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LA RAZON DE TIROFIJO

Antonio Caballero
18 de enero de 1999

Manuel Marulanda, 'Tirofijo', fue escogido 'hombre del año' por esta revista. Hubo protestas. Un guerrillero, un criminal, etcétera. ¿Por qué no el presidente, que es siempre el 'hombre del año' en este país presidencialista? Pues yo diría que por lo menos por tres motivos. El primero es que fue 'Tirofijo' quien nombró este año al pre-sidente. El segundo es que quien está ejerciendo el poder presidencial es él. Y el tercero es que tiene razón en lo que propone, y en cambio el presidente titular no.
Que un guerrillero haya designado al presidente es novedoso pero no especialmente sorprendente. A Samper, la vez pasada, lo eligió un narcotraficante. A Gaviria, la anterior, lo nombró un huérfano. Pero ni Gilberto Rodríguez ejerció la presidencia en lugar de Samper, ni el niño de Galán gobernó en vez de Gaviria. Y en cambio 'Tirofijo' sí lo está haciendo en sustitución de Andrés Pastrana. Tanto en los aspectos puramente formales (los discursos de Pastrana por televisión no los oye nadie, y en cambio las conversaciones de 'Tirofijo' por radio de onda corta concitan la atención de todo el mundo), como en los de fondo: es Marulanda, y no Pastrana, el que dicta la agenda de prioridades del gobierno, desde los peajes en las autopistas (caso Chinchiná) hasta el 'tempo' de las negociaciones de paz. Si 'Tirofijo' convoca a los tres poderes (y más aún al cuarto, el de la prensa) los tres poderes van; a Pastrana, en cambio, lo chantajean primero. 'Tirofijo' gobierna sin moverse de su mansión presidencial de Caquetania. Pastrana, en cambio, viaja ignorado por todo el mundo, que era la tarea ingrata que se reservaba a los vicepresidentes.
Y lo más importante, digo, es que 'Tirofijo' tiene razón en lo que propone, mientras que Pastrana sólo propone cosas en las que no tiene razón.
No voy a hablar aquí de cuestiones tan importantes como la política agraria, el manejo de los recursos naturales, la reforma política, las relaciones exteriores, la inversión extranjera, el papel de las Fuerzas Armadas del Estado, o los narcocultivos. En todo eso interviene un tercero en discordia que es el gobierno de Estados Unidos, y trataré el asunto la semana que viene. Ahora me voy a limitar a comparar las propuestas de 'Tirofijo' y las de Pastrana, serias las unas y frívolas las otras, a propósito de la guerra y la paz.
Para Pastrana _para el gobierno, y para el 'establecimiento' en su conjunto; los obispos y la prensa, los gremios y las señoras de sociedad, los politiqueros y los generales_ el problema es la guerra. Si esta se acaba _es decir, si se negocia, se pacta y se firma la paz; o si, militarmente, se aplasta a la guerrilla_, el problema se acaba. Para 'Tirofijo' no es así. El considera, con razón, que la guerra no es el problema, sino simplemente la manifestación del problema. Su consecuencia y su síntoma, del mismo modo que la fiebre es sólo la consecuencia y el síntoma de la infección que devora un organismo. Por eso 'Tirofijo' propone tratamientos (acortados o no: esa es otra cuestión) para la infección que tiene enferma a Colombia, en tanto que Pastrana se limita a ofrecer alivios para la fiebre: diálogos, cese el fuego, respeto a los derechos humanos, poder local para los guerrilleros 'buenos', ayudas económicas para las 'zonas de conflicto'. Al tiempo que, con su política general _económica, de seudo-reforma institucional, de intervención norteamericana en el conflicto_ agrava la infección.
Ahora: es evidente que 'Tirofijo' también, por su parte, agrava la infección. No por sus objetivos, que son sensatos y plausibles, sino por sus métodos, que corrompen esos objetivos. El tráfico de drogas se queda para la semana que viene, pues forma parte del aspecto norteamericano del tema. Pero está en primer lugar el horror del secuestro. Ese doble horror de infamia que hemos visto en estos días practicar a las Farc de 'Tirofijo' con la niña de 15 años secuestrada por su gente cuando iba a pagar el rescate de su padre.
Tales métodos no sólo han corrompido moralmente a las Farc, volviendo aterradora la posibilidad de que lleguen a alcanzar sus objetivos, sino que además han generado una reacción igualmente espantosa: el paramilitarismo. Pues no hay que olvidar que, así como los abusos del 'establecimiento' dieron origen a la respuesta defensiva de la guerrilla, así también los abusos de la guerrilla han dado origen a las 'autodefensas' paramilitares. No hay que olvidar, para poner un ejemplo, que la organización de los hermanos Castaño nació para vengarse de las Farc, que después de cobrarles rescate por su padre secuestrado se lo devolvieron muerto.