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LA DIFERENCIA PRINCIPAL

Semana
10 de diciembre de 1984


En el trabajo periodístico que vienen realizando Margarita Vidal y Amparo Pérez hay tantas coincidencias como diferencias. Efectivamente: ambas tienen programas de entrevista. Ambas están ubicadas en la cartelera del miércoles. Ambas disfrutan de la codiciada franja triple A que, como los cocteles, tiene horario de 7 a 9. Ambas son excelentes conversadoras, ágiles, espontáneas y recursivas. Ambas transmiten la imagen de la periodista moderna, fresca y actualizada, que tendría puesto asegurado en la serie de Lou Grant.

Pero también hay diferencias pues mientras Margarita prefiere las entrevistas de salón, la cámara fija, el diálogo televisado; Amparo persigue al personaje en su actividad, cambia de escenarios con la rapidez de una toma e ilustra cuanto se va diciendo de varias maneras. Sin embargo, lo que ha establecido entre los dos programas la mayor diferencia es el hecho de que Margarita casi nunca entrevista mujeres mientras Amparo, especialmente en los últimos tiempos, muestra particular interés por sus colegas de sexo. Eso se comprueba revisando los dos programas en donde se descubre que muy raras veces Margarita Vidal ha sentado en el banquillo personajes que puedan complementar su hermosa coleccion de joyas y blusas satinadas. Ella ha preferido los interlocutores del tipo John Agudelo, Rodrigo Lloreda, Lemos Simmonds, generalmente calvos pero astutos y que manejan con mucha propiedad los más complejos problemas del país.
Amparo Pérez, por el contrario cuando no hace informes sobre temas especiales (la publicidad poe ejemplo) escoge protagonistas femeninas que parece extraídas de aquellas famosas listas que hace algunas ediciones publicara SEMANA. Esta pequeña diferencia ha hecho que mientras a Margarita se le polemiza por sus posiciones políticas a Amparo se le acusa de estar trivializando el programa. Hace apenas unas semanas por ejemplo, Ana Sofía Sierra, la temida "juan sin miedo", de el Espacio, escribia: "El programa de Margarita Vidal cambia su combativo nombre según el grado de efectividad que exista entre el invitado y la periodista nacida de sus posiciones políticas pues a reglón seguido agregaba: " si el invitado es liberal (oficialista, turbayista o lopista) el mencionado espacio se llama Al Banquillo; por el contrario, si el invitado es amigo o miembro del actual gobierno se convierte en el trono de Margarita". En este caso --la crítica, como se ve-- va dirigida a la forma como repercute en el programa la posición política de la entrevistadora.

Unos sábados después Germán Yances, en su breve pero sustancioso "Pulso 12" de Telerevista escribió: "Los trabajos del hombre, se olvidó del trabajo, se centró en el hombre (léase mujer) y cambió radicalmente el enfoque del programa que cada vez se aproxima más al concepto despreciable del publi-reportaje" (todos sabemos la gran cercanía que hay entre publi-reportaje y una nota social tradicional cuya única función es exaltar el ego de quienes la protagonizan). Así pues lo que se critica es que Los trabajos haya perdido seriedad y peso.

Conviene entonces preguntarse el por qué de la diferencia y para eso nada mejor que comparar algunos apartes de los mencionados programas. Cojo uno al azar: Margarita Vidal entrevista al doctor Lemos Simmonds. Hablan de candidaturas, de estrategias partidistas, de modelos de gobierno; se da una mirada retrospectiva, se critica el presente y se predice el futuro de la política nacional liberal todo lo cual deja en el televidente la sensación de haber comprendido un poco mejor la problemática por demás compleja que vive el país.

Amparo Pérez entrevista a María Paulina Espinosa. Hablan de su actividad como concejal y poco a poco el diálogo se va convirtiendo en el juego del YO-YO: "Yo hago visitas a los barrios' "Yo he sido franca", "Yo no miento", "Yo quisiera ser un hada madrina", "Yo ascendí en la Liga contra el Cáncer hasta llegar a la presidencia de mi zona", "Yo no me canso nunca", "Yo le doy todo el tiempo a la comunidad", YO, YO y YO..La sensación que queda entonces es más bien chistosa, como cuando la nena de la casa ha recitado delante de todos "Manecita Rosadita" sin equivocarse ni una sola vez. Quise marcar aquí la diferencia entre dos visiones políticas pero el modelo del YO-YO también se usó en Los trabajos de Gloria Zea, Claudia de Colombia, Maruja Iragorri y Virginia Vallejo, dando así la razón a aquel insoportable machista que todavía sostiene: "La diferencia principal entre el hombre y la mujer es que ellas no ven más allá de sus propias narices" (¡Si puduiera desmentirlo! ..).

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