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Elecciones 2018: una oportunidad para la paz

En cualquier país del mundo la culminación de un conflicto interno daría para hacer la más fastuosa celebración de fin de año. En nuestro país, con la venida del Año Nuevo, nos podemos quedar sin paz y entrar a una guerra sangrienta sin tregua que podría producir otras 6 millones de víctimas.

Germán Calderón España, Germán Calderón España
26 de diciembre de 2017

Los intereses de la derecha por volver al poder y descuartizar la política de paz, apuntan a sesgar cualquier asomo de los ex guerrilleros a la participación política, a la reinserción social y a la terminación de la violencia, con un amplio respaldo de los seguidores hostiles a la causa de la paz y a la de Santos.

Detrás vienen discípulos que intentarán arañar la oportunidad de estar en la segunda vuelta para lograr un consenso de apatías a todo lo que huela a izquierda, guerrilla, paz, tranquilidad, menos muertes, etc.

Por otro camino van quienes al tambor de la izquierda, y ante la caída de los imperios liberal y conservador, pretenderán ganarse los votos de un pueblo maltratado por el bipartidismo que no permitió la innovación y que galopó por los senderos de la corrupción que desfondó el erario público. Ahí están Petro, quien a cuesta de la lenta actitud peñalosista a los problemas de Bogotá asciende electoralmente; Fajardo, que arrastra una espuma que se dividirá cuando se choque con el uribismo paisa; y Vargas Lleras, que va apartando con el poder punitivo del Estado a cuanto baluarte se muestre fuerte en el equipo de otro candidato.

No vaya y a todos se les encrespe Petro por su capacidad de persuasión en las nuevas generaciones, entre los vulnerables y ante las facciones liberales del desarrollo humano que no vota tradicionalmente.

El conservatismo desapareció con algunos destellos pastranistas arrodillados a Uribe, Ordoñistas buscando pista en la ortodoxia y oficialistas que cuando rasparon la olla de Santos lo dejaron a su deriva.

El liberalismo se suicidó en la consulta y ya no tiene aire, porque tampoco oxigenó sus bases.

Por esa visual electoral para el 2018 adviene una inseguridad inminente y peligrosa para la paz, porque bien podrían clasificar a segunda vuelta dos candidatos de la derecha que con un solo acto retrotraigan el proceso y nos lleven a una verdadera guerra civil que produzca más víctimas de las ya arrojadas por 60 años de violencia. En esa guerra combatirán y morirán nuestros hijos y nietos.

¡Oh querida y anhelada paz! ¡Oh Colombia adolorida y cansada! ¿Cuándo dejarás de sangrar? ¡Compatriotas! Permitamos todos que las elecciones de 2018 sean una oportunidad para la paz.

(*) Gutiérrez Morad & Calderón España. Abogados Constitucionalistas.

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