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Guerrillos y Guachimanes: Derechos y Deberes

El asunto central sería entonces que nuestra ética y nuestra institucionalidad son tan prematuras que dan pie a muchas interpretaciones.

Alejandro Cruz, Alejandro Cruz
14 de diciembre de 2013

Algunos hechos locales de las últimas semanas, además de volver a indignar y a ponernos a soñar con la Primavera snob, plantean un interrogante sobre nuestros valores en torno a los derechos y los deberes de una democracia, o nuestra idea sobre lo que es una democracia. 

El primer hecho ocurrió en un reconocido supermercado. Los jóvenes rumberos dejaron parte de su desayuno en algún lugar del local, argumentando problemas gastrointestinales que venían acompañados de alteraciones de la voz, perdida del equilibrio y mareos; la noticia, que alarmó tanto a los ciberciudadanos, fue conocida gracias a una  filmación aficionada llena de realismo mágico y trágico. Una vez se vio cómo el gendarme atacó a un comediante local y a su enferma amiga -luego de un par de actos desobligantes típicos de quien sé siente 3 onzas más que otro- apareció la masa iracunda e indignada. Con qué derecho un guache celador le "rompe la cara al marica" borracho que le dejó a los trabajadores y al resto de clientes borrachos un fétido presente? Se supone que argumentar un accidente justifica que uno se haga el loco sin importar los “derechos humanos” de los que tanto nos gusta hablar? Bendito Mandela. De seguro él hubiese actuado heroicamente. Pero esto no es Sudáfrica. Eso del Apartheid es un asunto de negros infames, pobres y resentidos. 

A nuestra masa critica iracunda no se le ocurrió sino proponer un boicot al símbolo oligarca y explotador bogotano, representado por un agresivo y poco entrenado gendarme que sólo tiene claro que debe proteger de algo a esa bodega llena de bienes. Y como somos una sociedad acostumbrada a minimizar y a amplificar problemas conforme a nuestra posición, la vergüenza y la sorpresa hicieron que el COP de Relaciones Públicas manifestara su tristeza por su incompetencia para definir una política integral de atención al cliente que contemple la riesgos y las posibilidades de un lugar ubicado en una zona pachanguera, abierta al público a las 3:30 A.M. Hasta ahora la única voz que he escuchado es la del comediante que adujo problemas intestinales, que en ningún momento reconoció su responsabilidad en los hechos o su falta de ética con respecto a los deberes con gente que trabaja mientras él se emborracha. No hay que ser rico ni pobre para ser decente. 

El otro hecho, que reproduce la misma lógica bananera, es la destitución del Alcalde Mayor de la Capital política y financiera de la patria donde los ex-presidentes se enfrentan de cóctel en cóctel, y de noticiero en noticiero. Nos empezamos entonces a dar cuenta que la violencia no es sólo un asunto de paracos y guerrillos, sino que envuelve una cultura que se esparce desde las clases dominantes como un virus realmente democrático. Los guerrillos existen porque el Estado es canalla. Los paracos porque el Estado es una estructura incompetente. Los políticos locales y regionales necesitan siempre problemas gastrointestinales para justificar la formación de ejércitos privados o políticas contra la chusma revoltosa; lo que si está claro es que a Petro le falta mucho para ser Gaitán y a Ordoñez para ser Juana de Arco.

El problema no es la ideología de Ordoñez, tan emocional como la de Petro, sino el uso adaptativo y selectivo con que la usa para aplicar la Ley. Afortunadamente Petro es más técnico que ideólogo. Siempre hay que buscar un bueno y un malo no? Puede más el odio al Procurador que la ineficiencia de Petro. Otra supuesta Primavera Árabe a la criolla. País de triunfos y sentimientos inmediatistas y mediocres. En medio de tanta información y sentimientos fervorosos nos olvidamos que los Senadores que elegimos eligieron a Ordoñez, y siguiendo esa línea lógica básica eso les da el derecho a decidir quién es el mejor Procurador. Habría que revocar entonces al Congreso y las Cortes, incluida la Constitucional. ¿Acaso más del 60% de los colombianos de todas las condiciones no dice estar en desacuerdo con que el gobierno entregue algunos espacios de representación política a desmovilizados de las FARC? . 

El asunto de los derechos y deberes es entonces una adaptación a partir de las ideologías y eso es lo peligroso. El uso de las normas para justificar decisiones arbitrarias y aceleradas que hacen parte de campañas divinas contra los oligarcas o los comunistas. Por su parte los indignados olvidan que algunas decisiones de Petro son más ideológicas que técnicas y que la política es, dentro de sus múltiples aproximaciones, el uso de los recursos públicos para garantizar la satisfacción de grupos sociales, políticos y económicos. Como escribió Charly, Petro pasó de la política del amor y la reconciliación a su política de polarización. La opinión pública pide que se restrinja el ejercicio político de los excombatientes, quienes algún costo deben pagar, y el mensaje de la importancia de la institucionalidad es clave. De seguro Petro y los indignados encontrarán un vacío en la Ley que haga que estos sucesos sean un ruido más dentro de nuestra destartalada democracia, y que por un momento sintamos que estamos haciendo de Bogotá la Praga latinoamericana. 

El asunto central sería entonces que nuestra ética y nuestra institucionalidad son tan prematuras que dan pie a muchas interpretaciones. La discusión es más compleja que Fascismo versus Comunismo. El peligro está en que se asocie una decisión con un ataque contra las minorías que en la cotidianidad aplastamos a nuestro antojo. Por ahora mejor irse a oír la nueva canción de la nueva revolucionaria Miley Cyrus. De seguro que Samuel, Emilio, Iván y los Nule la están bailando.


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