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Hacia una comunicación menos persuasiva

Ante la situación que atraviesa el país, es útil visibilizar alternativas que promuevan cambios sociales y procesos más participativos.

Miguel Ángel Herrera
14 de mayo de 2013

En el marco de lo que implica pensar cómo combatir cualquier tipo de violencia (directa, cultural o estructural), la noción de cambio social es esencial, y su vínculo con la comunicación es bastante estrecho, casi inseparable.

Es por esto que vale la pena reflexionar sobre la noción de comunicación más allá de su rol persuasivo o mediático y comprenderla como espacio de intercambio y diálogo, donde la capacidad de  reconocimiento hacia el otro es pieza fundamental.

En este orden de ideas, las concepciones de comunicación desde el ámbito instrumental o propagandístico, debe ser repensado y superado, logrando una noción más integral de lo que pueden llegar a ser los procesos de comunicación.  Donde más allá de los productos, o piezas comunicacionales, el proceso detrás de estos, funcionan como elemento dinamizador de realidades.

Me explico: los procesos de comunicación son escenarios donde las personas se reúnen, comparten, significan y dialogan qué quieren, quiénes son y  cómo obtenerlo. Por esto los productos de comunicación pueden funcionar como una simple excusa para fomentar espacios de debate público y cambio social, lo que significa que detrás de una emisora comunitaria, un periódico, boletín o una obra de teatro, existe un proceso en el que las personas han debatido, compartido e intercambiado sus realidades, sueños y miedos. Donde la comunicación de manera horizontal ha sido un elemento clave, estimulando la discusión, el consenso y el compromiso comunitario. Este proceso ha permitido a las personas formar parte, tener parte y tomar parte.

En este sentido, el objetivo no es convencer ni persuadir a nadie, simplemente se trata de ser y exponer cuáles son las visiones en relación al mundo, cuáles son las demandas y necesidades. Donde la comunicación supera esa concepción instrumental, casi manipuladora, y pasa a ser un elemento clave para el cambio social, fomentando escenarios incluyentes y participativos. Es así que el reconocimiento hacia el otro, el intercambio de ideas, la cooperación, son elementos que permiten una construcción individual y colectiva de la realidad, permitiendo combatir cualquier tipo de violencia. Pues es aquí  donde los procesos de comunicación actúan como espacios de producción de sentidos, donde la capacidad de diálogo y negociación es estimulada.  

Quizás existan muchos debates de lo que significa la comunicación para el cambio social, y este lado humano de la comunicación aún no sea muy conocido debido a que siempre las academias o universidades han orientando sus programas a escenarios como la publicidad, la comunicación organizacional o los medios de comunicación. No obstante, ante el proceso que atraviesa el país, siempre es útil buscar y visibilizar alternativas que promuevan cambios sociales, y permitan construir sociedades más participativas, incluyente y activas, y es por esto la importancia de la comunicación más allá de sus fines persuasivos.

En efecto, es ésta comunicación “humana” la que permite y estimula el diálogo y la relación entre personas, fomenta las reflexiones individuales y colectivas sirviendo como base para el fortalecimiento organizacional de comunidades, promoviendo así el reconocimiento entre actores.

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