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LA ENROCADA

Semana
13 de septiembre de 1999

En el caso del gabinete recien nombrado por el presidente Andrés Pastrana las críticas por
insulso y poco aperturista no esperaron siquiera a que pasara el fin de semana. Se ha acusado al Presidente
de haber 'pastranizado' su gabinete, y no ha faltado quien ha asegurado que además lo 'descosteñizó'
(salieron dos ministros costeños) y que a cambio lo 'huilizó' (entraron dos hui-lenses). En definitiva, al
Presidente se le señala que se encerró más alrededor de sí mismo, o mejor, que 'se enrocó', en momentos
en que la crisis del país exigía una convocatoria nacional.¿Cuál es, en síntesis, la conclusión sobre la forma
como quedó conformado el gabinete ministerial?Decir que Pastrana 'pastranizó' el gabinete es una manera
de interpretar negativamente una verdad de a puño: los presidentes prefieren rodearse de quienes se
muestran dispuestos a ayudarle, en lugar de llamar para gobernar con ellos a sus más escogidos enemigos.
Por lo menos tres de los nuevos ministros, Justicia, Trabajo y Transporte, son de la más rancia estirpe
pastranista.De los tres, el único nombramiento sensiblemente inquietante es el de la nueva Ministra de
Trabajo, a quien acompaña un curriculum lleno de cargos de muy bajo perfil en la burocracia (tanto que
Portafolio, periódico especializado en materias económicas, ni siquiera encontró una fotografía suya). De
ella ignoramos si posee las cualidades necesarias para manejar el dificilísimo tema de su cartera en el
semestre intensivamente laboral que se avecina. ¿Sí será Gina Magnolia la persona apropiada para lidiar los
toros de la concertación, de la ley de pensiones, de los salarios, de la flexibilización laboral, de los paros
nacionales?Lo malo sería que los ministros amigos desempeñaran sus cargos simplemente como amigos.
Pero otros amigos muy cercanos del Presidente que permanecen en el gabinete, como el Canciller, la
Ministra de Comunicaciones y el director de Planeación, hoy nombrado 'superministro' para asuntos
económicos, han demostrado que lo de ser amigos del Presidente no constituye ningún impedimento para
ser buenos ministros. No hay duda, sin embargo, de que al haberse ampliado esa guardia pretoriana de
su máxima confianza, ello servirá de argumento para que quienes venían sosteniendo que Pastrana
gobernaba rodeado por un estrecho círculo de amigos que tienden a endulzarle el oído, arrecien sus
críticas.Pero sin duda alguna la pista más importante del verdadero significado de este nuevo gabinete
dependía de la salida o de la permanencia de Néstor Humberto Martínez. El era la antena que definiría si el
Presidente se había inclinado por un cambio radical de su política de gobierno, como algunos sectores del
país se lo vienen proponiendo. Y Martínez no sólo se quedó, sino que fue el hombre escogido por el
Presidente para leer el decreto con los nuevos nombramientos. Aunque es indudable que haber renovado al
Ministro del Interior le habría dado al país un aire y al nuevo gabinete ese semestre de espera que la opinión
se toma para digerirlo (y es muy probable que la idea le hubiera rondado por momentos al Presidente como
una estrategia para un cambio de juego político), haberlo confirmado indica claramente que a Martínez lo
veremos en los próximos meses ejerciendo con mayor comodidad el papel de escudero del Presidente. Y
que el hecho de que sea odiado por algunos sectores políticos o rechazado fuertemente por otros se
considera apenas una consecuencia natural de su papel de Ministro fuerte y eficiente, algo parecido, sin
tanta 'mamola', a lo que Horacio Serpa hizo en épocas de Samper cuando parecía un fusible que aguantaba
hasta los más bruscos cambios de corriente del país. Y 'mamola': porque lo irónico es que,
simultáneamente, se haya quedado Martínez, y se haya ido Serpa, su archienemigo...Confirmar a
Martínez significa que el gobierno no vio ninguna necesidad de hacerle un gesto amable al oficialismo
liberal, por cuanto cree seguir contando con las mayorías parlamentarias necesarias para gobernar. Es decir,
el mensaje que se le envía a la oposición es muy claro: el esquema político que Pastrana escogió para
gobernar se mantiene, contra viento y marea. Ello, para quienes pensaban que la crisis y las encuestas
desfavorables habían debilitado sensiblemente al Presidente, es una muestra de todo lo contrario: el
nuevo gabinete es una prueba de fortaleza política.Por ahora, y para que muchos terminen de despelucarse,
Pastrana se ha enrocado. Todo indica que se sigue sintiendo lo suficientemente fuerte como para imponer
sus propios criterios de gobierno, en lugar de que se los imponga la oposición. nConfirmar a Néstor Humberto
Martínez significa que el gobierno no vio ninguna necesidad de hacerle un gesto amable al oficialismo liberal

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