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LA LEY HIPOCRITA

Antonio Caballero
13 de enero de 1997

En torno a la ley de extinción retroactiva de dominio para los narcotraficantes (que en el momento de escribir este artículo seguía en veremos) se ha derramado mucha erudición jurídica, mucha indignación patriótica, mucha exaltación moral. Hasta los dueños de los grandes grupos económicos, poco aficionados a mojarse las alas, han terciado para decir pública-mente que la consideran necesaria y saludable. Se me ocurre, sin embargo, que lo que ha faltado en el tema es sentido común: porque se trata de una ley, en mi modesta opinión, antijurídica, peligrosa, inaplicable, superflua, estúpida e hipócrita.Pero vayamos por partes.Se trata de una ley antijurídica. De acuerdo con los más elementales principios del derecho ninguna ley puede ser retroactiva. Pero en Colombia, que no es tierra de juristas sino de leguleyos, nos la pasamos violando alegremente esos principios por la sencilla razón de que somos incapaces de aplicar la ley, cualquiera que ella sea: de modo que la reemplazamos por otra, coyuntural y absurda. Como no podemos capturar a ningún secuestrador para meterlo en la cárcel, instauramos la pena de muerte para los secuestradores. Como no conseguimos castigar a los guerrilleros que arrancan pies y piernas con sus minas 'quiebrapatas', decidimos que no son guerrilleros sino 'narcoguerrilleros', a ver si así Estados Unidos los pide en extradición (que no sabremos aplicar). Como no conseguimos que los jueces ordinarios condenen a ningún delincuente, inventamos jueces sin rostro o jueces militares. Todas nuestras múltiples reformas de la justicia vienen de nuestra incapacidad para impartir justicia. Pero reformar la justicia en contra del derecho no la hace más eficaz: se limita a volverla menos justa.La de la extinción de dominio es, además, una ley peligrosa. Porque se presenta como un instrumento contra los narcotraficantes (que son los 'malos' por excelencia), pero puede ser aplicada contra cualquiera, por 'bueno' que nos parezca. Contra esas empresas multinacionales (a las cuales por otro lado se les garantiza que sus inversiones no serán expropiadas) si, por ejemplo, se descubre (como se sabe ya) que sus contratos fueron obtenidos mediante sobornos, o mantenidos gracias al pago de secuestros. O contra los grandes grupos económicos mismos: si, por ejemplo, alguien se atreviera a insinuar que Santo Domingo compró Sofasa con los impuestos que evadió Bavaria. ¿O es que el único origen ilícito del dinero con que se adquiere un bien es el narcotráfico?Y es, por eso mismo, una ley inaplicable. Por dos razones. La primera es que para aplicarla habría que demostrar primero ese origen ilícito: esa evasión de impuestos, o ese soborno, o ese narcotráfico. ¿Cómo se prueba, digamos, que Drogas La Rebaja, negocio legal de los Rodríguez Orejuela, se montó con dineros ilegales? Y si la presidencia de Ernesto Samper se adquirió con esos mismos dineros, aunque fuera a "sus espaldas", ¿se va a extinguir el dominio que un ministro nombrado por él haya adquirido con sus sueldos sobre un carro o sobre un apartamento? O, yendo aún más lejos, ¿se va a extinguir el dominio que la 'cuota política' de un parlamentario nombrado en Telecom o en Invías a cambio del voto favorable a la ley de extinción de dominio expresado por ese parlamentario tenga sobre su salario? Esa es la segunda razón práctica de la inaplicabilidad de la ley: que la mitad de la economía y la mitad de la política del país reposan sobre dineros de origen turbio: no sólo del narcotráfico, sino del peculado, del secuestro, del contrabando, de la compraventa de votos, del atraco en carretera, o hasta del parricidio cometido por un hijo impaciente para lograr su herencia. ¿Se va a extinguir el dominio sobre la mitad de los bienes del país?Y es una ley superflua. Pues si es verdad, como sus defensores dicen, que el delito no puede ser fuente de derechos, no se necesita una ley nueva para especificar que determinado tipo de delito (el narcotráfico) no los genera. ¿Los genera acaso el robo, o el agrandamiento de una finca mediante presiones paramilitares? Para que los narcos _o los parricidas_ perdieran el domino sobre bienes delictuosamente adquiridos bastaría con aplicar las leyes sobre narcotráfico o sobre parricidio que ya existen.Es una ley estúpida. Porque pretende compensar la inoperancia de todas las demás leyes, pero de una manera simplemente simbólica. Tampoco ella será aplicada, no sólo porque sus efectos serían cataclísmicos, sino porque se hace, como todas las demás, sólo para mostrarla, y a sabiendas de que es inaplicable. Es una ley hipócrita. Dictada porque hace falta en Colombia el sentido común necesario para abolir y pedir la abolición universal de otras leyes estúpidas e hipócritas, inaplicables, antijurídicas y peligrosas, y, ellas sí, favorables a los narcos: las que prohíben el tráfico de drogas. Esas son las que les dieron el dinero necesario para adquirir el dominio que ahora se finge querer extinguir. Sin esas leyes perversas, los narcos no serían ricos. Ni serían narcos. nn La ley de extinción de dominio es antijurídica, peligrosa, inaplicable, superflua y estúpida, porque es hipócrita

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