Venezuela, con una oposición que tampoco estaba dispuesta a dejarse robar más elecciones, como ocurrió con las presidenciales del 2013, que llevaron a Nicolás Maduro a la presidencia.

A pesar de la derrota, en la cual la oposición ganó la supermayoría en la Asamblea Nacional, el mandatario venezolano todavía sigue hablando de guerra económica, de trampas de los opositores, de fascismo y de la enmienda del chavismo para volver a ser la fuerza política del pasado.

Las movidas de Maduro y Diosdado poco tienen que ver con la nostalgia del poder, deseos de recuperar sus bases y gobernar para el pueblo, cosa que no han podido ni querido hacer en dos años. En cambio, sí tienen mucho que ver con lo que les sucederá apenas dejen el poder, con investigaciones tanto a nivel nacional como internacional que desvelarán corrupción, negociados, enriquecimiento ilícito, supermillonarias cuentas bancarias secretas y dirección o participación en carteles de contrabando y narcotráfico.

Es el mismo temor que invade a todos los que ostentan el poder, abusaron de él y presienten que lo van a perder.

Para Maduro y su círculo permanecer en el poder es una cuestión de seguridad, libertad y supervivencia personal, pues su corrupción será revelada, investigada y juzgada. Todas las sospechas de estar involucrados en negocios turbios quedaron confirmadas en la detención de familiares cercanos, un hijastro de la pareja presidencial y un sobrino de su esposa, quienes intentaron vender 800 kilos de cocaína a agentes encubiertos de la DEA.

Es tan sólida la evidencia y los cargos contra los dos miembros de la familia presidencial que Maduro y Diosdado, proclives a vociferar y hablar de conspiraciones y jugadas de Estados Unidos, han optado por guardar silencio.

Aunque la oposición ganó la mayoría absoluta en el legislativo, el presidente y su séquito no están dispuestos a perder el poder por las buenas, que es lo único que podría blindarlos de pagar por todas sus fechorías. Ya demostraron que están dispuestos a robarse unas elecciones, a desconocer los resultados y a derramar sangre, si es necesario. Pensarán que más vale una tumba que pasar el resto de sus vidas en una cárcel.

* Periodista y magister en relaciones internacionales.

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