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COLUMNISTA INVITADO

Impunidad digital

El ejercicio periodístico ha cambiado durante los últimos años y hoy en día internet es una gran rotativa con espacios casi infinitos para la difusión de noticias.

Semana.Com
22 de abril de 2014

No hace falta profundizar sobre el hecho de que internet ha cambiado la dinámica de los flujos de información en la sociedad, en cambio, sí vale la pena hacer una pausa y reflexionar sobre el impacto que tiene internet para el ejercicio de algunos derechos como la libertad de prensa.

El ejercicio periodístico ha cambiado durante los últimos años y hoy en día internet es una gran rotativa con espacios casi infinitos para la difusión de noticias. Creo que no existe una sola expresión periodística en Colombia que no tenga o esté pensando tener una versión digital para la difusión de su trabajo. De igual forma, buena parte de las informaciones y opiniones que se difunden por los medios de comunicación incrementan su impacto de acuerdo con la receptividad que un contenido periodístico adquiere en internet a través de las distintas redes. 

Internet es un espacio que ha fortalecido el intercambio de ideas, la rendición de cuentas, el control al poder público y la participación ciudadana como valores estrechamente ligados a la libertad de prensa. Sin ser las únicas, son suficientes razones para defender la libertad de prensa en internet y estar atentos a la forma en que éste derecho es garantizado por las autoridades.  

De niño viví en un barrio de Bogotá que tenía una iglesia que conmemoraba un evento religioso los 14 de cada mes. La llegada masiva de creyentes incentivaba las ventas ambulantes y todos los 14 había fuerte presencia policial. Desde la ventana fui testigo de dramáticas imágenes en las que vendedores ambulantes eran subidos a la fuerza junto con sus mercancías en un camión. Si bien los policiales estaban cumpliendo con una orden legal, siempre me impresionó el contraste entre la espiritualidad de la fecha y la violencia con que ésas órdenes eran acatadas. Un día mi casa, como varias en el barrio, fue visitada exitosamente por ladrones. En esta oportunidad la policía jamás llegó.

La forma en que las autoridades se aproximan a un problema es importante: se pueden invertir grandes esfuerzos en asuntos que no reportan mayor daño y en cambio desatender otros que sí tienen un impacto sobre la vida de las personas. Internet es un espacio importante en la vida de las personas y los periodistas son un vehículo que les facilita acceso a información relevante. Sin embargo, tengo serias dudas sobre si las acciones del Estado para garantizar la libertad de prensa en internet dirigen los esfuerzos en la dirección correcta.

En los últimos años el Gobierno ha promovido proyectos de ley que pueden implicar el bloqueo de contenidos en internet dando una protección excesiva a los de derechos de autor. Si bien estas iniciativas no han avanzado en el congreso, lo cierto es que existe un compromiso internacional sobre el tema derivado del TLC con Estados Unidos y es sólo cuestión de tiempo –mientras se posesiona el nuevo congreso – para conocer de una nueva iniciativa legislativa al respecto. 

Mientras tanto, el trabajo de los periodistas en internet está inmerso en nuevos riesgos digitales desatendidos. El aparente anonimato en internet ha promovido la creación de perfiles ´falsos´ a través de los cuales con frecuencia se amenaza de muerte a periodistas por sus publicaciones sin que las autoridades investiguen sobre el origen de las intimidaciones. Está en duda la vigencia de la reserva de la fuente que custodian los periodistas en formatos digitales, las denuncias de interceptaciones de correos de varios comunicadores que cubrían la mesa de diálogos en La Habana son un síntoma negativo sobre la privacidad digital que requieren los periodistas para desarrollar su trabajo. 

En Colombia ocurren casos de hackeo a páginas de medios, como sucedió con La Silla Vacía en las pasadas elecciones parlamentarias justo cuando cumplía con un despliegue informativo especial sobre elecciones, ó, las suplantaciones de perfiles de periodistas en redes sociales que guardan identidad con los perfiles oficiales pero que buscan desacreditar las publicaciones que hacen. 

Todo esto afecta severamente la libertad de prensa en internet y sucede ante los ojos de las autoridades. No se trata de una nueva ley, se trata de aplicar las existentes en entornos digitales, es igual de grave amenazar un periodista a través de un panfleto o por correo electrónico. Los derechos no se agotan en el mundo análogo y por eso también deben ser protegidos cuando están en riesgo en el mundo digital. Garantizar o restringir la libertad de prensa en internet  dependerá de la forma en que el Estado actúe frente a la red.

Promover regulaciones que permitan bloquear contenidos digitales para proteger una perspectiva de derechos de autor que no se adapta a los tiempos de internet es algo muy parecido al instrumento legal que permite detener y decomisar mercancías de vendedores ambulantes. Puede ser un problema por atender, no lo desconozco, pero debe ser debatido ampliamente para que a futuro no tengamos un software-camión dispuesto a recoger contenidos digitales bajo sospecha de estar violentando un espacio en internet que no les pertenece, como la parodia que toma una canción protegida por derechos de autor o los contenidos que revelan el actuar de personalidades públicas como sucedió con el famoso video de María Luisa Piraquive.  

En cuestión de días un escándalo sobre privacidad de periodistas pasó a ser un asunto de ciberseguridad del Estado (porque también interceptaron al presidente) y, lejos de las prioridades actuales, censores digitales viven en internet sin que algún dedo del Estado toque a la puerta de una dirección IP. 

En Twitter: @PVacaV
*Director de la Fundación para la Libertad de Prensa.

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