Home

Opinión

Artículo

LOS BOMBEROS

Antonio Caballero
3 de mayo de 1999

La estupidez es el principal de los motivos que mueven a los hombres, de acuerdo. Pero
esto de los bombardeos de la Otan a los serbios no puede ser dictado por la simple estupidez. Alguna luz
de raciocinio tiene que haber detrás de esa operación que, por sus consecuencias aparentes a simple vista,
se diría totalmente insensata. No es posible, aunque sea probable, que todos los líderes de las potencias
occidentales embarcados con entusiasmo en el asunto sean solamente un hatajo de imbéciles. Detrás de la
operación hay, aseguran ellos, una altruista consideración humanitaria: la intención de proteger a los
indefensos albaneses de la provincia serbia de Kosovo del genocidio provocado por la 'limpieza étnica'
emprendida por los serbios de Slobodan Milosevic. Pero no se ha visto que en ese sentido los bombardeos
de la Otan hayan logrado ningún resultado, ni vayan a lograrlo en semanas, meses o aun años. Por el
contrario. El ejército y la policía de Milosevic, prácticamente impotentes ante el descomunal despliegue
bélico de los aliados de la Otan, han dedicado sus esfuerzos durante esta semana de guerra abierta a
tomar represalias contra los todavía más impotentes albaneses de Kosovo, en cuyo nombre y para cuya
defensa la Otan los bombardea a ellos. Esas represalias se han traducido ya (las cifras son de la propia
Otan) en unos 5.000 muertos y 50.000 desterrados en la última semana, que vienen a sumarse a los
30.000 muertos y medio millón de refugiados del año pasado: un desplazado por cada cuatro de los
habitantes albaneses que tenía Kosovo antes de que Milosevic iniciara su 'limpieza'. Se pretende también,
dicen los responsables de la Otan, impedir que Milosevic desestabilice toda la región de los Balcanes.
Pero lo cierto es que como consecuencia del ataque aliado la guerra se está expandiendo hacia Albania,
Macedonia y Montenegro. Y los bombardeos no detienen esa expansión, sino que, por el contrario, la
amplían en dirección inversa, hacia la parte serbia de la antigua Yugoslavia; a la vez que, exasperando la
reacción serbia, ponen en peligro la precaria paz lograda mediante la ocupación militar de Croacia y de
Bosnia que puso fin a los combates en esas regiones hace apenas un año. Así que la intervención militar
occidental ni defiende a los kosovares, ni pacifica la región. En los dos aspectos agrava los problemas.Por
otra parte, es una intervención costosa. En menos de una semana de bombardeos, y sin contar los
muertos, la Otan les ha causado a los serbios daños materiales por 50.000 millones de dólares. A lo cual hay
que sumar la inversión realizada para lograr semejante destrucción, que no he visto publicada pero tiene que
ser considerable. Cada cohete Tomahawk de los cientos que ha disparado en estos días la Otan cuesta un
millón de dólares; cada avión 'invisible' F-117 como el que fue derribado por la artillería antiaérea serbia cuesta
45 millones, cada superbombardero B-2 Spirit como los que (hasta ahora) no han sido derribados cuesta la
friolera de 2.000 millones. Más la gasolina. Más los ataúdes.Y todo eso ¿para nada? No puede ser. La
estupidez no puede llegar tan lejos. Los kosovares, como antes los croatas y los bosnios, combaten a los
serbios en defensa propia, y por odio étnico. Los serbios, a su vez, combaten también por odio y por
venganza, y, frente a la Otan, también en defensa propia. Pero ¿por qué combate la Otan? ¿Por altruismo?
Dados los resultados, y los costos, no resulta verosímil. Al margen de que sería la primera vez en la
historia que alguna gran potencia hiciera la guerra por motivos altruistas, el simple hecho de ver que sus
efectos son contraproducentes (y eran previsiblemente contraproducentes desde antes de que la guerra
comenzara) debería bastar para pararla. Pero no: la guerra sigue. De todos modos, ya no puede parar: sería
una gran victoria del criminal Milosevic, y una humillante derrota de la todopoderosa Otan en la que participan,
a rastras de Estados Unidos, todas las potencias grandes o medianas de Occidente.De modo que la
guerra seguirá, y terminará por incendiar todos los países balcánicos. Y cuando estén incendiados, los
bomberos de la Otan se irán a sus casas. Pero entonces se verán con mayor claridad los motivos que
tenían para atizar la guerra. Porque entonces empezará el negocio de la reconstrucción.

Noticias Destacadas

JORGE HUMBERTO BOTERO

El foso se profundiza

Redacción Semana
Almirante-David-René-Moreno-Moreno

Gobierno ilegítimo

Redacción Semana
Paola Holguín - Columna Semana

S.O.S. Colombia

Redacción Semana