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ANÁLISIS

Los muertos que no vemos

¿Puede una milicia a punta de Kaláshnikov asesinar a sangre fría impunemente a 2.000 personas?

Armando Neira
15 de enero de 2015

Las fotografías son en realidad bastante asépticas. En una, se ven diminutas las edificaciones de un poblado llamado Baga, entre una vegetación exuberante representada por el color rojo. En la siguiente, hay menos rojo y no hay casas. Es decir, hasta las plantas desaparecieron. ¿Por qué es diferente una imagen de la otra? Una muestra el antes y la otra el después del paso mortal de la milicia islamita Boko Haram.

Son imágenes de satélite divulgadas en las últimas horas y por separado por Amnistía Internacional (AI) y Human Rights Watch (HRW). Al verlas con lupa se puede concluir que al menos 3.700 estructuras, en su mayoría viviendas y pequeños comercios, fueron destruidas durante los ataques. ¿Cuánto tiempo necesitó este grupo yihadista para ejecutar semejante acción? Un par de días, coinciden las agencias internacionales. ¿Cuántos muertos provocó? 2.000.



Sí. Unas 2.000 personas asesinadas en cuestión de horas. En París en tres días frenéticos de dolor hubo 20 muertos. Doce en el sangriento ataque a la redacción de Charlie Hebdo, una policía tiroteada en el sur de la Ciudad Luz y otras cuatro en el grupo de  rehenes en el supermercado en la zona de Vincennes. A ellos se suman los hermanos Said y Chérif Kouachi, abatidos dentro de una imprenta, y Amedy Coulibaly, quien se atrincheró en el local judío kosher: 20 muertos.

El planeta estuvo en vilo durante 53 horas durante las cuales se leyeron y releyeron los perfiles de cada una de las 17 víctimas. Por eso, cada uno sentía que tenía que ver con ellos y muchos acompañaron en la distancia la masiva manifestación en rechazo a la barbarie. Fue tan monumental el rechazo, que el mensaje "Je Suis Charlie" fue el más compartido desde la creación de internet. La revista siguió adelante y, pese a que aumentó su tiraje de tres millones a cinco millones de ejemplares, este miércoles hubo que hacer filas para comprarla. En internet se subastan algunos números por la astronómica cifra de 500 libras esterlinas.

De Baga, en cambio, se sabe muy poco. Se cree que centenares de hombres de los 10.000 miembros de Boko Haram llegaron al pueblo y empezaron a matar de manera indiscriminada a punta de Kaláshnikov. Luego, entre los ríos de sangre le encendieron fuego a todo y persiguieron a los sobrevivientes para rematarlos. Murieron niños, ancianos, mujeres, hombres. Todos indefensos.

Los testimonios de los sobrevivientes son desgarradores. AI recoge el de un poblador de la zona que prefirió no dar su nombre, quien afirmó haber visto a una mujer embarazada asesinada mientras trabajaba, junto a varios jóvenes y niños. “La mitad del bebé estaba por fuera de su cuerpo y ella murió en esa posición”, le dijo a la ONG.

Nadie en el planeta se indignó por el terrible accionar de esta milicia yihadista que ansía la instauración en el noreste del país de una suerte de califato donde rija la sharía (ley islámica) con puño de hierro. ¿Por qué? Porque son muertos que no se ven, que no salen en televisión, sus rostros tampoco circulan en la red. Ni siquiera hay un nombre de ellos en un titular de un periódico, al menos en un piedefoto de una imagen. Murieron como si jamás hubieran venido a este mundo.

De ahí la importancia de la información. De saber y estar comunicados. Porque con el derecho a la libertad de expresión una milicia puede ir también a punta de Kaláshnikov asesinando a sangre fría e impunemente a 2.000 personas, es cierto. Pero al menos, habrá miles de ciudadanos que se indignen. Y en su memoria, es posible, habrá minutos de silencio. Y no como en este caso, en el que apenas unos cuantos dedican segundos a ver unas fotografías satelitales que en realidad son bastante asépticas.

*Director de Semana.com
Twitter: @armandoneira

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