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La paz como los edificios

"La paz posible en la que estoy pensando no es la que nos venden el gobierno y las FARC, pero tampoco la que se presenta como alternativa única por parte de la oposición"

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
27 de agosto de 2016

Ante el acuerdo final logrado con las FARC que deja más sombras que luces en algunos aspectos pero que es ciertamente irreversible, creo que una paz sin vencedores ni vencidos aún es posible en Colombia. Una paz en la que todos dependemos de todos, tal y como pensamos y sentimos, en un orden lógico y natural de las cosas. Una paz imperfecta reflejo de la sociedad imperfecta que somos. Una paz comprehensiva sin que nadie cambie de opinión, sin que nadie sea obligado a renunciar a sus ideas, a sus pasiones e incluso a sus temores.

La paz posible en la que estoy pensando no es la que nos venden el gobierno y las FARC pero tampoco la que se presenta como alternativa única por parte de la oposición. Es una paz que contiene e involucra ambos modelos, una paz que trasciende a los políticos y que debe ser construida por los ciudadanos; por los entusiastas que hoy juegan su rol y por los escépticos y críticos que serán indispensables el día de mañana.

Y es que la paz, como los edificios, debe ser cuidadosamente construida.

Los planos de esta obra han quedado listos en La Habana. Buenos o malos son los que hay y con ellos la firma constructora, sus arquitectos e ingenieros han llegado a presentarse ante la curaduría que los debe aprobar. Los diseños merecen ser estudiados. Sus 297 páginas contienen lugares comunes, propósitos loables, reglas de juego novedosas -y también riesgosas-, y vacíos estructurales que deben ser evaluados con mesura. Por la forma en que se ven las cosas hoy, el edificio no sólo ha llegado a su punto de equilibrio y ya tiene suficientes compradores que están dentro y fuera del país sino que esta curaduría en manos del pueblo colombiano seguramente terminará dando vía libre a la construcción.

La obra se iniciará el día después del plebiscito pero para que tantos anhelos no queden frustrados en el camino, requerirá de una interventoría independiente y sólida, con autoridad y distancia crítica frente a los constructores para evitar que el edificio presente sobrecostos y para obligar a que cumpla con las normas de sismo-resistencia de manera que no se caiga en el primer temblor. Se necesitará, por tanto, un sistema de auditoría capaz de hacer un duro reproche a los responsables de la edificación si éstos incumplen con lo pactado al punto que se les revoque la licencia y se busque un nuevo constructor si las cosas salen mal.

Es en ese escenario, mucho más que en el actual, en el que una oposición robusta será indispensable.

Así como ahora los promotores del ‘Sí‘ deben legitimar su obra y cuidar el proyecto en el que se embarcaron, los del ‘No‘ tendrán que dejar su constancia en las urnas y si pierden, como todo parece indicar, persistir en su lucha porque en el mediano plazo será más necesaria que nunca.

Unos y otros, a su manera y en sus tiempos, nos garantizarán que el primer edificio de muchos que tendremos que construir bajo estas lógicas quede lo más sólido posible.

La paz, como los edificios, se construye despacio y entre todos. ¡Qué cada cual cumpla su papel!

* Twitter @josemacevedo