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LOS NUEVOS "SOCOS"

Semana
24 de agosto de 1987

El rebautizo del Partido Conservador fue el acontecimiento social de la semana. Pero al igual que los niños a los que bautizan de corbatín y camisa de golas cuando ya sólo les cabe el dedo gordo del pie en la pila bautismal, al conservatismo decidieron llamarlo "social" 30 años tarde, cuando en el resto del mundo la tendencia es la de abandonar este nombre por agotamiento total de su significado político.
A la fiesta de bautizo del social-conservatismo organizada por la Fundación Simón Bolívar, fue invitado el jefe de la Alianza Popular española y sucesor de Fraga, Antonio Hernández Mancha. Cuentan los asistentes que el joven político se dirigió al ex presidente Pastrana, y le dijo, no se sabe si por ingenuidad o con malicia: "Presidente, nosotros eso de "social" no lo usamos. Primero porque pertenece a Felipe (González). Y segundo porque la palabra está muy desprestigiada".
Este comentario estuvo a punto de sabotear la fiesta del bautizo, de no haber sido por la seguridad con la que los social-conservadores -o "socos", según apodo acuñado por el ex canciller Carlos Lemos Simmonds-, han asumido su nuevo papel histórico.
Porque eso sí: que no lo usen en España, no quiere decir que en Colombia haya pasado de moda. Por el contrario, lo "social" está aquí en pleno furor. Se usa en las páginas sociales, en la vida social, en las reuniones sociales, en la vida social, en el seguro social, como contenido social, en la función social y en el área social. Pero además están el Grupo Social, los antisociales, la problemática social y la doctrina social de la Iglesia.
Lo que queda por averiguar es si el significado de este nuevo nombre del conservatismo se acerca más al modo como se utiliza lo social en las páginas sociales, en la vida social y en las reuniones sociales, o si, por el contrario, se aproxima al significado de "social" que en 1841 acuñó el británico Robert Owen, cuando propuso que las fuerzas sociales sustituyeran las individuales en la organización de la vida y del trabajo.
Si es el primer significado pronto veremos a los "socos" retratados en las páginas sociales de Cromos, y detalladas sus fiestas y homenajes en las columnas sociales de El Tiempo. Esta, porque no, podría ser una buena puerta para que los conservadores se cuelen para fin en la prensa liberal.
Si es lo segundo, el Partido Conservador finalmente se dejó dominar por un complejo de inferioridad intelectual frente a la teoría filosófica del socialismo. Sólo que, como deciamos al comienzo, lo hizo 30 años tarde.
Lo "social" de los social-demócratas y social-cristianos europeos surgió como una reacción contra el socialismo de derecha, el nazismo y el fascismo, pero después de 1950 la palabra "social" no ha vuelto a emplearse en partidos nuevos.
La razón, quizás, consista en que, extrañamente, lo "social" se quedó sin contenido. Hoy los comunistas se llaman oficialmente socialistas, y los socialistas se llaman otras cosas, como en el caso de Gran Bretaña, donde se cambiaron el nombre por laboristas. Socialistas propiamente dichos sólo quedan en Francia (aunque el nombre, allá, tiene una connotación un poco vergonzante), y en algunos países africanos, donde no significa nada.
Pero hoy, menos que nunca, puede utilizarse la palabra social para contraponerse a lo económico. Todo en la sociedad es social.
Y por eso la palabra "social", como reminicencia del socialismo de Owen, Saint-Simon, Fourier, Luis Blanc y Pierre Leroux está mandada a recoger.
La otra posibilidad consiste en que la palabra "social", sencillamente, obedezca a la táctica que aconsejan los publicistas cuando un producto ha perdido mercado: cambiarle la etiqueta. Lo "social" vendría a ser para el conservatismo, entonces, algo semejante a las enzimas blaqueadoras en una marca de jabón.
Pero si lo que se pretendía era vender mejor el Partido Conservador, se escogieron unas enzimas que en lugar de blanquear, ensucian. Nunca, en los últimos años, habia estado el país tan inclinado a la derecha como en la actualidad. De manera que si con lo de "social" se quiso imprimirle al partido Conservador una connotación de avanzada, probablemente se logrará el efecto contrario: el de parecer un partido que quiso modernizarse escarbando en el baúl de los abuelos.
Las ventajas del nuevo nombre de los social-conservadores son inciertas, pero por lo pronto, ya existe una desventaja cierta: el apodo. "Soco", en Medellín, es lo que queda de una escoba que ha barrido mucho. Y en Cúcuta, un "soco" es un pendejo. Ahora "socos" son, además, los social-conservadores.
No existe ninguna razón, en estas circunstancias, por la cual los "socos" puedan ganar las elecciones que antes perdiamos los goditos.

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