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LA BELLEZA, LA PUREZA Y EL NOTICIERO PERFECTOS

Semana
27 de octubre de 1986

Hay interrogantes que ya son unos auténticos clásicos
¿quién mató a Mamatoco? ¿Quién le teme a Virginia Woolf? ¿Quo Vadis? ¿Por qué descabezaron a Mestre? ¿Y cómo es él? ¿Si no es Barco, quién? ¿Qué le pasa al Santa Fe? ¿Por quién doblan las campanas? ¿Y el poder, para qué? ¿Oh, qué será, qué será?
Pero, sin duda alguna, el interrogante de moda es uno solo: ¿qué hará el gobierno con los noticieros de televisión?
Lo primero que hay que decir sobre el tema es que los noticieros colombianos son, en la actualidad, los programas con mayor rating de la T.V., y que les ganan por una proporción de 3 a 2 a las telenovelas, que son los espacios que les siguen en audiencia.
Eso significa, quiérase o no, que algo, en algún lado, debe estarse haciendo bien, a pesar de que todo el mundo piense que en lo relacionado con la actual estructura noticiosa de nuestra T.V., todo se hizo mal.

Yo diría que las mejores cosas de nuestros noticieros son básicamente dos. Que son enfrentados, lo que indudablemente ha redundado en su calidad. Y que el número de los que hay en la actualidad es apropiado, pues si hubiera un exceso, como lo hubo en una época, de inmediato se reflejaría en la teleaudiencia.

Si se conservan estos dos requisitos de forma, el gobierno sólo tendría que concentrarse en el problema de fondo: el de los criterios que deberán aplicarse para adjudicar noticieros en la próxima licitación.

Alternativas hay seis, y como veremos a continuación, ninguna lo suficientemente satisfactoria:

- Adjudicación a pools de periodistas. Esta, que es la modalidad que mejor presentación tiene ante la opinión publica, ha demostrado su fracaso en la práctica. No resultó en Noticias Uno- donde dos de los cuatro periodistas que eran originalmente socios se retiraron. Ni en el caso de Juan Guillermo Rios, quien como accionista mayoritario tuvo los problemas que el país conoce. Ni en el del Noticiero Nacional, en el que se produjo una gravisima pelea entre los periodistas socios, que casi quiebra el noticiero. Se necesitó que llegara un empresario para que el Noticiero Nacional levantara cabeza.

Con ello quedó demostrado que los pools de periodistas tienen dos defectos que los alejan de la fórmula ideal: el manejo de un noticiero requiere más dinero del que generalmente tiene un periodista honesto, y más capacidad empresarial de la que generalmente tiene un periodista profesional .

- Adjudicación política. Al contrario de la anterior, es la que peor presentación tiene ante la opinión pública, y todo el mundo habla de la necesidad de acabarla. Pero, por más vueltas que se le dé, algún criterio político tendrá que tener la próxima adjudicación, pues en estos días del estreno del partido de gobierno, cualquier intento por despolitizar los noticieros podría degenerar en la institucionalización de la información y en una falta de garantias del gobierno al ejercicio de la oposición.

- Adjudicación a hijos de ex presidentes. Es una modalidad del de la anterior. Como criterio de adjudicación, aberrante. Como criterio de exclusión, insostenible jurídicamente.

- Adjudicación a empresarios. Si son buenos empresarios, manejarían las noticias con un criterio estrictamente comercial, lo que evidentemente atenta contra el equilibrio informativo.

- Adjudicación a las tres grandes. (Léase RCN, RTI y Caracol).
Tiene el peligro de concentrar el poder informativo en muy pocas manos, sobre todo si se considera que dos de estas programadoras ya tienen radio.

- Adjudicación a pools de programadoras. Es la"alternativa Peñalosa". Consistiría en dejar sólo un noticiero por cadena, de propiedad de dos pools de programadoras grandes y chiquitas. Esto crearía una pequeña ONU en nuestra televisión: muchas programadoras con voto, que jamás llegarían a decidir nada, porque no se ve en qué punto, por ejemplo, podrían ponerse de acuerdo Ardila Lulle y Jimmy Salzedo sobre cuál debe ser el enfoque apropiado de una determinada noticia. Aún peor que el noticiero de alguien en especial, sería esta modalidad, que produciría un noticiero de nadie en particular.

- Adjudicación al Estado. Un noticiero institucional--del que ya hubo un experimento catastrófico en Colombia-degeneraría en el totalitarismo informativo, que es la peor forma de opresión política y una amenaza de muerte para la democracia.

El resumen anterior indica que, en materia de adjudicación de noticieros, no existe ninguna modalidad ideal. Y que en el momento de la licitación, el gobierno tendrá que hacer abstracción de utopías y promediar imperfecciones.

Es como la belleza perfecta, o la pureza absoluta, que tampoco existen. Pero es absolutamente factible llegar a una mezcla de Brigitte Bardot y santa Teresita del Niño Jesús de noticiero. Todo depende de que el gobierno sea realista, en lugar de que intente demostrarle a la opinión pública que aquí, en Colombia, es factible hacer el único noticiero de mundo que Dios estaría interesado en dirigir. --

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