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¿Quién se queda con el uribismo?

Uribe tendrá que decidir si permite que los mismos de siempre se quedan con su partido o si le abre un espacio real a las nuevas generaciones.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
4 de julio de 2015

Los disidentes están de moda. En el partido liberal, Viviane Morales y Sofía Gaviria se le rebelaron a Horacio Serpa -¡con toda razón!- por la forma en que está entregando cuestionados avales dentro de esa colectividad. En Cambio Radical, Carlos Fernando Galán se retiró de la presidencia, derrotado tristemente por la familia Char, que hoy ya sabemos es la verdadera dueña de ese partido. Por los lados conservadores, la voz de Ángela Ospina se oye siempre en contravía de los intereses politiqueros de los Gerlein y los Cepeda. Pero tal vez la disidencia que más llama la atención es la que se presenta en un partido que se creía monolítico y en el que no parecía haber espacio para nadar en contra de la corriente como es el Centro Democrático comandando por el expresidente Álvaro Uribe.

Dicen que la primera vez que el representante antioqueño Federico Hoyos fue a decirle a Uribe que objetaría conciencia si a Liliana Rendón le daban el aval para la gobernación de Antioquia, el expresidente se molestó y le pidió que ayudara a construir partido en vez de dividirlo. Con el paso de los días, sin embargo, la posición del joven Hoyos comenzó a ser la de varios otros miembros del Centro Democrático y hoy existe una división palpable en torno a la señora Rendón.

Del lado de ‘la monita’, como le dicen, está su principal protector el exgobernador Luis Alfredo Ramos y el eterno cacique paisa Fabio Valencia Cossio que la quieren imponer a como dé lugar. Del otro lado, además del representante Hoyos, aparecen nombres como el de la senadora Paola Holguín y se sabe que varios empresarios de la región le han expresado a Uribe que no están dispuestos a acompañar a la Rendón en caso de que ella reciba finalmente el aval del partido.

La decisión de qué hacer en Antioquia no es de poca monta pues se trata del terruño del expresidente. No obstante, la situación pone de presente las tensiones que existen hoy en el partido uribista por cuenta de ese pulso entre las caras más nuevas y los mismos de siempre que están jugados a quedarse con el Centro Democrático sin que, por ahora Uribe, decida a quiénes les va a terminar entregando las llaves de su colectividad.

Pasa en Antioquia pero también en otras regiones del país. En el Tolima hubo hace apenas unas semanas un agrio enfrentamiento entre la senadora Paloma Valencia y el representante a la Cámara, Pierre García hijo del también tradicional político Carlos García. En la convención del partido en ese departamento, Paloma llegó a decir: “a mi me podrán sacar de la estructuras politiqueras que le quieren dar a este partido pero soy uribista”, refiriéndose a jugadas amañadas para la escogencia de candidatos en esa región del país.

Resulta paradójico que un partido que en las elecciones de 2014 no dependió de las maquinarias tradicionales para alzarse con miles de votos seducidos apenas por la figura de Uribe vaya a terminar cooptado por las castas tradicionales que el expresidente dice aborrecer.

Al final, con el uribismo se quedarán los que Uribe quiere que se queden. ¿Serán las nuevas apuestas como Iván Duque, Paloma Valencia o Federico Hoyos los que se impongan dentro de ese partido o el Centro Democrático ya está hipotecado a los Valencia Cossio, los Ramos y los Araujo? Uribe tiene la palabra.

Twitter: @JoseMAcevedo

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