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JORGE ENRIQUE VELEZ Columna Semana

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Los primeros 100 días

Los primeros 100 días de gobierno representan para los mandatarios la oportunidad de poner en marcha sus iniciativas más urgentes y cumplir con las promesas de campaña, incluso en contra de la postura del gobierno nacional, al cual no están aliados.

17 de abril de 2024

Durante la semana pasada, los ciudadanos elegidos en cargos regionales el año anterior, principalmente los del poder ejecutivo, como gobernadores y alcaldes que asumieron sus funciones el 1 de enero pasado, completaron sus primeros 100 días de gobierno. Según la tradición, los ciudadanos evalúan cómo están empezando sus administraciones. Es crucial recordar el origen de esta práctica, que no solo implica presentar informes sobre los primeros 100 días, sino también considerar la percepción de sus conciudadanos.

La práctica de medir los primeros 100 días de gobierno se originó durante la presidencia de Franklin Delano Roosevelt, en medio de la Gran Depresión. En respuesta a la crisis bancaria y el desempleo, Roosevelt asumió el cargo, promulgó 76 proyectos de ley e implementó el ‘New Deal’ durante este período inicial. Desde entonces, esta estrategia se ha convertido en un estándar global para evaluar a los funcionarios electos, siendo Colombia uno de los países que más la utiliza.

En este país, la evaluación de los mandatarios nacionales, departamentales y municipales durante sus primeros 100 días no difiere mucho de esta práctica internacional. Sin embargo, en el contexto actual de Colombia, estos primeros 100 días presentan circunstancias especiales. La mayoría de los líderes regionales pertenecen a la oposición al gobierno nacional, resultado de las elecciones del año anterior, donde el presidente Gustavo Petro y su pacto histórico sufrieron una derrota significativa.

Para estos gobernantes, los primeros 100 días han sido desafiantes, ya que no han recibido el apoyo necesario del gobierno central. La colaboración entre el gobierno nacional y los líderes regionales es fundamental para la ejecución de proyectos, y la falta de trabajo en equipo ha obstaculizado su gestión. Si hubiera existido una mejor colaboración, los resultados podrían haber sido más prometedores, y los líderes regionales se habrían visto obligados a competir con el gobierno nacional en términos de eficacia.

Es sorprendente que, a pesar de las dificultades enfrentadas por los gobernadores y alcaldes de la oposición, sean mejor calificados en comparación con sus contrapartes afines al gobierno nacional. Esto se refleja en las encuestas realizadas por Guarumo, donde se destacan alcaldes como Federico Gutiérrez de Medellín, Carlos Fernando Galán de Bogotá, Jaime Beltrán de Bucaramanga, Alejandro Eder de Cali, Alex Char de Barranquilla y Dumek Turbay de Cartagena, entre otros. Además, gobernadores como Andrés Julián Rendón de Antioquia, Juvenal Díaz de Santander, Verano de la Rosa de Atlántico y Dilian Francisca Toro del Valle del Cauca, también muestran altos índices de aprobación, a pesar de no ser aliados directos del presidente Petro y su pacto histórico.

Esta situación evidencia que, incluso con el respaldo del gobierno central, la mala percepción del gobierno nacional afecta a sus aliados. Los líderes regionales tendrán que demostrar los resultados de su gestión para contrarrestar las críticas y servir como contrapeso a los detractores de Gustavo Petro.

Para todos los mandatarios locales, queda patente que la percepción de inseguridad constituye la principal preocupación y temor para los colombianos, tal como lo reflejan las encuestas a lo largo y ancho del país. Esta preocupación surge como consecuencia de una paz total que ha dejado significativamente debilitadas a las fuerzas militares y policiales, privando así a gobernadores y alcaldes del respaldo de estos servicios para combatir la delincuencia.

Los primeros 100 días de gobierno representan para los mandatarios la oportunidad de poner en marcha sus iniciativas más urgentes y cumplir con las promesas de campaña, incluso en contra de la postura del gobierno nacional, al cual no están aliados. A pesar de esta situación, aquellos mandatarios que gozan de una buena percepción por parte de los ciudadanos han logrado demostrar su compromiso y establecer el tono de su mandato.

Lamentablemente, se ven obligados a hacerlo para demostrar al presidente Petro que, aunque él no esté dispuesto a colaborar con ellos, los gobernantes regionales están trabajando para cumplir con los compromisos por los cuales fueron elegidos. Como lo expresó el gobernador de Antioquia, “si él no quiere trabajar con ellos, les piden que los deje trabajar”.

Sin duda, los primeros 100 días tendrán un impacto significativo en la confianza y el respaldo de los ciudadanos hacia sus líderes. Esto pondrá en una posición comprometida al gobierno nacional, que creyó que al cerrar el diálogo y la colaboración con las regiones lograría generar una mala percepción de los mandatarios locales.

Sin embargo, el efecto ha sido contrario: hoy en día, la imagen negativa del presidente Petro aumenta, mientras que los gobernadores y alcaldes que son vistos como los más fuertes en la opinión pública, y que además son opositores al gobierno, continúan fortaleciendo el respaldo y apoyo de los ciudadanos en sus regiones. Por otro lado, los gobernadores y alcaldes afines al gobierno, cuya percepción es más baja, contribuyen a erosionar tanto la imagen presidencial como la suya propia.

Esperemos que el gobierno nacional reconozca el error que está cometiendo y comprenda las consecuencias que está acarreando al no trabajar en colaboración con sus aliados y los que están en la oposición. Sería deseable que se realicen los ajustes necesarios para recuperar una gobernabilidad que está siendo afectada y pone en riesgo nuestra democracia.

Parece que el presidente Petro está buscando precisamente eso con políticas equivocadas como la de paz total y la radicalización de las energías alternativas, que no son viables a corto plazo.

El próximo domingo 21 de abril, los colombianos saldremos masivamente con nuestras familias a las calles de cada uno de los municipios de Colombia, en lo que podría convertirse en la mayor manifestación de rechazo a un gobierno en la historia del país. Esta marcha es impulsada por la sociedad civil. Ojalá que los partidos políticos de la oposición y sus líderes, de cualesquiera que sean, no aprovechen esta oportunidad para sus propios intereses políticos y se mantengan alejados de las plataformas. Todos nosotros somos parte de la sociedad civil y juntos levantaremos la voz en defensa de nuestra institucionalidad y democracia. ¡Viva Colombia!

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