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Las verdades de Mancuso

Mancuso fue el único de los extraditados que relacionó en sus versiones libres a políticos, empresarios y militares con nombre propio

María Jimena Duzán
6 de septiembre de 2008

Ya son tres las veces que se ha cancelado la tan anunciada versión libre 'virtual' del extraditado Salvatore Mancuso, el único de ellos que ha insistido en querer revelar la verdad no sólo de las masacres por ellos cometidas sino de los entronques políticos, militares y sociales que le sirven hasta hoy de andamiaje al narcoparamilitarismo.

Se sabe que Mancuso es el único de los 14 jefes paras extraditados que ha enviado una carta a la Corte Suprema de Justicia afirmando su voluntad de seguir diciendo la verdad desde una cárcel en Estados Unidos, y que su primer acto de demostración en ese sentido iba a producirse el lunes de esta semana en una videoconferencia en la que confesaría su participación en varias masacres, entre ellas la del Salado, descrita por Marta Ruiz en la revista SEMANA de manera impecable e implacable.

Sin embargo, ese día ocurrió lo mismo que ha sucedido en las otras ocasiones. Es decir, que el Ministerio del Interior, encargado de la mecánica del asunto, les explicó a las víctimas que la razón para suspender la presentación virtual de Mancuso en el último momento, era económica. En pocas palabras, les dijeron que no había dinero para esos menesteres, que todo este andamiaje era muy costoso y que los perdonaran por ponerlos en tanto pereque. No obstante ese lunes sucedió algo insólito: al ver que se había frustrado nuevamente la presentación virtual de Mancuso, Álvaro Cerón, el magistrado de Justicia y Paz que atendía la audiencia como juez de garantías, dejó muy en claro que iba a esperar nuevamente que el Ministerio volviera a organizar una nueva audiencia virtual con el extraditado, pero que si ésta no se llevaba a cabo iba a compulsar copias de carácter penal y disciplinario a las autoridades competentes por desacato a la orden de un juez.

Este episodio demuestra que en este tema el discurso oficial va por un lado y la realidad va por otra. Y que mientras el gobierno insiste en que esta cooperación judicial está fluyendo sin mayores tropiezos, se suspenden audiencias como la de Mancuso dizque por falta de recursos, lo cual resulta inaudito.

Pero más allá de los tropiezos en la cooperación judicial, este episodio plantea el interrogante en torno a cuán creíbles resultan los testimonios de los jefes paramilitares a la luz de una sociedad que todavía no sabe si quiere saber toda la verdad de lo que sucedió con el paramilitarismo o si quiere saber sólo la puntica. Y en ese sentido, el caso puntual de Salvatore Mancuso no deja de ser insólito en medio de este paisaje. De todos los jefes paramilitares que fueron extraditados, él fue el único que relacionó en sus versiones libres a políticos, a empresarios y a militares, señalándolos con nombre propio. Y sin embargo, a pesar de la contundencia de muchos de sus testimonios, estos no han servido sino para producir inhibitorios y eventuales preclusiones. En el caso del ex senador Mario Uribe su testimonio, según el cual este político paisa habría tenido una reunión con él antes de las elecciones de 2002, con el fin de afinar la entrada en las zonas controladas por ellos, fue considerado confuso por el vicefiscal Mendoza; su testimonio contra Juan Manuel Santos, a quien señaló de haber ido a una reunión con las AUC en el año 1997 con la idea de buscar apoyo para armar un frente anti-Samper -Juan Manuel también habría hecho lo mismo con las Farc a través de Raúl Reyes-, fueron desechados por la Fiscalía que profirió una resolución inhibitoria hace ya varias semanas a favor del Ministro de Defensa. Y hace 10 días la Fiscalía acaba de hacer lo mismo a favor del vicepresidente Francisco Santos, quien fue señalado por Mancuso de haberse reunido al menos cinco veces con Castaño y con él -al parecer entre 1996 y comienzos de 1997-. Mancuso afirmó que en una de esas reuniones 'Pacho' Santos habría sugerido la conformación de un bloque de autodefensas en la capital de la República con el fin de contener el avance de las Farc. Para la Fiscalía esos comentarios fueron hechos "entre chiste y chanza". Ni siquiera se le creyó cuando sacó a la luz el nombre del general Rito Alejo. Este caso tomó relevancia sólo después de que 'H.H.' formuló nuevas acusaciones en contra del general, hoy de nuevo en la cárcel. Actualmente Mancuso parece más un mentiroso compulsivo que un jefe paramilitar -de los pocos-, que ha cumplido con los compromisos de Justicia y Paz. Una inútil paradoja.

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