Home

Opinión

Artículo

Guacharacas y autogoles

A pesar de la venta, y contrario a lo que afirmó el presidente de la república, los uribe vélez siguen vinculados a Guacharacas

Daniel Coronell
28 de abril de 2007

Andrés Escobar tenía 27 años cuando lo mataron. La madrugada de ese sábado, julio 2 de 1994, Humberto Muñoz Castro desocupó el tambor de un 38 largo sobre la espalda del futbolista. Sucedió en el parqueadero de una discoteca de Medellín donde Andrés había ido a conversar con unos amigos y a tratar de olvidar el autogol que, 10 días antes, había marcado en el Mundial de Estados Unidos.

Muñoz Castro, el hombre que disparó, era un escolta que nunca había cruzado una palabra con el jugador, pero sus jefes sí.

Minutos antes del crimen, Pedro David y Santiago Gallón Henao -los patrones del asesino- estaban insultando a Escobar. "Autogol, autogol, gracias por el autogol", le gritaban en medio de burlas y groserías. Andrés, conocido por su caballerosidad, trató de explicar que había sido un error, que el fútbol es sólo un juego, que lo lamentaba. Como las ofensas no paraban, los mandó al carajo y les volteó la espalda. Entonces, Santiago Gallón Henao salió presuroso hacia su camioneta. Mientras tanto, Andrés fue a buscar su carro para irse.

Varios testigos vieron cómo lo acribillaron en el parqueadero.

Con toda tranquilidad, Muñoz Castro y los hermanos Gallón Henao abordaron la camioneta y se fueron. Para confundir a los testigos, Muñoz Castro se afeitó el bigote. Y fue a denunciar el robo del carro, después de llevar a sus patrones a un lugar seguro.

Cuando los testigos lo identificaron, Muñoz Castro confesó que disparó contra Escobar sin conocerlo. La lujosa camioneta apareció abandonada. En cambio, la matrícula y los documentos que, de acuerdo con la denuncia, también habían sido robados, fueron encontrados en la casa de Santiago Gallón Henao.

A pesar de estas evidencias públicas, los Gallón Henao apenas estuvieron unos días detenidos. Salieron después de pagar una multa de un millón y medio de pesos. Mucho menos de lo que vale la pajilla seminal de uno de sus caballos de paso fino, para hablar sólo de una de sus líneas de negocios. Les ayudó mucho que su empleado, Humberto Muñoz Castro, se echara la culpa de todo.

Y la verdad es que a Muñoz tampoco le fue tan mal. Aunque fue condenado a 43 años de prisión, nunca le faltó nada en la cárcel y salió muy rápido. Está en la calle desde hace dos años, después de cumplir escasamente la cuarta parte de la pena. Las autoridades tuvieron problemas a la hora de notificarle la orden de libertad, porque Muñoz no estaba en la cárcel. Gozaba de un permiso de tres días.

Esta semana he recordado esta injusticia, este retrato de la impunidad, por una razón simple: los tristemente célebres hermanos Gallón Henao volvieron a saltar a la palestra. Hay constancia de que han hecho negocios con los hermanos Uribe Vélez.

El mayordomo de la famosa Hacienda Guacharacas le contó al diario El Colombiano que los nuevos amos de esas tierras son los hermanos Pedro y Santiago Gallón Henao. En la oficina de registro de Yolombó consta que en julio de 1996 -dos años después del asesinato de Andrés Escobar- la empresa Uribe Vélez Asociados vendió parte de la Hacienda Guacharacas a Ganados del Norte, cuyo representante legal es Pedro David Gallón Henao.

Lo más sorprendente es que a pesar de esta venta, y contrario a lo que afirmó el Presidente de la República, los Uribe Vélez siguen vinculados a Guacharacas.

La hacienda donde, según testigos, han operado grupos paramilitares, sólo fue vendida parcialmente. Los hermanos Gallón Henao compraron los predios que están a la izquierda del río Nus. Las tierras que están sobre la ribera derecha siguen perteneciendo a Inversiones Uribe Vélez y Compañía, Sociedad en Comandita. De eso da fe la matrícula inmobiliaria expedida por la oficina de registro de San Roque, el jueves pasado, 26 de abril, a las 5 de la tarde.

Las preguntas son dos: Primero, ¿por qué el Presidente dice que él y su familia se desvincularon de Guacharacas, si legalmente siguen siendo los dueños de una parte de la hacienda? Y segundo, ¿por qué los hermanos Uribe Vélez hicieron negocios con los Gallón Henao en 1996, si su reputación era conocida desde 1994?