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LA JAULA DE ORO

Semana
22 de febrero de 1999

La esperada competencia entre Cambio y Semana ya está arrojando sus primeros frutos. La
semana pasada, por ejemplo, tuvimos la oportunidad de leer sendas entrevistas con los tres personajes
más influyentes en Colombia: Julio Mario Santo Domingo, 'Tirofijo' y Madeleine Albright. ¿Y el presidente
Pastrana, me dirán? No, el presidente Pastrana, a pesar de su cautivadora audacia,no figura en el top three.
Como tampoco hubieran figurado Gaviria, Barco, Belisario o Turbay. Los presidentes no están en el podio de
los poderosos, no tanto por el carácter efímero de su mandato sino porque desde hace muchos años a
Colombia la gobiernan los intereses particulares. Sobre todo los de Julio Mario Santo Domingo, 'Tirofijo' y
Estados Unidos.El interés de Julio Mario es centelleante como el oro: el capital. Nos dimos cuenta cómo lo
protegió tan celosamente durante los meses turbulentos del proceso 8.000. Mientras el gobierno Samper
naufragaba en un mar de denuncias y cuestionamientos, el Grupo Empresarial Bavaria mantuvo un silencio
estratégico que le permitió capitalizar económicamente la ilegitimidad gubernamental, a pesar de que hoy el
magnate le diga a Cambio que "le desagradó todo lo que se supo sobre los dineros calientes de esa
campana". Pero bueno, dentro de la inexorable lógica de la acumulación del capital, estaba defendiendo _y
extendiendo_ su conglomerado. El interés de 'Tirofijo' no necesita preámbulos: es el poder. Y toda su
artillería y su combinación delincuencial de formas de lucha (masacres, secuestros, boleteo, etc.) están
encaminadas hacia ese fin revolucionario, por muy anacrónico que pueda parecer. 'Tirofijo' está tan empeñado
en su cometido que hasta le comentó a esta revista que ya tiene un modelo de socialismo para cuando
asuma el poder: "Cuando lo seamos (un gobierno), lo hacemos", dijo sin ningún pudor. Y el interés de
Estados Unidos se lo volvió a dejar claro a Colombia, por enésima vez, Madeleine Albright: la droga. Sus
palabras fueron: "El tráfico de drogas, el lavado de dinero, el contrabando son los temas que afectan nuestros
dos países". Pero como si los anteriores intereses particulares fueran pocos, también tenemos los de los
comerciantes, los gremios, los paramilitares, la mafia, el Ejército, los sindicatos, las multinacionales, etc.
Hasta los políticos privatizaron hace mucho tiempo la política para satisfacer sus ansias
burocrático-clientelistas. Quizás al único político que se le ocurre meditar sobre el interés público sea al
Presidente de la República. Pero en la madrugada, cuando todavía tiene la mente despejada y no le han
llevado a la cama el jugo y los periódicos. Porque a medida que transcurre el día, la humareda de las guerras
cotidianas y el musculoso forcejeo de los intereses particulares van desdibujando el verdadero sentido para
el cual fue elegido y lo van aprisionando en una jaula de oro sin que pueda hacer nada para impedirlo.Muy a
pesar del bien común, cogobiernan pues los particulares. En especial los del top three. Julio Mario Santo
Domingo, que a través de su archipiélago empresarial financia gran parte de las campañas políticas del país
y coopta así la independencia del gobierno y el Congreso (y de paso las altas Cortes) para proteger sus
intereses económicos. 'Tirofijo', que a punta de plomo y terror está gobernando en las alcaldías, los concejos
y las asambleas de más de 400 municipios del país, y que pronto va a empezar a legislar mediante un
posible proyecto que el propio 'Tirofijo' ya bautizó 'Ley de canje'. Y Estados Unidos, que viene mandando en
Colombia desde mucho antes (digamos que desde la usurpación del Canal de Panamá), y que desde su
paranoica obsesión con el tema de la droga nos impone a dedo sus condiciones bélicas: fumigación,
asesores militares, helicópteros, fusiles de asalto. Los pocos políticos que en Colombia han luchado por
defender el interés público (Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo, Jorge Eliécer Gaitán, entre muchos otros) los
han asesinado porque sus pretensiones altruistas eran incompatibles con dos intereses particulares tan
sólidos como peligrosos: la mafia y la politiquería. Entonces no nos engañemos con el cuento de la silla vacía.
Para la foto, sí, el puesto le correspondía a 'Tirofijo'. Pero para la historia, la silla vacía es para la clase
política que ha sido incapaz de defender el interés público, es decir de gobernar para el común de los
colombianos.Ojalá esta fecunda competencia periodística nos sorprenda la próxima semana con una entrevista
con la cuarta persona más influyente del país: Gilberto Rodríguez Orejuela (con foto a color desde su
celda-comando). Y la siguiente semana, ahí sí, una charla con el Pre. Desde su celda de oro.

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