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LAS DIFICULTADES DE LA REACTIVACION

Semana
14 de febrero de 1983

La economía es una ciencia gris oráculo de pesimistas. Pero más bien poco en nuestro país donde parece que fuera de color rosado pastel. En el debate actual sobre como salir de la recesión que asola al país se advierte tanto en la posición monetarista como en la keynesiana (Fedesarrollo, Ocampo) y la heterodoxa (Ernesto Samper), para llamarla de algún modo, una actitud que supone que, de alguna manera, la ingeniería económica o ciertos remedios nos van a sacar de la protactada recesión que afecta a Colombia en forma cada vez peor desde hace 4 años. Se trata de una actitud optimista frente a una economía capitalista mundial que marcha de mal en peor desde 1971 y que trata muy superficialmente los vínculos que hay entre Economía nacional y economía mundial para poder asegurar qué medidas nacionales nos salvaran de la crisis.
Yo me voy a permitir disentir afirmando que los desequilibrios que vive la economía mundial y que han sido absorbidos de manera específica por la economía colombiana son de tal magnitud que difícilmente se puede salir de la recesión adoptando ciertas políticas económicas, aunque éstas tengan influencia en agravar o aligerar los males. Estos males son tan profundos que no pueden ser erradicados en un plazo, digamos que mediano, para que no se nos acuse de pesimistas.
El desequilibrio más grave que confronta la economía nacional es un déficit de balanza de pagos que este año se proyecta en USS 1.500 millones, 5% del PIB y que informa que estamos exportando un 40% menos de lo necesario para financiar adecuadamente las importaciones. Este déficit tiene que ver con la revaluación del peso colombiano, pero mas aún con la recesión internacional, la intensificación de la competencia internacional y el aumento de las barreras proteccionistas en todos los países. Es sorprendente que ante la magnitud del déficit Fedesarrollo mantenga la calma y diga que tenemos suficientes reservas sabiamente acumuladas en el pasado para pagar por el déficit y además nos podemos dar mucho más. Me parece que la situación es grave en especial porque tenemos un déficit de gran cuantía con la economía recesionada, es decir con una demanda por importaciones debilitada y con la presencia de capacidad excedentaria que puede ex portarse. Si la economía se reactivará, la demanda por importaciones se elevaría, los excedentes exportables se reducirían y el déficit cambiario se empeoraría considerablemente. Así las cosas, el primer obstáculo de una reactivación es una capacidad para importar restringida que no puede ser ampliada suficientemente consumiendo las reservas o endeudándonos en un mercado de capitales internacionales cada vez más receloso. La única manera de salvar esta barrera es que la reactivación venga generada por una ampliación de las exportaciones, pero eso ya depende del capitalismo mundial y no de Fedesarrollo.
Imaginemos ahora el escenario que surge si se aplica una política económica reflaccionista por medio del aumento del déficit fiscal, del credito privado y de los salarios que eventualmente haran reaccionar la inversión privada y ésta la demanda por importaciones. El déficit cambiario sube, digamos, a USS 2.500 millones, se angotan las reservas, viene una devaluación masiva, se disparan los precios y la especulación en varios mercados. Tenemos ahora una reactivación abortada que hace explosión de precios.
El problema del análisis de Fedesarrollo, más aún el de Bejarano, que es la misma melodía pero con sordina, es que ven la crisis fundamentalmente como resultado de un faltante de demanda. Se trata entonces de una posición subconsumista: si tan sólo se mejoran las condiciones de demanda se superará la recesión. Por eso minimizan el impacto de las condiciones internacionales sobre la economía nacional que obviamente han determinado grandes caídas en la producción, el empleo, los términos de intercambio y la misma demanda interna. Estas caídas son tan fuertes que difícilmente podrán ser subsanadas por medio de un inflamiento de la demanda interna; ademas uno no puede contar con que éste gobierno conservador va a favorecer los salarios contra las ganancias y las rentas del suelo.
A la economía colombiana, por lo demás, le viene sucediendo algo similar a lo que sucede con la mayoría de las economías capitalistas del mundo: pérdida de productividad, caída de la tasa de ganancia, elevación del tipo de interés agotamiento del impulso del dinero barato y el déficit fiscal para lograr aumentos de la producción y también agotamiento de las políticas monetaristas para curar la inflación que más bién han intensificado la recesión "natural". Se trata, en definitiva, de problemas más graves que un mero de demanda efectiva. Por ello, medicinas que actúan unilateralmente sobre la demanda mejorarán un poco las condiciones de venta de todas las mercancias, pero de ninguna manera atacarán el problema de la ganancia de los capitalistas, el de la productividad, el de la inflación y devaluación y el de la competitividad internacional. A esto se podría sumar el problema del estancamiento agricola en Colombia similar al de la barrera cambiaria: si se amplía la demanda interna frente a una agricultura estancada y protegida, los resultados será más alzas de precios que de producción. Habría entonces que decretar el libre cambio para los alimentos que nunca fue ni será bandera del partido conservador que cuida bién de las rentas del suelo.
Por último queda por ver que los asesores liberales son muy generosos con sus propuestas salariales... desde la oposición. Cuando estan en el gobierno suponen que los salarios son un costo para los patronos que hay que que reducir. Una vez libres de responsabilidad, dicen que los salarios sólo son un gasto que sería muy conveniente aumentar...--

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