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LAS LISTAS QUE A MI MAS ME GUSTAN

Semana
3 de diciembre de 1990

Si hubiera que escoger, de laS listas inscritas para la Asamblea Constituyente, la mejor conformada desde el punto de vista de equilibrio, la originalidad y el atractivo que ofrece al electorado, no hay duda de que la distinción habría que hacérsela a la de Antonio Navarro Wolf. Sin necesidad de meternos con el pánico que ha causado su bonanza en las encuestas de popularidad que quizá será tema de una próxima y decantada columna, el ex guerrillero, ni corto ni perezoso, demostró gran intuición política al integrar su lista con gente ajena al M-19, que ofreciera el atractivo de la variedad.
Y no sólo eso. Navarro hasta se lanzó en búsqueda de opiniones antagónicas: ahí, en tercer renglón, está Alvaro Leyva, caracterizado "camellador" de la paz del Gobierno con las FARC, cuyos miembros no propiamente están de "cuchis" con el (Eme). Y también llamó a su lado a Carlos Ossa, mal político pero buena papa, precursor del acercamiento del M-19 con el país, y hombre de reconocido equilibrio y ponderación.
Pero en renglón elegible también tiene Navarro a la poeta María Mercedes Carranza, quien no sólo constituye interesante representante del sexo femenino en la Asamblea, sino una mujer de inmensa inteligencia y sensibilidad.
Es una lastima, sin embargo, que Navarro se hubiera "tirado" su lista con la cuota que tuvo que entregarle a su propio movimiento -pecado de clientelismo puro en cabeza de Rosemberg Pabón, cuyas andanzas presentes aún despiertan fuertes sospechas de la opinión pública. Todavía no me explico porqué no le entregó Navarro un renglón tan alto a un antiguo compañero de luchas, joven, notablemente inteligente y pacífico de vocación como Carlos Alonso Lucio. "Favor no confundirlo con el tío"
La lista del social-conservatismo también ofrece alternativas mencionables. Augusto Ramírez Ocampo es un político a medio probar por el país, que a lo mejor en la Asamblea -si lo deja su jefe Misael-, podría permitirse una necesaria lucidita. Carlos Rodado Noriega es otra opción interesante: por estas épocas no es fácil encontrar gente joven e inteligente militando en los partidos institucionales. Y también está Rodrigo Llorente, que, excepción hecha de su antipatía institucional, constituye una socorrida reserva intelectual del país.
Pero sin duda uno de los mejores elementos de la lista pastranista es el profesor Sáchica, quien, más que un jurista maduro, es un constitucionalista moderno.
En la lista de Salvación Nacional están varios goditos tremendamente respetables como Raimundo Emiliani y Cornelio Reyes. Pero también hay nombres originales como el del ex gobernador santandereano Alvaro Cala, a quien el país apenas vislumbra en la extensión de su inteligencia y honorabilidad. La lista de Salvación Nacional cuyo defecto sobresaliente es lo tremendamente machista, constituye la mejor garantía para quienes temen la debacle constitucional.
En la lista de la Unión Patriótica aparece por fortuna el motor intelectualmente beligerante de Alfredo Vásquez Carrizosa. Sería imperdonable no tenerlo en la Constituyente. En la lista de Carlos Lemos, además del suyo, hay dos nombres especialmente buenos: el de Marcela Monroy, inventora del enredo de la séptima papeleta que culminó en semejante revolcón institucional, y el de Patricio Samper, hombre categóricamente probo a quien hubiéramos preferido ver en un segundo renglón, en lugar de un cuarto, donde su oportunidad como constituyente no estaría, como ahora, en "veremos".
Pero me gustan también otras dos listas de proyección nacional. La de Horacio Serpa, que trae en segundo renglón a uno de los pocos economistas constituyentes, Guillermo Perry. Y la de Jaime Castro, acompañado en un esperanzador tercer renglón en cabeza de Jesús Pérez, hombre "inrajable" en estas materias constitucionales.
En las listas regionales hay figuras novedosas como la del ex gobernador del Atlántico Guillermo Panizza, quien ofrece garantías de constituyente También está el historiador Alvaro Tirado, del que, hablando de asuntos institucionales, soy hincha institucional. Hernando Gómez Buendía, que pertenece a ese grupo de colombianos estudiosos que se habían venido preparando toda la vida, como presintiéndolo para una oportunidad como esta.
Pero claro. Igualmente hay listas por la que no votaría ni loca. No votaría por la lista de la ex gobernadora de Antioquia Helena Herrán de Montoya, quien después de acabar de quebrar a Focine, se la pasó tres años en la gobernación de su departamento insistiendo en que el narcotráfico era un fantasma.
No votaría por la lista del hermano de Luis Carlos Galán, porque es hora de que lo que queda de su movimiento deje de utilizar al líder asesinado como al Cid Campeador.
No votaría por Ramiro de la Espriella, columnista de El Espectador, por amargoso. Y definitivamente tampoco votaría por la lista del antioqueño Iván Marulanda, gustándome mucho él, porque el segundo renglón lo ocupa María Teresa Herrán, y va y sale. Nunca sabe uno qué tan perjudicial puede resultar la frecuente subida de la "bilis-rubina" de esta periodista, si coincide con su recorrido de los sacrosantos vericuetos de nuestra Constitución Nacional.
A mis favoritos, en unión con las llamadas listas de las fuerzas sociales (que constituyen una auténtica "caja de Pandora"), solo una última reflexión: el General Bonaparte dijo, señalando hacia los monumentos egipcios, en la batalla de las Pirámides -21 de julio de 1798: ¡Soldados! Pensado en que desde lo alto de esas pirámides 60 siglos los contemplan. Lo que traducido al presente permitiría decir: !Constituyentes! Pensado en que desde lo alto de esa Constitución, 104 años los contemplan".

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