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LAS PRUEBAS DE SERPA

Semana
1 de diciembre de 1997

La afirmación de la revista Newsweek de la semana pasada, en relación con unas supuestas pruebas de los vínculos de Horacio Serpa con el narcotráfico, levantó polvareda en Colombia. Por un lado, produjo las justificadas reacciones de Serpa, pidiendo que el gobierno de Estados Unidos sacara las pruebas o le concretara las acusaciones. Pero por el otro,muchos serpistas e incluso muchos antiserpistas salieron en defensa suya, por considerar que una acusación lanzada de manera tan indirecta, sin mucha sustancia pero con todas las dosis de malicia, era una forma inaceptable de combatir a un candidato presidencial, e incluso una forma torpe, porque de pronto puede producir el efecto contrario: elegir a Serpa. Sin embargo, me atrevería a apostar que los que esperan que detrás del comentario de Newsweek aparezca una 'prueba reina' contra el candidato liberal se van a quedar viendo un chispero. No hay grabaciones, ni fotografías, ni cuentas cifradas, ni colillas de cheques. A Serpa, simplemente, se le está pasando una cuenta de cobro, por lo que el gobierno de Estados Unidos considera que fue un inadmisible acto de complicidad del entonces ministro del Interior con el escándalo de la financiación del narcotráfico a la campaña samperista.Dicho de otra manera, la filtración de Newsweek es, sencillamente, una advertencia. Una advertencia del gobierno de Estados Unidos sobre lo que serán las relaciones con Colombia si Horacio Serpa es elegido Presidente. Habrá colombianos para los que esta advertencia sea inadmisible, por provenir de un gobierno extranjero que se cree en el derecho de vetar candidatos presidenciales en Colombia. Pero para otros colombianos la advertencia de Estados Unidos hay que analizarla desde un punto de vista práctico: nos guste o no, hemos quedado notificados de que las relaciones con el gobierno norteamericano en un eventual cuatrienio de Serpa serán igualmente malas a las de ahora.Los norteamericanos, generalmente elementales en sus conclusiones acerca de los hechos, suman dos, cuatro y seis, y concluyen que Horacio Serpa no puede ser el próximo Presidente de Colombia. Las acusaciones más graves que puede tener Estados Unidos en su contra muy probablemente se limitan a su ya suficientemente debatido y criticado papel en la campaña samperista, y a la incredulidad que despierta su desconocimiento sobre el origen del dinero que repartía; a la defensa que luego hizo del gobierno Samper, una vez que los narcocasetes y las confesiones de los directivos de la campaña destaparon la financiación del narcotráfico; a que una o dos veces viajó en el avión de la 'Monita retrechera' a San Andrés y se alojó en el hotel de su propiedad, y es bastante improbable que existan pruebas sobre hechos más concretos que los anteriores. Esta simplicidad de los gringos _para quienes resulta imposible que un hombre con esos antecedentes sea inocente_ se estrella contra un metro bien distinto que tienen los colombianos para medir responsabilidades: el de que Serpa no puede ser más culpable que Samper, y ahí está Samper gobernando. ¿Cual es el secreto de que Serpa sea a pesar de todo lo sucedido una opción presidencial fuerte? Además de sus innegables atractivos personales basados en su autenticidad _Serpa no tiene asesores, no se guía por encuestas, no mide sus palabras, y la gente percibe en él que es un hombre rústico que habla en borrador_, hay que analizar el manejo que le ha dado al proceso 8.000, que ejerce sobre él un doble papel: es el origen de su candidatura, pero es a la vez su Inri. Aceptando que Serpa, en gracia de discusión, pudo no haber sabido al principio de dónde venía la plata que repartía, sí tiene claro desde hace año y medio, como todos los colombianos con dos dedos de frente, que la plata del narcotráfico sí entró, y que la culpa no fue toda de Fernando Botero. Pero, habilísimamente, ha presentado su relación con Samper, no como una de complicidad, sino como una de lealtad. Esa lealtad es la que están premiando los colombianos que lo ponen en primer lugar en las encuestas. Pero, vista con otros ojos, es esa complicidad la que le están cobrando los norteamericanos a través de filtraciones como la de la revista Newsweek. Pensar que detrás de todo ello existen 'pruebas reinas' que los norteamericanos están alistando para parar a Serpa es una bobada. Solo almas ingenuas se atreven a pedirles a los gringos que "saquen sus pruebas o callen para siempre". Porque ni las van a sacar, ni se van a callar. Lo que está haciendo el gobierno de Estados Unidos es notificarnos que jamás aprobarán a Horacio Serpa como Presidente, así lo elijamos. Que Serpa será un Presidente sin visa, que seguiremos descertificados, y que, para cualquier efecto, el gobierno Serpa se considerará un nuevo capítulo del gobierno Samper.

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