Home

Opinión

Artículo

La derrota de Serpa

Óscar Fernando Sevillano compara una eventual derrota de Horacio Serpa con la suerte de Santiago Nassar, el protagonista de Gabo.

Semana
20 de mayo de 2006

Así debería llamarse la novela que está viviendo el candidato presidencial Horacio Serpa, aunque a diferencia de Santiago Nassar, el protagonista de la obra de Gabo, éste sí sabe cuál va a hacer su final. Final que no va a ser el mejor si las cosas terminan como auguran las encuestas. Es decir, si el segundo lugar es para el también candidato del Polo Democrático Alternativo Carlos Gaviria y no para el del Partido Liberal, Horacio Serpa.

Nadie puede negar las calidades de Horacio Serpa como hombre trabajador y defensor del más vulnerable, calidades que le han permitido ocupar cargos en los poderes legislativo (Representante a la Cámara, Senador), judicial (juez en distintas modalidades), y ejecutivo (Ministro, Embajador).

Sin embargo, parece ser que se ha obsesionado con un último puesto –la Presidencia– , y a pesar de que le ha sido negada en dos ocasiones, él persiste en su idea. Idea que por lo visto no solo le está significando el desgaste a él, sino también a su casa política, el Partido Liberal, el que parece importarle muy poco, pues si de verdad le importara no lo sometería a un tercer lugar como lo auguran las encuestas.

De nada le ha servido al ex presidente César Gaviria regresar a Colombia a rescatar al Partido Liberal, a tratar de reunir nuevamente a su militancia como lo hizo con la familia de Luis Carlos Galán y con distintos líderes liberales que se encontraban dispersos, si el nombre de Horacio Serpa se encarga de ahuyentarlos. Al parecer más de uno no quiere desgastarse con él, como pasa con los senadores Rafael Pardo, Rodrigo Rivera y Andrés González, quienes participaron en la consulta interna del liberalismo para escoger candidato a la Presidencia, y en donde se comprometieron a apoyar al que resultara elegido. Lo cierto es que muy poco los hemos visto acompañándolo, y otros en cambio se están pasando a otras campañas. Ejemplo de esto es lo ocurrido con el jefe del Directorio Liberal de Neiva y nueve concejales, quienes dijeron que se iban a apoyar al Presidente candidato.

Si señor, puede que suene muy duro, pero es la realidad, Horacio Serpa no gusta, y no gusta no por su amistad con Ernesto Samper y su vinculación con el proceso 8.000. No gusta porque sus ideas, sus propuestas, no son claras. No ha sido claro con la Seguridad Democrática, que es un tema que preocupa mucho a los colombianos, quienes saben y son concientes de las fallas que ha presentado, pero que no quieren que se quede en el limbo con el cambio de gobierno. También les extraña que un hombre que ha trabajado durante mucho tiempo en el manejo del Estado ataque esta propuesta, cuando lo que los colombianos quieren es vivir en un país tranquilo, un país que les garantice una vida segura. Y no gusta porque no es consciente que los tiempos han cambiado y que ya muy pocos le creen la vieja promesa de acabar con la pobreza y la desigualdad en cuatro años.

Pero Horacio Serpa aun está a tiempo de reflexionar y declinar su campaña presidencial, pues es innegable el hecho de que Álvaro Uribe repetirá presidencia y el segundo lugar en votación, de seguir las cosas como van, es para Carlos Gaviria. ¿Y que será de Horacio Serpa?, ¿Y que será del Partido Liberal?, ¿Cómo va Horacio Serpa a justificar su derrota?, esta vez cayendo a un tercer lugar como lo muestran las encuestas, ¿si ya no tiene la excusa de la foto con Marulanda?, como ocurrió cuando se enfrentó a Andrés Pastrana y obtuvo 5.620.719 votos frente a 6.086.507 votos del candidato conservador. Tampoco puede echarle la culpa al fracaso del proceso de paz con las FARC como pasó cuando se enfrentó a Álvaro Uribe y perdió con 3.514.779 votos, frente a 5.862.655 votos del candidato presidente.

Ojalá que las cifras de las encuestas le hagan caer en cuenta que no todo en la vida es posible alcanzarlo y que en su hoja de vida no fueron posible las palabras: Presidente de Colombia.

Pero algo bueno queda de todo esto y es que a diferencia de Santiago Nassar, en América Latina la muerte política no existe, y si no, que lo diga el Ex Presidente Alan García quien, como el ave Fénix, resucita de la cenizas y vuelve a la arena política en el Perú. Algo así le puede ocurrir a Serpa si se decide a jugar en otro escenario distinto a las presidenciales.

Noticias Destacadas