Home

Opinión

Artículo

JOSÉ MANUEL ACEVEDO

La trampa de la U

El partido del presidente-candidato, Juan Manuel Santos, ha quedado en manos de dos sahagunenses cuyo desempeño en el Congreso es francamente lamentable.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
15 de marzo de 2014

No es de Roy Barreras ni de Armando Benedetti, ni siquiera de Sergio Díaz-Granados. El partido más votado en las elecciones del domingo tiene dos nuevos dueños de los que el país sabe muy poco, excepto por sus resultados electorales sorprendentemente altos.

La U, el mismo partido del presidente-candidato, Juan Manuel Santos, ha quedado en manos de dos sahagunenses cuyo desempeño en el Congreso es francamente lamentable.

Me refiero, claro está, a Musa Besaile y Bernardo el ‘Ñoño’ Elías, los dos senadores más votados dentro de ese partido el pasado 9 de marzo. Ambos creen que la prensa bogotana los persigue por costeños, pero la realidad es que los dos políticos nos deben muchas explicaciones a todos los colombianos sobre la forma como adelantaron su campaña.

Nadie les ha podido probar los 50.000 pesos por voto que dicen que pagaron en su departamento natal. Nadie tampoco sabe cuánta plata exactamente se gastaron en su pomposa campaña, pero tal parece indicar que los 285.000 votos que suman entre los dos los convierten en dueños y señores de su partido, de la reelección presidencial y de quién sabe cuántos contratos y cupos indicativos más.

No es que La U le haya hecho trampa al uribismo. Es que el partido quedó entrampado en las mañas de Musa Besaile y el Ñoño Elías. Tanto Juan Manuel Santos como Sergio Díaz-Granados son responsables de aquella pirueta que les puede terminar resultando demasiado cara.

Desde Roberto Prieto, pasando por el gordo Bautista y llegando al consultor J. J. Rendón, el aparato reeleccionista se dedicó por completo a garantizar el ‘éxito’ electoral de la U. Los de Cambio Radical y los liberales no le deben un solo voto al presidente. Las órdenes de Palacio siempre fueron impulsar a los candidatos de la U, y dentro del paquete los más beneficiados terminaron siendo Musa y el Ñoño.

Después vino la apuesta de Sergio Díaz-Granados. El director del partido de La U les dijo a sus candidatos al Senado que quien obtuviera la máxima votación se quedaría con la presidencia del Congreso. Así las cosas, el 7 de agosto veremos con casi toda seguridad al señor Besaile poniéndole la banda presidencial al reelecto presidente Juan Manuel Santos.

Musa Besaile, cuyo mayor logro en los años que ha estado en el Congreso fue ser ponente de un proyecto de ley “por medio del cual se declara Patrimonio Artístico y Cultural de la Nación el Festival de Acordeoneros y Compositores ‘Princesa Barají’, de Sahagún, Córdoba”, tendrá ‘el honor’ de ser el primer presidente del parlamento que se posesiona el próximo 20 de Julio.

Lo de menos será eso. Los cuatro años que están por venir pueden ser un horror con el presidente de la República hipotecado a los Ñoños y a los Musas.

Habría sido preferible que Santos terminara comprometido con Horacio Serpa, con Simón Gaviria o con el propio Vargas Lleras. Acabar en manos de estos dos personajes oscuros a los que él mismo ayudó a promover no lo justifica, ni la paz que cacarea ahora en tiempos de campaña el candidato-presidente.

Sí que se ha hecho mucho, y cuánto más faltará por hacer, con Musa y el Ñoño dueños del país…

***
3.600.000 colombianos dijimos en las urnas: ¡No más Parlamento Andino, por inútil y costoso! Que los partidos políticos que se presentaron en esa absurda elección entiendan que no pueden someternos a una nueva votación. El pueblo indignado se ha pronunciado y ha puesto punto final a una discusión de la que no quisiéramos saber nunca más.

Twitter: @JoseMAcevedo

Noticias Destacadas