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Los disciplinadores

En medio de los escándalos de la justicia se buscan nuevos miembros del Consejo de Disciplina Judicial y existen dudas frente a las ternas presentadas. ¡Que las devuelvan!

José Manuel Acevedo M.
16 de septiembre de 2017

Buena parte de la crisis de la justicia en Colombia se debe a que ni los magistrados ni los jueces ni los abogados corruptos han tenido quien les ponga su ‘tatequieto‘ desde las instituciones. En la práctica, a los unos y a los otros, se les ha garantizado un sistema de impunidad ya en la Comisión de Acusaciones como en la Sala Disciplinaria del Consejo Superior de la Judicatura.

Por eso la reforma de equilibrio de poderes intentó reemplazar esa estructura inútil y permisiva por un nuevo Consejo de Disciplina Judicial con ternas presentadas por el Presidente de la República y el Consejo de Gobierno Judicial, incluyendo criterios meritocráticos que en el papel lucen bien pero que en la práctica han resultado imposibles de aplicar.

La búsqueda de los nuevos disciplinadores que deberían estar libres de cualquier cuestionamiento ético o de indeseables vinculaciones políticas resultó, sin embargo, convertida en un completo fracaso desde el primer momento.

Algunas de las ternas propuestas fueron suspendidas por el Consejo de Estado ante la sospecha de irregularidades en su conformación y, ahora, cuando ya tienen luz verde para que el Congreso elija de ellas 7 juristas que velen por la transparencia en el ejercicio de la labor judicial y la abogacía, las sospechas continúan. 

Para no ir más lejos, una de las candidatas propuestas por el presidente Santos es la esposa del cuestionado magistrado Leonidas Bustos; la misma que durante la presidencia de su marido en la Corte Suprema se hacía llamar pomposamente "primera dama de la justicia" y que, si llegara al cargo, tendría que conocer casos de jueces que, a lo mejor, hagan parte de la trama en la que su cónyuge es triste protagonista.

“Veeduría Nacional, Recursos Sagrados” también envió esta semana una carta al presidente del Congreso señalando, por ejemplo, que otra de las candidatas, Elizabeth Martínez, “no tiene los años de experiencia requeridos para el cargo, ha sido denunciada por acoso laboral y pesan inquietudes sobre su papel en el entramado Odebrecht”. Según esta misma ONG, otro de los aspirantes, Alonso Clavijo no podría terminar su periodo legal por su avanzada edad y lo establecido en materia de retiro forzoso, y dentro de los reparos que presentan se encuentran algunos datos más relacionados con los ‘padrinazgos’ políticos de otros ternados.

El procurador Fernando Carrillo también le envío su propia misiva a la mesa directiva del Congreso insistiendo en la necesidad de esculcar la hoja de vida de los aspirantes, ante las dudas que pesan hoy sobre esas ternas.

La verdad es que por el momento en que se dio su integración, por varios de los nombres que aparecen allí y porque la justicia no aguantaría un escándalo más, lo conveniente es que el parlamento devuelva las ternas y pida que sean recompuestas con nombres de gente intachable, que salgan los que generan dudas y permanezcan los que son probos y aptos para el cargo, que también los hay.

Si los investigadores de los investigados siguen siendo personas cuestionadas estaremos perdidos y la función de la disciplina judicial quedará a la deriva sin posibilidad de tomar correctivos serios para quienes deshonren la profesión.

¡Ojos abiertos frente a este asunto del Consejo de Disciplina Judicial! Nuevas ternas con gente digna de estar allí y, de paso, que el presidente Santos nos explique qué favor pagó metiendo a la señora de Bustos en esta terna. No estaría de más.  

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