Home

Opinión

Artículo

LOS NOTICIEROS Y LA MAYORIA DE EDAD

Semana
24 de febrero de 1986

El afán de garanfizar la imparcialidad política de la información en Colombia es noble y honesto. Pero la manera de resolver no es coartar la libertad de prensa, como si fuera preferible, ante la posibilidad de que un noticiero informe más acerca de un candidato, que más bien informe menos sobre los tres.
Antes de impulsar una reglamentación oficial que obligara, por ley, a los noticieros del país a repartir milimétricamente la información política, la ministra de Comunicaciones tuvo un gesto digno de aplauso: se reunió con los directores de los espacios noticiosos, y en forma admirablemente democrática, les consultó su opinión sobre el tema de la imparcialidad.
La conclusión de esta reunión, que, según parece, será la que finalmente adoptará el gobierno en torno al problema, fue la de que no debería existir ningun tipo de reglamentación oficial sobre el punto, por considerarla un grave atentado contra la libertad de prensa.
Pero, por otro lado, también se concluyó que una ley que obligue a los noticieros a darle igual tiempo a todos los candidatos es boba. Básicamente porque el tiempo no es el que determina la imparcialidad informativa. Un noticiero que favorezca a un determinado candidato puede invertir todo el tiempo de la campaña en publicar noticias del otro candidato, y aun asi perjudicar al segundo y favorecer al primero.
En cualquier caso, antes de que se tome alguna decisión oficial al respecto, es útil recordar que en Colombia se pasó, en tres o cuatro años, (reconocimiento que debemos hacerle alactual gobierno) de la total politización de los noticieros a su gradual despolitización.
El recuerdo de estilos noticiosos como el de Jaime Soto o el de Dario Silva parecen prehistóricos.
Irónicamente, uno de los factores que más ha influido en esta refrescante despolitización lo constituye la politizadisima adjudicación de los espacios noticiosos en el país. El hecho de que hasta las familias presidenciales recibieran su cuota en la licitación. ha obligado a que los noticieros sean extremadamente cautelosos en sus tendencias informativas, por razones de respetabilidad profesional.
Por otro lado, la irrupción, aún discutible, de las encuestas Nielsen en el país ha demostrado que la gente rechaza drásticamente la politización de los noticieros, y que un exceso de entusiasmo en favor de algún candidato o grupo político puede ser demasiado costoso en el raiting.
Pero en esta despolitización también ha jugado papel fundamental el enfrentamiento de los noticieros; que no sólo recogió en dos franjas los numerosos espacios que estaban regados por toda la programación, y que eran vistos como auténticos "ladrillos" por su propia abundancia, sino que además ha colocado a los noticieros existentes en el plan de una muy sana competencia profesional, cuyos resultados son apreciables en los excelentes espacios noticiosos con que contamos en la actualidad.
Una encuesta de Centrum Publicitario realizada entre las amas de casa de las cuatro principales ciudades del país, entre agosto y septiembre del año pasado, demostró que un 53% de las amas de casa está viendo más noticieros, mientras que sólo un 30% está viendo más telenovelas.
Ojo, entonces, a la conclusión: nuestros noticieros han dejado de ser unos ladrillos, para convertirse en los programas predilectos de la teleaudiencia colombiana.
Lo que la actual campaña política demuestra es que los noticieros están otorgando tiempos más o menos equivalentes a los tres candidatos, no porque se los impone la ley sino porque se los impone la teleaudiencia.
Estamos en la mitad del camino de un manejo profesional de la T.V.
El ideal sería llegar a que de esta paridad, a veces absurda-(como darle igual tiempo en la misma emisión noticiosa a la Convención Nacional de un partido que a la visita del candidato del otro partido a un barrio cualquiera); y a veces esterilizante (lo que la opinión pública recibe de información política de los candidatos es la que sus propias campañas desean publicar); pero por lo pronto beneficiosa, se pase a un sistema en el que los noticieros elaboren sus propias noticias acerca de las campañas políticas, sin que haberle otorgado cinco minutos a un candidato que proponga, por ejemplo, la privatización de los servicios públicos, obligue a otorgarle necesariamente cinco minutos al otro candidato para que ofrezca, por ejemplo, recuperar el poder para su grupo político.
No hay duda. Si los noticieros colombianos han llegado a su mayoria de edad, sería un error imperdonable por parte del gobierno suponer que todavía es conveniente vigilar que, cada noche, se laven los dientes. --

Noticias Destacadas