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La frasecita de Turbay

A MI ME PARECE QUE TURBAY TIENE RAZON. NO SE DEFIENDE LA MORAL A CAMBIO DE UNOS VOTOS

Semana
13 de septiembre de 1993

En las campañas políticas hay con frecuencia frases que definen una elección. Ello sucede cuando logran volverse banderas de quienes las pronuncian, o cuando dejan abierto un espacio para que se coloque el adversario.
Del primer caso se me vienen a la memoria algunos ejemplos de la política internacional. Cuando a John Kennedy, por ejemplo, lo atacaron por ser católico, en un país de mayoría protestante, logró voltear a la opinión con una frase histórica: "De ser eso cierto, perdí las elecciones el día en que nací". Ejemplo del segundo caso lo constituye un desconocido candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos, Barry Goldwater, quien promopvía como una de sus banderas acabar con la TVA, una especie de CAR colombiana pero del río Tennesse. En una encuesta callejera, una señora dijo que no votaba por Goldwater porque quería acabar con la TV (la televisión, entendía la señora). Cuando se le explicó que no era con la TV sino con la TVA que quería acabar Goldwater, la señora respondió olímpicamente: "Bueno, pues de todas maneras no voy a votar por él, para no tomar ningún riesgo ".
En la política colombiana reciente también encontramos ejemplos de frases definitorias. Creo no equivocarmne si afirmo que la de Barco, "Dale, rojo, dale", logró consolidar las mayorías de su partido en torno del candidato liberal. Cuando la coreaban las mayorías en las plazas, vestidas de rojo, era inimaginable pensar que hubiera alguna frase azul que pudiera contrarrestar su estruendoso poder. No quería decir nada, pero al mismo tiempo lo decia todo.
Pero sobre aquellas frases que, pronunciadas por un candidato, ubican inmediatamente a su rival, el ejemplo clásico de la política colombiana lo constituye el "no se puede " de Alfonso López Michelsen, que de inmediato dio nacimiento al "sí se puede" de Belisario Betancur, sin duda alguna el eslogan que logró darle identidad a la campaña y al que muy seguramente se le debe el impulso de su triunfo electoral. Repasado históricamente el episodio es indudable que López tenía razón. El programa de la vivienda sin cuota inicial resultaría más adelante un estruendoso fracaso pero eso no le importaba al votante. Ante él tenía a un hombre que decía que no se podía, y a otro que le aseguraba que sí. El gran pesimista contra el gran optimista. Pero, sin importar que López tuviera o no razón, su frase del "no se puede" ubicó políticamente a su adversario con un "sí se puede" que, visto en lenguaje tenístico constituyó un espacio por el cual Belisario clavó la bola y se ganó el game electoral.
Me llama la atención que el fenómeno podría estarse repitiendo, a no ser que en las toldas liberales lo contrarresten. Por lo menos Samper ya le salió al quite en Manizales, la semana pasada. Pero la frase contenida en el documento del ex presidente Turbay en el sentido de que "la moral no puede ser una bandera electoral sino una regla de conducta propia del ciudadano y de las comunidades" podría llegar a constituirse en el "no se puede" de la campaña electoral para los liberales.
Así lo entendieron de inmediato las toldas azules cuando Pastrana salió a manifestar al día inmediatamente siguiente a la fecha del comunicado su gran sorpresa por el hecho de que el liberalismo "descartara el tema de la moralidad de la campaña presidencial" .
Y qué decir de Enrique Parejo. La frase del comunicado permitió producir uno de los amagos liberales divisionistas más delicados en lo que se vislumbra que será esta contienda. Parejo llegó incluso a pedir la renuncia del ex presidente Turbay como jefe del partido. Lo que llevó a una respuesta violenta del ex presidente, descalificando la autoridad moral de Parejo para pedirle dicha renuncia, y aclarando que "la defensa de la moral no debe hacerse esperando contraprestaciones electorales, porque la moral es un concepto ético anterior y superior a los partidos" Qué caray. A mí me parece que Turbay tiene razón. No se defiende la moral en la política a cambio de unos votos, porque es un presupuesto fundamental de la política. No se es moral a la hora de ir por lo votos, sino siempre, en todo momento y en todo lugar. No existen partidos abanderados de la moral ni partidos enemigos de ella, sino conductas inmorales que pueden comprometer a las personas o a los partidos, sobre todo si las cometen en su nombre. Pero eso ya no importa. Porque la frase del comunicado de Turbay le dio a Andrés Pastrana, en esta campaña que comienza, su primer "issue" como lo llamarían los norteamericanos, y además un "issue" que es tremendamente popular entre los colombianos, más que nunca en esta época en la que la moral se castiga permanente e impunemente en estamentos oficiales que arrancan en el Congreso y nunca se sabe dónde terminan.
Sin duda alguna, y así el ex presidente Turbay tenga la razón, el tema de la próxima campaña electoral será la moral con todos sus antónimos: putrefacción, podredura, pudrición, pudrimiento, descomposición, sepsis, fermentación, infección, pus, moho, tomaína, bacteria, corruptela, vicio, perversión y depravación de la política.
El primero de los contrincantes que logre hacerse a esta bandera tendrá parte del camino recorrido. Y desgtaciadamente la frase del ex presidente Turbay, que no por cierta deja de ser tremendamente torpe, le ha dado la largada a esta carrera por la presidencia de Colombia con uno de los contendores en uso de una incomoda ventaja.
Depende de él aprovecharla, y de los colombianos, comerle el cuento.

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