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La Corte en 'El Tiempo'

Extraoficialmente pude advertir que en ese diario nadie sostiene la versión de que la Corte había pedido las cabezas de unos columnistas.

María Jimena Duzán
31 de octubre de 2009

El viernes, en su página web, La W radio publicó una primicia que me dejó perpleja. Este fue el titular: “Columnistas denuncian abusos por parte de la Corte Suprema de Justicia contra la libertad de prensa”. La noticia anunciaba que los periodistas Mauricio Vargas y María Isabel Rueda, del diario El Tiempo, iban a elevar su protesta en sus respectivas columnas por lo que ellos consideraban “un abuso y un atropello” por parte del alto tribunal. Según la emisora, “el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Augusto Ibáñez, y sus acompañantes reclamaron por los escritos del ex asesor presidencial José Obdulio Gaviria, el ex ministro Fernando Londoño, Mauricio Vargas y María Isabel Rueda”. Pero sin duda la frase que más me inquietó fue la última. En ella se aseguraba que “el interés de los magistrados era lograr que el periódico retirara las columnas del ex asesor José Obdulio Gaviria y al parecer las de los periodistas María Isabel Rueda y Mauricio Vargas”.

Semejante aseveración me sorprendió por lo descabellada. Si lo que aseguraba La W era cierto, la Corte había cometido un error garrafal imperdonable. Y lo único que había que hacer era alinearse con la protesta anunciada por los columnistas víctimas de semejante atropello, así uno no tenga con ellos mayores puntos en común ni comulgue con su periodismo tan cercano al poder.
 
Sin embargo, antes de solidarizarme con mis colegas, ese viernes llamé a varios de los magistrados para confirmar la información dada por La W y me encontré con que todos la negaron, al tiempo que se mostraban sorprendidos de que una reunión que había sucedido hace por lo menos 15 días se hubiese revivido. Me hicieron varias aclaraciones que es bueno traer a colación: ellos no fueron a El Tiempo a exigir nada, fue El Tiempo el que los invitó a un desayuno para hablar sobre “cómo veían la información que se publicaba sobre la Corte”. Los magistrados con los que hablé me dijeron que fue una reunión franca pero cordial y que el único momento difícil fue cuando el magistrado Socha, ya al final, dijo que él no entendía por qué a Claudia López la habían sacado por cuestionar los intereses del periódico y en cambio sí dejaban que José Obdulio les dijera de todo a los magistrados de la Corte (JOG ha dicho que es una Corte fariana, y que está aliada con los narcos y los paras extraditados). Sin embargo, la frase que al parecer molestó más a Roberto Pombo fue cuando el mismo Socha insinuó que cuando José Obdulio escribía esas columnas, la Corte entendía que era la voz del gobierno (Debo decir que a mí me pasa lo mismo). El ambiente se puso áspero, pero luego volvió a la normalidad. Ademas de José Obdulio, hubo reclamos sobre lo escrito por otros columnistas –María Isabel Rueda. Mauricio Vargas y Fernando Londoño–, pero en ningún momento estos reclamos –esa es la versión de los magistrados– dejaron de ser eso, simples reclamos, que por lo demás son el pan de cada día en las salas de redacción de los medios.
 
Lo sorprendente es que cuando fui a llamar a El Tiempo para confirmar la revelación de La W, la versión que me dieron fue más o menos la misma de los magistrados. Y aunque oficialmente El Tiempo me respondió que no comentaba públicamente reuniones privadas, extraoficialmente pude advertir que en el diario nadie sostiene la versión de la pedida de cabezas por parte de la Corte.

Uno puede decir que la Corte pecó de ingenua y que no debió haber dicho nada. Pero eso no sucedió. Sin embargo, de ahí a tomar este episodio como una prueba de que al alto tribunal pidió cabezas es harina de otro costal. “Ni que fuéramos los más torpes del mundo”, como me lo dijo uno de los magistrados que asistieron al desayuno.

El sabor que deja este episodio es que detrás de todo esto hay una nueva andanada contra la Corte Suprema. No es coincidencia que una reunión que ocurrió hace más de 15 días aparezca distorsionada hoy, después de que Uribe sale a hacer públicas las reuniones privadas que tuvo con la Corte en el tema de la terna para Fiscal. Costumbre que se ha vuelto en este gobierno la fuente de las más eficaces distorsiones. La táctica es infalible porque siempre expone a sus interlocutores y los deja mal parados, así sean magistrados o perfumados de cuello blanco, o precandidatas conservadoras, o ex presidentes con rabo de paja.

La Corte ha expresado sus razones según las cuales la terna es inviable. Lo que pasa es que cuando lo que se dice en reuniones privadas se convierte en un asunto público y se utiliza para tergiversar al adversario, éste se convierte en enemigo y la política se vuelve pequeña, mendaz y tremendamente peligrosa.

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