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Libertades ilimitadas

Eduardo Plata piensa que lo que se hizo con la actriz Luly Bosa fue una agresión directa, que sirve únicamente a dos propósitos: lastimar emocionalmente a la perjudicada y, por ahí de paso, envilecer el ejercicio del periodismo.

Semana
5 de enero de 2008

El castigo impuesto por un tribunal de Bogotá a la conocida periodista Graciela Torres, marca un avance en lo que se refiere a desarrollo y comprensión de las libertades del ser humano. Con su determinación, el juez ha dado un golpe certero al gran enemigo de la libertad: el uso irresponsable de la misma.

No puede haber ley que admita la publicación de un video íntimo sin el previo consentimiento de las partes participantes. Lo que se hizo con la actriz Luly Bosa fue una agresión directa, que sirve únicamente a dos propósitos: lastimar emocionalmente a la perjudicada y, por ahí de paso, envilecer el ejercicio del periodismo. No es admisible ampararse en la libertad de prensa para violar la intimidad de un ciudadano de esa forma; prestándose además para los fines sucios y quién sabe si extorsivos de quien facilitó el video.

Los interrogantes en torno a la violación del derecho al trabajo de la señora Torres, tienen su causa, no en la prohibición a ejercer el oficio del periodismo, más si en una benevolencia de la sanción, que no incluyó un encarcelamiento. Al analizar el estatus de la ‘Negra Candela’, debe tenerse en cuenta que es una persona cumpliendo una pena judicial, no un ciudadano en pleno uso de sus facultades constitucionales. Si su supervivencia está en riesgo, la solución lógica sería recluirla en un centro de detención, en donde sus necesidades básicas sean satisfechas durante el tiempo en que cumple su condena.

Del mal uso de las libertades surgen los cuestionamientos sobre la conveniencia de las mismas. Mucho perjuicio genera aquel que confunde la libertad con una licencia para agredir o para discriminar. Como parece ocurrir con el director de la revista SOHO. Después de haber utilizado sus derechos constitucionales para remplazar a cristo por una modelo mostrando las tetas, publicación que aunque legal, es inmensa e innecesariamente ofensiva, el director de SOHO ha procedido a abrirle las páginas de su revista a la discriminación y al encarnizamiento étnico.

Todo parece ser parte de ese ‘todo por la plata’ que ha destruido nuestra sociedad. De ese periodismo ramplón, que decide hacer plata mostrando tetas, se ha pasado a dejar que cualquiera use la revista para atacar a sus semejantes; al emplear cualquier clase de oprobios y comentarios descalificadores que mucho daño hacen, pues la discriminación tiene la facultad de ser evolutiva. Un día se ofende a la población costeña como ocurre en el artículo, otro día se pasa a la discriminación por cualquier otra razón y luego llegan la radicalización y la intolerancia.

Para ejemplo está la sociedad europea, donde los antisociales se envalentonan para realizar actos como los vistos recientemente en ese bus español; donde una ecuatoriana fue golpeada miserablemente por un desadaptado. Ése es el tipo de comportamientos que fomentan publicaciones como la de SOHO. Y luego se amparan en la libertad de prensa y en la libertad de expresión, desconociendo que su accionar solo logra poner bajo sospecha esos derechos constitucionales del ciudadano que tantos siglos de lucha le han costado a la sociedad moderna.

Es inevitable que haya por ahí personajes con rencores y desprecios contra algún conglomerado social en particular. Pero es una enorme falta de criterio abrirle las puertas de los medios de comunicación para que le den rienda suelta a sus odios. Uno esperaría más de la dirección de una revista de circulación nacional. Para aclarar la generalización que se hace en el mencionado artículo quiero señalar lo siguiente: en la costa llamamos corroncho a la persona atrevida, irrespetuosa y maleducada. Entonces yo me pregunto, entre el señor Daniel Samper Ospina y yo, él cachaco y yo costeño, ¿Quién de los dos será el corroncho?

La condena a la señora Graciela Torres no va en contra de ninguna libertad. Todo lo contrario. Va en favor de todas ellas. Las protege de aquellos que las corrompen con el propósito de ganarse una plata.

Artículo publicado en SOHO: http://www.soho.com.co/wf_InfoArticulo.aspx?IdArt=6504 


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