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DIANA SARAY GIRALDO Columna Semana

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Las lágrimas de Ballesteros

Con la renuncia a su fuero, ahora le corresponde a la Fiscalía lograr que Edwin Ballesteros diga la verdad de lo que sabe. Ojalá lo logre, porque somos los santandereanos los que llevamos décadas llorando de ver cómo nos roban impunemente.

Diana Giraldo
18 de septiembre de 2021

Apostado en el atril frente a la plenaria de la Cámara de Representantes, Edwin Ballesteros, congresista del Centro Democrático por Santander, pidió la palabra. Intentó hablar: “.. por más de tres años como representante a la Cámara… le he puesto el corazón…”, y rompió en llanto. La sesión se interrumpió para darle tiempo al congresista de componerse. Luego, de nuevo, con la voz entrecortada, renunció a su curul, pues según dijo, en la investigación que la Corte Suprema de Justicia le abrió se habíanvulnerado sus garantías constitucionales. Lloró, y mientras se retiraba del recinto, sus compañeros de partido, en cabeza de Jennifer Arias, presidenta de la Cámara, lo abrazaron y lamentaron su renuncia.

Nadie pidió aquí explicaciones de por qué la Corte Suprema abrió indagación contra el hoy excongresista ni le reprochó el porqué abandonaba su fuero de congresista para zafarse del poder investigador de la Corte Suprema.

Pero, ¿cómo no va a llorar Ballesteros?

El excongresista santandereano fue vinculado a la investigación que la Corte adelanta contra su amigo de tantos años, compañero de bancada y exgobernador de Santander, Richard Aguilar Villa, cuando su nombre apareció mencionado en el caso de corrupción de la remodelación del estadio Alfonso López de Bucaramanga, donde tanto contratista y exsecretaria de Infraestructura han confesado el pago de coimas y el direccionamiento de contratos. Por estos testimonios el exgobernador Aguilar permanece hoy detenido.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si según los testigos, como gerente de la Empresa de Servicios Públicos de Santander (Esant), cargo que ocupó por designación de Aguilar entre 2014 y 2016, participó también de la entrega amañada de contratos, a través de pliegos que se ajustaran al contratista elegido para robarse los recursos públicos.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si el interventor del mentado contrato del estadio, Andrés Mauricio Díaz Herrera, le ha dicho a la Fiscalía que el contratista Octavio Reyes le confesó haber sacado 2.000 millones de pesos de esa obra “para la compra de unos contratos que serían adjudicados a él en el mes de diciembre de 2015 en la Esant, a través de su amigo Edwin Ballesteros y estos dineros fueron a parar a una campaña política”. La campaña a la que se refiere el testigo es la de Holger Díaz, candidato de Richard para sucederlo en la Gobernación y en la que Ballesteros trabajó activamente.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si este mismo testigo afirma que en noviembre de 2014, el mismo contratista del estadio “me comentó sobre un proceso de suministro e instalación de una planta compacta para el municipio de Enciso, que le prestara la experiencia de la empresa Kathosa Ltda, para que él pudiera montar unos pliegos de condiciones y direccionar este contrato que luego, cuando tuviéramos en nuestras manos los contratos del estadio, cuadraríamos un arreglo económico”. Efectivamente ese contrato que el testigo afirma fue direccionado por el excongresista a favor de Octavio Reyes le fue adjudicado en licitación de único proponente, por 470.439.548 pesos.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si el mismo testigo sostiene que para quedarse con ese contrato, hablaron directamente con el excongresista “con quien sostuvimos una conversación por un largo rato de tiempo en el que hablaron que la comisión por este contrato era del 16% y que esta sería pagada del anticipo del contrato de la Unión Temporal Enciso Potable y otros dineros saldrían del anticipo del estadio, con otros contratos más que serían adjudicados al señor Reyes Sarmiento en lo corrido del año 2015”.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si ¡qué coincidencia! firmó con Reyes Sarmiento los contratos de interventoría 3259 y 3295 de 2013 y 2488 y 2845 de 2014 y le entregó de manera directa la consultoría 157 de 2014, para la rehabilitación del alcantarillado de Sucre, bajo la figura de urgencia manifiesta.

Cómo no va a llorar Ballesteros, si Lenin Pardo, el esposo de la exsecretaria de Infraestructura Claudia Toledo, quienes son hoy los principales testigos en contra de Richard Aguilar, le dijo a la Fiscalía bajo juramento: “…que en el año 2015 se había entregado a Edwin Ballesteros la suma de 600 millones de pesos, quien le dice que son para Richard Aguilar y quien en contraprestación le autorizaría a Edwin Ballesteros, gerente de la Esant, asignarle a Octavio Reyes dos obras de alcantarillado a través de la empresa de servicios Públicos Esant, una en el municipio de Chipatá y la otra en el municipio de Barichara y que no le habían podido cumplir, porque después de haber trabajado el proceso y de estar ya publicados los pliegos, el Gerente Edwin Ballesteros renuncia a su cargo… y la nueva administración decide bajar de la página del Secop los dos procesos que estaban en curso, incumpliendo las promesas y quedando en el limbo el dinero entregado”. El mismo Lenin Pardo le dijo a la Justicia que recibió de Ballesteros el contrato de construcción del acueducto de Landázuri, por 4.346.389.231 pesos, como contraprestación por la ayuda que le brindaría a Richard Aguilar para su candidato Holger Díaz.

Ballesteros llora, porque sabe perfectamente lo que ocurrió en la administración Aguilar y hablar sobre eso es enfrentarse al clan más poderoso de Santander.

Con la renuncia a su fuero, ahora le corresponde a la Fiscalía lograr que Ballesteros diga la verdad de lo que sabe. Ojalá lo logre, porque somos los santandereanos los que llevamos décadas llorando de ver cómo nos roban impunemente.