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¿Quién puede creerles?

En vez de andar proponiendo constituyentes, los magistrados y el Fiscal deberían arreglar sus propios chicharrones o callarse por dignidad.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
9 de mayo de 2015

Todo puede ser susceptible de empeorar. Ni siquiera la alarmante cifra del 84 por ciento de desfavorabilidad para la justicia hizo que los jefes de las cortes y el fiscal se pellizcaran para tratar de sintonizase con el descontento popular. Por el contrario han hecho gala en los últimos días de una capacidad de cinismo sin precedentes y han confirmado por qué los colombianos no les creemos cada vez que salen a hablar.

Los máximos líderes de la justicia han perdido de forma tal su credibilidad que ni siquiera los miembros de las corporaciones que dicen representar confían en ellos y como ocurrió con la Corte Suprema de Justicia un número significativo de magistrados salieron a desautorizar a su presidente a propósito de la idea de una asamblea constituyente para reformar el sistema judicial. Otros más del Consejo de Estado planean hacer lo propio la semana que viene y mientras tanto los miembros del Consejo Superior de la Judicatura, abogando en causa propia, salen a atravesársele al proyecto de ‘equilibrio de poderes’ que cursa en el congreso.

¿Quién puede creerles a los presidentes de las cortes en Colombia cuando tenemos tantas razones para desconfiar de ellos?

Los togados se quejan de que no los oyen pero cada vez que se ha intentado una reforma concertada con la rama judicial, algunos magistrados poderosos intentan meterle palos en la rueda a aquello que pueda perjudicar sus intereses personalísimos.

La presión que ejercen es detestable. Cuando no abren indagaciones preliminares contra los congresistas que nunca acaban, los amenazan con pérdidas de investidura y cuando se van ‘por las buenas’ organizan reuniones por fuera de los canales institucionales para tramitar sus ‘preocupaciones’. El senador Luis Fernando Velasco recordó en Semana en Vivo cómo en 2012 se reunieron varios de esos magistrados con congresistas en la casa de un secretario general del Congreso para intentar arreglar las cargas.

Este año, ¡oh coincidencia!, varios miembros de la Rama Judicial citaron a los senadores ponentes del equilibrio de poderes a un almuerzo a la misma hora en que debían debatir el proyecto en plenaria como para tratar de desbaratar el quórum y aplazar la discusión.

En vez de andar proponiendo constituyentes, los magistrados y el Fiscal deberían arreglar sus propios chicharrones o siquiera guardar silencio por elemental dignidad.

Los consejeros de Estado deberían comenzar por llenar las vacantes que llevan más de un año en ese alto tribunal. Los magistrados de la Suprema deberían pararle bolas a los escándalos que pueden estallar por los lados de su sala penal, los de la Constitucional arreglárselas con Pretelt adentro y los de la Judicatura resignarse a quedar sin chamba ya.

No es que no queramos creerles, honorables magistrados; ¡es que no podemos hacerlo con semejantes antecedentes!

Twitter: @JoseMAcevedo 

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