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La caída de DSK o la caída del dólar

La manera como Dominique Strauss-Kahn tuvo que renunciar a su cargo de director del Fondo Monetario Internacional ha dado lugar a las más variadas especulaciones.

Semana
26 de julio de 2011

La manera como Dominique Strauss-Kahn tuvo que renunciar a su cargo de director del Fondo Monetario Internacional ha dado lugar a las más variadas especulaciones, sobre todo después de que la consistencia de la versión de la principal testigo se ha venido abajo. En Francia mucha gente cree que fue víctima de una conspiración orquestada por Sarkozy para sacarlo de la carrera a la presidencia. El mismo DSK contribuyó a alimentar esa teoría conspirativa con declaraciones de ese orden al diario Libération poco antes de su caída.

Yo también creo que DSK fue víctima de una conspiración. No creo, sin embargo, que la carrera presidencial en Francia haya sido el motivo principal. Creo que a DSK le orquestaron todo el escándalo de que fuimos testigos por haber amenazado la hegemonía del dólar.

Sé que voy a tener que apelar a la benevolencia de los lectores para que lean esta columna hasta el final. Las teorías conspirativas son dignas de poco crédito. A ello ha contribuido la desconfianza sin método de muchas personas que siguen defendiendo teorías conspirativas refutadas desde hace mucho tiempo (para la muestra un ejemplo: la teoría que sostiene que las misiones Apolo nunca salieron de la órbita terrestre y que los alunizajes fueron montajes en el mejor estilo de las películas de ciencia ficción). Yo no tengo evidencia concluyente, pero sí puedo apuntar hacia los lugares donde deberíamos buscarla.

Primero que todo, hay que decir que en febrero de este año DSK le dio su respaldo a todos los que han venido proponiendo que los derechos especiales de giro del FMI se conviertan en la moneda internacional de reserva. La posición oficial del FMI, mientras DSK fue su director, es que los SDR (por su sigla en inglés) le darían al sistema financiero internacional la estabilidad que no le puede ofrecer el dólar.

La hegemonía de los Estados Unidos, o si se quiere hablar en otro lenguaje, su lugar preeminente en el sistema internacional, depende en parte del hecho de que el dólar sea la moneda internacional de reserva. De ello también depende el alto nivel de vida que gozan los ciudadanos estadounidenses. Mientras haya gente que acepte que le paguen con billetes verdes, Washington puede seguir exportándole su inflación a todo el mundo.

Esto es algo sabido desde hace mucho tiempo. Lo que pasa es que no había ocurrido ninguna crisis financiera que diera lugar a la formulación de alternativas al dólar. Tampoco habían aparecido potencias emergentes como los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) interesadas en respaldar esa alternativa.

En el pasado, la amenaza más grave contra el dólar provino de Saddam Hussein. Agobiado por el cerco que le había impuesto el Consejo de Seguridad y que era ejecutado por Estados Unidos y el Reino Unido, Hussein buscó la manera de sacarse el clavo: decidió vender el petróleo iraquí en euros. La respuesta a Hussein de parte de los Estados Unidos tenía que ser contundente, sobre todo en un momento en el cual el euro se perfilaba como alternativa respecto del dólar. De lo contrario, la moneda emitida por los Estados Unidos habría sufrido una mengua considerable.

Este es un secreto a voces. Es, también, una teoría conspirativa. Quisiera mencionar que entre sus proponentes se encuentra Ron Paul, precandidato del partido republicano a la presidencia de los Estados Unidos. Paul cree que la amenaza al dólar no fue el único motivo para invadir a Irak, pero que sí fue uno de los decisivos.

Irán es otro país que ha anunciado su interés de establecer una bolsa en la cual su petróleo se negocie en euros. Supuestamente, esa bolsa debería haber entrado en funcionamiento en el 2006. Fíjense. Los iraníes han seguido con su plan de energía nuclear y con el desarrollo de sofisticadas armas ofensivas, pero no han vuelto a hablar de su bolsa de petróleo en euros. Si hubiesen hecho las cosas al contrario, la guerra en el Medio Oriente se habría extendido de Bagdad a Teherán.

Por la misma época, los noruegos también le dieron vueltas a la idea de fijar en euros el precio de su petróleo, sobre todo porque muchos de sus compradores son europeos. Hagan una búsqueda en google. Ese es un tema que ya no aparece en ningún titular.

En el distrito financiero de Nueva York y en Washington hay gente responsable de la actual inestabilidad financiera que se beneficia de la hegemonía del dólar. Allá también hay gente que sabe cómo lidiar con quienes meten sus narices en sus asuntos. El caso de Eliot Spitzer es, en este sentido, emblemático.

Siendo fiscal general del estado de Nueva York, Spitzer apretó a un montón de bancos de inversión por defraudar al público en el mercado bursátil y financiero. En un arreglo obligatorio, esos bancos tuvieron que pagar mil cuatrocientos millones en multas y compensaciones. Luego de ser elegido gobernador del estado de Nueva York, Spitzer tuvo que renunciar a cuenta de un escándalo desatado por haber tenido relaciones sexuales con una prostituta. A pesar de que la prostitución y el consumo de cocaína son populares en Wall Street, en Nueva York él ha sido la única víctima de una cacería de brujas contra quienes encarnan vicios privados y virtudes públicas.

A todo este recuento hay que agregar que el incidente de acoso sexual de DSK a la economista Piroska Nagi alcanzó los titulares del New York Times en el 2008. De todo esto se puede inferir, pues, que en el caso de DSK había mucha gente poderosa que tenía los motivos, los medios y las oportunidades para correrle la silla.

Esto no es suficiente para darle crédito a la teoría conspirativa que he presentado aquí. Si esa teoría es cierta, la nueva directora del FMI, Christine Lagarde, frenaría el ímpetu del FMI en hacer de los SDR la moneda internacional de reserva. El curso de acción de Lagarde se alejaría de los planes de DSK: le daría al dólar otro aire con la emisión de bonos en SDR y se enfocaría en superar la crisis que amenaza al euro.

Al final del día, el caso de DSK puede quedar reducido a una anécdota más y la teoría que he propuesto aquí entrar al catálogo de las sospechas infundadas. Sin embargo, los problemas del dólar van a continuar y con ellos la presión para sustituirlo como la moneda internacional de reserva. La falta de un acuerdo en el Congreso estadounidense acerca del techo de la deuda federal tiene nervioso a más de medio mundo. Todo esto no hace más que ratificar la convicción de quienes creen que el mundo se aproxima rápidamente al final de la era del dólar.

Ese final puede tener lugar en varios escenarios. El mejor sería uno en el cual se le pusiera fin a las ventajas inequitativas de la hegemonía del dólar en el marco de una transición negociada. El peor, el de un turbulento descalabro del gigante que se echó encima la tarea de ponerle fin a los imperios coloniales y de empujar al mundo hacia el libre comercio.

* Profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales-IEPRI de la Universidad Nacional de Colombia

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