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¿Cuál es la propuesta del No?

Tras el triunfo del No los acuerdos con las FARC quedaron sin ningún valor pues la mayoría en las urnas los rechazó. Entonces surge la pregunta de si esa organización guerrillera está dispuesta a renegociar lo ya pactado.

Javier Gómez, Javier Gómez
4 de octubre de 2016

Tras el triunfo del No los acuerdos con las FARC quedaron sin ningún valor pues la mayoría en las urnas los rechazó. Entonces surge la pregunta de si esa organización guerrillera está dispuesta a renegociar lo ya pactado.

Esa respuesta solo la conoceremos el día en que se sienten los opositores al acuerdo a tratar de pactar otro tratado; es decir, la incertidumbre gravita sobre el futuro de la paz. Se supone que el líder del Centro Democrático, el Senador Uribe, el exprocurador Ordóñez, el expresidente Pastrana, la Iglesia Católica y demás centros cristianos, entre otras cabezas visibles del No, habiendo previsto el triunfo, ya tienen clara la propuesta de paz que llevarán a La Habana para discutirla con las FARC.

Eso es lo que esperamos los colombianos que votamos por el Sí de quienes se opusieron acérrimamente a los acuerdos firmados en Cuba. Se opusieron y ganaron, ahora deben asumir su responsabilidad para diseñar una propuesta de paz y definir un equipo negociador.

Nombres tienen para ejercer esa tarea: desde Carlos Holmes Trujillo, excomisionado de paz en el gobierno Samper, hasta Camilo Gómez, pastranista; y Luis Carlos Restrepo, el hombre de la paz en los dos gobiernos de Uribe. Experiencia no faltará si además se le suma a Pacho Santos, líder del mandato por la paz en el pasado.

Es urgente que quienes triunfaron con una infinita telaraña de engaños le entreguen al país luces que nos saquen de esta incertidumbre; y que los líderes del No antes mencionados comprometidos con una paz distinta a la pactada y que se frustró, hagan pública su alternativa de paz. Es mucho el camino andado en estos cinco años de negociación y no se debe despilfarrar.

No pueden escurrir el bulto y salir con declaraciones dilatorias y confusas como la expresada por el expresidente Uribe el día del plebiscito, que parecía más una proclama partidista rumbo al 2018 que una iniciativa para resolver el oscuro panorama de reconciliación.

Lejos de tener certeza sobre lo que se viene, Uribe solo atinó a decir: “Colombianos, corrijamos el rumbo. Todos queremos la paz”. De qué rumbo nos habla el exmandatario; qué ruta nos delinearán los ganadores del No al resto del país; ¿tienen los del No el llamado plan B? Además, es una perogrullada decir que todos queremos la paz; lo importante son las respuestas a una salida urgente que evite que se marchite la posibilidad de la Paz.

Dicen las FARC, a manera de notificación, que el acuerdo ha sido firmado como “Acuerdo Especial y depositado ante el Consejo de la Confederación Suiza, en Berna. Ello le confiere innegable e irrevocable efecto jurídico”. No les sobra razón, y estas son consideraciones que los líderes del No deben tener en cuenta si se trata de revisar unos pactos ya protocolizados ante la comunidad internacional.

Ahora, ¿cuál será el talante de un eventual diálogo entre el expresidente, como líder del No, en una renegociación bajo su lupa personal que identifica a las FARC como grupo narcoterrorista y principal cartel de cocaína más grande mundo? ¿Qué alquimia hará que el hoy senador cambie de parecer y pase de la guerra a la paz en un abrir y cerrar de ojos? ¡Amanecerá y veremos!

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