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Cuando la muerte te escribe tres veces

Bastaron cuatro artículos que recuerdan el prontuario criminal del ‘Gran colombiano’ para que las amenazas de muerte no se hicieran esperar. “Te vamos a pelar, hijueputa”, fue la sentencia del matón que envió esta semana un mensaje a mi correo.

Joaquín Robles Zabala, Joaquín Robles Zabala
11 de julio de 2014

Toda guerra deja ver el lado más oscuro, degradante y tenebroso del ser humano. Deja ver su instinto más salvaje y saca a flote los sentimientos primigenios de la venganza y el odio. En un conflicto bélico, dudo mucho que haya ganadores aunque nunca falta el culebrero. En Colombia, esta larga guerra de la que apenas estamos reconociendo su existencia --aunque lleva más de 50 años--  ha dejado un poco más de trescientos mil muertos y dos millones de familias sin hogares y cuatro millones de desplazados.

Solo entre 1980 y 2012, según un informe del Centro Nacional de Memoria Histórica, se llevaron a cabo a lo largo y ancho del territorio nacional 1.900 masacres, de las cuales 1.166 fueron realizadas por paramilitares, 343 por grupos guerrilleros, 295 por desconocidos, 158 por agentes del Estado y 20 se le atribuyen a esa alianza macabra entre miembros de las Fuerza Pública y grupos al margen de la ley.

En ese mismo periodo perdieron la vida 23.161 personas en la modalidad de asesinatos selectivos. Entre los caídos encontramos una larga lista de periodistas, defensores de los Derechos Humanos, comerciantes, docentes universitarios, ganaderos, miembros de la Fuerza Pública y un largo número de personas cuyo único error fue haber estado al lado del objetivo, o cruzando la calle, a la hora en que los pistoleros desataron la balacera. Del extenso listado, 8.903 se les atribuyen a los hombres de Carlos Castaño y compañía, 6.000 a grupos desconocidos, 3.899 a las guerrillas de las Farc y ELN y 2399 a miembros activos de las Fuerza Pública.

Los atentados terroristas, 95 en total, dejaron un saldo de 1.566 muertos, de los cuales 77 se atribuyen a las guerrillas, 16 a grupos desconocidos y 4 a paramilitares. Las amenazas contra la integridad física de los comunicadores son sin duda las más altas en los últimos 10 diez años. Desde 1977, según la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia, FLIP, han sido asesinados 142 periodistas y solo 19 casos se han investigados. Asimismo, se han denuncias 124 violaciones al ejercicio de la comunicación periodística, las cuales se resumen en amenazas explícitas, agresiones físicas y obstaculización del trabajo de los profesionales de la comunicación.

En los últimos tres años, según la misma fundación, fueron asesinados 39 comunicadores y un poco más de cuarenta recibieron disparos contras sus carros, casas u oficinas. Las amenazas se incrementaron en un cincuenta por ciento y la estampida hacia el exterior no se hizo esperar. El hecho más reciente, y que recibió la atención de todos los medios de comunicación de país y un pronunciamiento del presidente Santos, fue el atentado contra Ricardo Calderón en mayo de 2013, cuando fue interceptado en la vía que comunica a Ibagué con Bogotá y su automóvil recibió varios impactos de bala.

Pero el atentado contra la integridad física del periodista de la revista SEMANA es apenas uno de varias docenas que se producen cada año en el país. No olvidemos que hace un poco más de una década, Orlando Sierra Hernández, subdirector del diario La Patria de Manizales, fue baleado por un sicario y se convirtió en el periodista número 96 en ingresar a esa fatídica estadística. O el de Jaime Garzón, quien fuera asesinado el 13 de agosto de 1999 por un sicario de Carlos Castaño, una mañana temprano cuando se dirigía a su sitio de trabajo.

Los que han contado con suerte y han salido ilesos, se han visto en la necesidad de abandonar el país y buscar refugio al otro lado del océano. Para un grupo de periodistas exiliados en España y Francia, con quien me he mantenido en contacto, lo triste --y aquí voy a ser literal-- no es que unos mafiosos que fungen de políticos te amenacen de muerte. Lo verdaderamente triste de este asunto es que sean las mismas autoridades, encargadas de investigar de dónde proceden las amenazas, las que te recomienden salir del país porque ellos no pueden garantizarte la vida.

Hasta hace unos días, esa situación me parecía ajena, algo semejante a esas enfermedades catastróficas de las cuales nos creemos inmunes. En este mismo espacio, el 14 de junio, la revista SEMANA publicó un artículo mío que llevaba por título ‘El miedo que inspira Álvaro Uribe’, cuyo tema giró en torno a unas declaraciones en las que Virginia Vallejo desmiente al ‘Gran colombiano’ y asegura que la relación de Escobar Gaviria y el exmandatario iba más allá de una relación comercial y que ambos solían llamarse con frecuencia. Esa misma noche encontré una nota en mi correo, firmada por un tal David que  sentenciaba: “Por eso es que los matan”. 

La segunda amenaza trajo una copia del artículo titulado “No discutas con un ubirista, regálale un libro”. El matón que escribía esta vez no solo me recordaba que era “un negro hijueputa”, sino que cambiara de tema porque estaba metiéndome “con el mejor presidente que ha tenido el país”. La tercera llegó esta semana, escrita en mayúscula sostenida y adornada con signos de admiración: “¡TE VAMOS A PELAR, HIJUEPUTA!”.

No voy a negar que sentí temor. Esa misma tarde pasé por la Fiscalía y lo puse en conocimiento del fiscal de turno. De regreso a casa, ya calmado, me senté frente al computador y le respondí al matón: “Bastaron cuatro artículos sobre la vida criminal del ‘Gran colombiano’ para que las amenazas de muerte no se hicieran esperar. Por favor, envíame otra”. Esto último me lo sugirió el fiscal con quien poco antes me había entrevistado.  

***
Fe de erratas: En mi artículo anterior, “El narcotraficante número 82”, se puede leer en el sumario “Consejo de Estado de los EE.UU.”, cuando en realidad fue el Departamento de Estado de los EE.UU. el que elaboró la famosa lista de 1991 que incluye a Álvaro Uribe Vélez como uno de los narcotraficante más peligrosos del planeta. Errare humanum est. Les dejo los enlaces de la Agencia de Seguridad Nacional, NSA, por sus siglas en inglés. No faltará el defensor del sociópata  que afirme que esto es solo un montaje que pretende dañar su imagen, como si aún quedara algo de su tenebrosa imagen por develar.

http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB131/ http://www2.gwu.edu/~nsarchiv/NSAEBB/NSAEBB131/dia910923.pdf  

En Twitter: @joarza
Email: robleszabala@gmail.com
*Docente universitario.

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