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JOSÉ MANUEL ACEVEDO M.

Los reencauchados

“No a la reelección pero sí al reencauche”, parece ser la máxima que quieren aplicarnos por estos días.

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
9 de agosto de 2014

Es curioso. El primer mandatario, Juan Manuel Santos, que quiere eliminar la reelección presidencial y acabar con los segundos períodos del procurador, se empeña, sin embargo, en resucitar personajes que el país creía superados. “No a la reelección pero sí al reencauche”, parece ser la máxima que quieren aplicarnos por estos días.

¡Cuántas contradicciones! A Ernesto Samper, el expresidente que nos aisló del mundo por cuenta de sus indignas conexiones con el narcotráfico, le encomiendan ahora la misión de trabajar por la ‘integración’ de toda América. Entretanto, a Edgardo Maya, quien estuvo ocho años al frente del Ministerio Público ostentando un poder silencioso pero dañino, quieren verlo ahora en la Contraloría, obviando las inhabilidades que le impiden ejercer cualquier gestión.

Samper y Maya son amigotes. Seguramente han hablado una y mil veces de su regreso triunfal a la vida pública y se han reído juntos de la falta de memoria de este país. El problema más grave, en cualquier caso, no es que ellos quieran volver por sus fueros, sino que los colombianos se lo permitamos sin que se nos pare un solo pelo.

Por culpa de Samper, este país conoció la tapa del “todo vale” y la degradación máxima de la política. ¿Alguien se acuerda que durante su presidencia se descertificó a Colombia y que se reforzaron nuestros estereotipos negativos en el mundo? Parece que no.

El propio Santos, que hizo lo imposible por tumbar entonces al que consideraba un ilegítimo presidente, fue el primero en olvidar ese doloroso pasado. Por el contrario, ha premiado al exmandatario con cuotas burocráticas en el Gobierno como escribí en esta columna hace unos meses (https://www.semana.com/opinion/articulo/german-juan-ernesto/345291-3), y ahora lo impulsa como secretario general de la Unasur, cargo que Samper asumirá, si todo sale bien, desde finales de este mes.

Edgardo Maya, por su parte, ya cuenta con el guiño presidencial en su aspiración a la Contraloría. Bastó un simple rumor de que Uribe y su bancada le darían su voto a Gilberto Rondón para que en la Casa de Nariño comenzaran a mandar mensajes a los parlamentarios diciéndoles que el presidente Santos ve con buenos ojos la candidatura a la Contraloría del habilidoso Maya.

Importa un pepino que se encuentre a año y medio de llegar a la edad establecida de retiro forzoso y no pueda cumplir su mandato como contralor. Importa un bledo que en torno a su designación como candidato y posible elección haya toda clase de conflicto de intereses. Al fin y al cabo, ser un reencauchado es lo normal hoy en Colombia.

Quienes tenemos algo más de memoria, recordamos que Daniel Coronell en una reciente columna reveló que Maya se hizo ternar en la Corte Constitucional por los que fueron en algún momento sus subalternos.

Así, Edgardo Maya llegó impunemente al Congreso a hacer campaña habiendo sido recientemente conjuez del Consejo de Estado en casos de pérdida de investidura, como aquel contra la representante a la Cámara del Huila Ana María Rincón.

Dicen que Rincón, temerosa, convocó una reunión con otros 10 representantes para conseguirle voticos a su ‘juez’ y llevarlo exitosamente a la Contraloría.

¿Semejante carrusel de favores en torno a un candidato inhábil e incompetente no debería ser ya un escándalo nacional o razón suficiente para pedirle que renuncie a su aspiración? Pues no. Este país perdona y olvida todo, repite la historia como si no la conociera y reencaucha con pasmosa tranquilidad a sus peores políticos.

Lo del relevo generacional y la renovación no pegó definitivamente por aquí. ¡Qué viva el reencauche! ¡Que vivan siempre, los mismos con las mismas! ¡Qué vivan Samper y Maya y todos los demás que quieran volver del ingrato pasado al desmemoriado presente!...

Twitter: @JoseMAcevedo

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