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Juego limpio

Después de un largo proceso, Lance Armstrong fue sancionado por la Agencia Antidopaje de los Estados Unidos. La noticia parte en dos la historia del dopaje.

Semana
27 de agosto de 2012

A los 13 años se consagró campeón del Iron Kids Triathlon. Nacía uno de los atletas de fondo más extraordinarios de todos los tiempos. Ya adulto y en reposo registraba 32- 34 pulsaciones por minuto (según una ficha de www.mundo.es deportes). ¡Una locura! El consumo máximo de oxígeno de su organismo con creces supera al del ciclista promedio. Entrenaba de 5 a 6 horas diarias distancias de 100 a 130 millas. 95 y 100 pedaladas por minuto en plano y 85-90 en subida. Después del ciclismo, su capacidad, fuerza mental y resistencia le permitió volver al triatlón, el deporte más exigente y extremo de todos, que combina la natación, el atletismo y el ciclismo en largas distancias.
 
En octubre de 1996 le diagnosticaron cáncer de testículo, y a pesar del negativo pronóstico de los médicos, volvió a la ruta en 1998 para el equipo U.S. Postal. Y se volvió el Rey del pedal. En 1999 ganó de manera consecutiva siete Tours de Francia, la carrera más prestigiosa del ciclismo internacional, y la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Síndey 2000. Ese mismo año recibió el premio Príncipe de Asturias del Deporte por representar la lucha del hombre para superar enfermedades en muchos casos terminales. Sin embargo el viernes pasado Lance, nacido en Dallas, Texas un día de septiembre de 1971, fue hallado culpable por la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (Usada) por el uso de sustancias y métodos prohibidos para mejorar el rendimiento, después de un proceso que duró casi dos años dirigido por el agente especial Jeff Novitz, también investigador en 2007 del famoso 'Caso Balco' que envolvió al beisbolista Barry Bonds y la velocista Marion Jones quien por mentir terminó en prisión.
 
El tejano quedó proscrito de por vida y perderá todo lo que ganó desde agosto de 1998, incluyendo los siete Tours. Falta la palabra de la Unión Ciclística Internacional y del Comité Olímpico Internacional para ejecutar la sanción. El dictamen de la Usada se basó en los testimonios de diez corredores y de personal de los equipos de Armstrong en el US Postal, Discovery, Astana y RadioShack. La mayoría de testigos, quienes han confesado haber caído también en la trampa de las jeringas, entre ellos Floyd Landis y Taylor Hamilton, lo acusan de practicar y promover el dopaje.
 
“Doy vuelta la página”, dijo el tejano tras conocer la decisión. No quiso llevar el caso a arbitraje, el último recurso del que disponía, dijo, por admitir la culpa sino por no quere llegar a una instancia injusta. Se cansó de defenderse. Llevaba luchando desde el 23 de agosto de 2005- año en el que ganó su último Tour- cuando el diario deportivo francés L´equipe reveló, a partir de una información filtrada, los resultados de un análisis retroactivo de una muestra de orina que le realizaron en el Tour de 1999. Detectaron presencia de eritropoyetina (EPO), una hormona sintética que aumenta la cantidad de glóbulos rojos en la sangre. En ese momento no existían los métodos para detectarla, ejemplo del desfase que afecta la lucha contra el dopaje: las nuevas sustancias inventadas van un paso más adelante que los métodos existentes para su detección. “Nunca he tomado drogas para mejorar mi rendimiento. Esto es una caza de brujas en mi contra”, respondió el corredor aquella vez.
 
Su imagen venía empañada por su relación con Michele Ferrari, su preparador histórico, un médico italiano involucrado en liderar una red de dopaje en Europa; los testimonios de su exmasajista Emma O'Reilly y de su asistente personal Mike Anderson; y una rigurosa y documentada investigación realizada por Pierre Ballester y David Walshcon y publicada en el libro L.A. Confidentiel. En 2009, antes del inicio del último Tour que corrió Armstrong, Greg LeMond, primer estadounidense campeón en Francia, dijo: "Armstrong puede volver y ganar ocho o nueve Tour de Francia, pero yo prefiero una de mis victorias que diez de las suyas". Armstrong pasó con éxito más de 500 controles antidopaje en su carrera deportiva. Sin embargo, hace unas horas, Michel Rieu, consejero científico de la Agencia Francesa Antidopaje, declaró que cada vez que él se debía someter a un control era avisado con anterioridad.
 
"El que consigue el triunfo no siempre es el más rápido, sino aquel que se niega a perder". La frase es de Dale Earnhardt, expiloto de carreras de los Estados Unidos. Armstrong, por ganar, parece que decidió perder su dignidad deportiva en una disciplina noble pero que se ha contaminado, llena de la presión del resultado y la pancarta. El deseo de conseguir la gloria y la fama debe ser más fuerte que los obstáculos, el dolor, el rival, menos que el juego limpio.
 
Twitter: @pablodenarvaez7

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