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Los verdes en su salsa

En América Latina los nuevos partidos han sido probados en la administración de las provincias y las ciudades antes de conferirles la conducción del país.

León Valencia
29 de enero de 2011

Ahora no tienen disculpa. Los dirigentes del Partido Verde han acumulado una gran experiencia y un gran saber en las elecciones locales y en la administración de ciudades y departamentos. No pueden fallar en octubre. Están obligados a ganar.

No tenían un discurso elaborado para la campaña presidencial. Ninguno de ellos había participado en el gobierno nacional. Muy poco sabían de gobernar el país. Podemos comprender las limitaciones que tanto el candidato Antanas Mockus como el equipo de campaña mostraron en el tramo final de la competencia por la Presidencia del país a mediados del pasado año.

Este año la situación es completamente distinta. Mockus, Peñalosa, Garzón y Fajardo fueron gobernantes de lujo en la primera y en la segunda ciudad del país. Transformaron el espacio urbano, la cultura y la educación. Dieron ejemplo de transparencia. Pusieron lo social en el centro de la agenda política. Obtuvieron importantes logros en el espinoso tema de la seguridad.

Todos los parlamentarios verdes vienen de escenarios regionales y locales. Jorge Londoño terminó con buenas calificaciones la Gobernación de Boyacá. Félix Varela fue parte de la administración de Cristian Moreno en el departamento de Cesar.

Gilma Jiménez, David Name, Alfonso Prada y Ángela María Robledo acumularon un valioso conocimiento de Bogotá como funcionarios o concejales. John Sudarzky es pionero en la valoración del capital social y en el estudio de la participación ciudadana en las grandes urbes.

No hay mejor equipo para orientar la elaboración de programas de gobierno en las ciudades y en los departamentos. Es difícil que los candidatos de otros partidos tengan mejores asesores que estos en el trámite de sus campañas.

Los verdes tienen además la suerte de que los temas urbanos han saltado al primer lugar en el país y en el mundo. El gobierno de Juan Manuel Santos acaba de reconocer que el principal reto de seguridad está en las ciudades. Los foros para debatir la calidad de vida en los escenarios urbanos se han multiplicado de un tiempo para acá.

Sería lamentable que el Partido Verde desaprovechara esta oportunidad para hacer valer sus conocimientos y habilidades. Nadie lo entendería. Perderían los verdes y perdería el país. Pero no sería la primera vez que una fuerza política nueva con una gran oferta de cambio se enreda en disputas internas o comete errores graves en la campaña. Es el riesgo inminente del verde.

Cuando se pensaba que Enrique Peñalosa tenía despejado el camino para convertirse en el candidato del Partido Verde en Bogotá, empezaron a moverse grupos y sectores en el interior y en el exterior de los verdes con el claro propósito de echar abajo esta posibilidad.

Esta situación puede afectar la campaña en todo el país. El alto registro en las encuestas de Peñalosa en Bogotá y de Sergio Fajardo en Antioquia, de mantenerse, puede contagiar a candidatos de otros departamentos y ciudades. La caída de la popularidad de estos candidatos o su defección pueden sembrar el pesimismo en los electores.

La responsabilidad de la dirigencia del Partido Verde en estos momentos es mayor si se piensa en las experiencias de varios países de América Latina. En la región los nuevos partidos han sido probados por varios periodos en la administración de las provincias y ciudades antes de conferirles la conducción del país.

Así lo hicieron los brasileños con el Partido de los Trabajadores y con Luiz Inácio Lula da Silva. Así actuaron los uruguayos con el Frente Amplio y sus líderes Tabaré Vásquez y José Mujica. Son apenas dos ejemplos de una buena cantidad de experiencias arriba y abajo del mapa.

Los electores prueban una y otra vez a las nuevas fuerzas y a los nuevos líderes en el ejercicio del gobierno local y regional antes de concederles la responsabilidad de conducir el país. Los verdes deberían tomar nota de esto. Deberían saber que en estas elecciones están en su salsa y sería una verdadera canallada que malograran el momento por negligencia o por confrontaciones internas.

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