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LA GUERRA YA ESTA AQUI

Antonio Caballero
16 de agosto de 1999

El ex presidente López Michelsen piensa ahora que los guerrilleros de las Farc y el ELN son
simples terroristas y bandidos a los que hay que tratar en consecuencia: no con negociaciones, sino a
plomo. No es el único. Es una opinión que parece extenderse cada día más. Pero no porque los guerrilleros
hayan cambiado de naturaleza en los últimos 15 años: digamos desde cuando el mismoex presidente López
iba, vestido de Gran Cazador Blanco, a visitarlos en la Casa Verde. Eran entonces lo mismo que son
ahora: terroristas, bandidos _y guerrilleros_. También entonces mataban soldaditos en emboscadas,
secuestraban civiles para exigir rescate, asaltaban pueblos para saquear la Caja Agraria y volar la estación
de Policía. Y también estaban alzados en armas contra el sistema. Tal como hoy, pero por allá. En esos
mismos días, el eterno candidato presidencial Gómez Hurtado se negó por su parte a ir también a Casa Verde
con el argumento de que él no viajaba a "esas lejanías". Pero no es que los guerrilleros le parecieran más
bárbaros o peores que a López. La discrepancia sólo nacía de viejos gustos personales: así como a López
siempre le ha gustado el folclor, a Gómez nunca le gustó. Y en aquellos tiempos la guerrilla todavía podía
ser considerada una manifestación del folclor.La única diferencia que existe entre entonces y ahora es
geográfica: aquellas lejanías de entonces ya no quedan tan lejos. El ELN llega en Cali hasta Ciudad Jardín.
Las Farc están en Anapoima (y en Bogotá, y en Medellín). No es que hayan cambiado de naturaleza: es solo
(y es mucho) que se han fortalecido militarmente. Gabino y Antonio García no son distintos del cura Pérez, ni
el 'Mono Jojoy' es distinto de Jacobo Arenas. Y en cuanto a 'Tirofijo', sigue siendo el mismo 'Tirofijo' de
siempre, en carne y hueso. La única diferencia, repito, es que ahora son más fuertes (en gran medida
gracias a que lo que representaban siguió siendo desdeñado por los poderosos como mero folclor); y por ser
más fuertes están mucho más cerca. Ya no pertenecen al ámbito del folclor, sino al de la política. La guerra
ya no ocurre en las lejanías: está aquí.¿Qué hacer? Las opiniones están divididas. Un 70 por ciento de los
encuestados en un reciente sondeo de El Espectador piensa, como López, que hay que echar plomo, y es
una tesis que viene siendo defendida desde hace muchos años por muchos políticos y periodistas de
opinión. Pero no es sólo una tesis: es además una práctica que lleva casi medio siglo siendo aplicada, sin
otro resultado tangible que el de que la guerra se haya salido de madre y haya llegado hasta aquí. Dicen
sus partidarios que hay que fortalecer al Ejército y profesionalizarlo. Yo no recuerdo que en estos
50 años se haya hecho cosa distinta de fortalecer al Ejército, y en cuanto a su profesionalización, se habla
de ella desde hace casi 100. Cada año crece la parte del presupuesto nacional que se gasta en defensa
_quiero decir, en guerra_; Colombia es ya el tercer receptor de ayuda militar norteamericana en el mundo
(después de Israel y Egipto); y el ministro y los generales acaban de viajar a Washington para pedir todavía
más. Pero el Ejército sigue siendo el mismo ineficiente aparato integrado mayoritariamente por
reclutas miserables del campo que ni siquiera saben por qué combaten: aunque intuyen que combaten por
defender un sistema que los mantiene a ellos en la miseria, y por eso combaten mal. Los belicistas dicen
entonces que hay que fortalecer también a los paramilitares, más eficientes que el Ejército (y un 82 por ciento
de encuestados se opone a que el Estado los persiga). Pero tampoco lo de los paramilitares es una
novedad. Ya se ha hecho en Colombia, con resultados catastróficos. Paramilitares fueron los 'pájaros' y los
'chulavitas' conservadores de los años 50; y, del lado liberal, paramilitares eran también las guerrillas que
después se convirtieron en simple chusma de bandoleros (o dieron origen a las Farc).Del otro lado están los
partidarios de la negociación, como el presidente Andrés Pastrana. Siempre los ha habido también, al menos
desde los tiempos de Belisario Betancur. Pero siempre, también, han pretendido que la negociación con
los alzados en armas (llamados guerrilleros o bandidos, da igual) fuera suficiente en sí misma. Nunca
tomaron en serio, salvo como recurso retórico, la diferencia que hacía Betancur entre los 'factores
subjetivos' y los 'objetivos' de la subversión. Y Pastrana va por el mismo camino, para desgracia del país.
Parece creer él también, como López hace 16 años, que la guerrilla es sólo folclor: de ahí vienen los
espectáculos circenses del Caguán. Sigue sin tomar la guerra en serio.Pero la guerra ya está aquí. Y mientras
más se demoren en tomarla en serio los dueños del poder, más terrible va a ser. Y más van a perderla.n La
diferencia con la guerrilla de hace 15 años es que ahora es más fuerte y ya no pertenece al ámbito del folclor.
Y que no está en las lejanías

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