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La urgencia de un Código para la Convivencia

A los detractores del código les digo que las sociedades más desarrolladas sacrifican libertades individuales en aras de una mejor convivencia.

Semana.Com
26 de mayo de 2016

A la reforma del Código Nacional de Policía le hacen falta dos debates en la Cámara de Representantes para convertirse en la ley que requiere el país para entregar por fin herramientas a las autoridades para que efectivamente estén en capacidad de proteger la vida e integridad de los ciudadanos.

El Código de Policía vigente data de 1970. En 46 años, las dinámicas sociales han cambiado y las ciudades manejan problemas distintos, al tiempo que existen normas que se encuentran en desuso, lo que enfrenta a las autoridades a situaciones que no están reguladas o contempladas en la norma. Lo anterior hace necesaria una actualización que brinde herramientas, -no solo a la Policía, sino a los alcaldes, gobernadores, las autoridades ambientales y comisarios de familia- para que puedan actuar de manera eficaz y lograr prevenir la mayor cantidad de delitos posibles.

Adicionalmente es necesario darle un enfoque más amplio a la Ley, que es el de la convivencia. Hoy en día en Colombia mueren más personas por riñas que en el marco del conflicto armado, por lo que se requiere posibilitar una intervención inmediata de las autoridades, en aras de prevenir la violación de los derechos. ¿Sabían que si uno de los involucrados en una pelea en la calle no sangra, la policía no puede hacer nada? Solo en Bogotá, durante el primer trimestre del año se presentaron 140 mil riñas, ante las cuales la policía solo puede hacer un llamado de atención verbal a los implicados, lo que por supuesto ni disuade ni previene y, por el contrario, se presta para que se irrespete a la policía y cada vez su figura de autoridad se desdibuje, sin consecuencia alguna para quien irrespete o se burle de la policía.

Asimismo, hoy quien robe un celular con cuchillo tendría la misma sanción que aquel que sea atrapado sustrayéndolo de una cartera, porque se trata de un “objeto de menor cuantía”, a pesar de poner en peligro la vida de la víctima.

Por otro lado, también el código establece normas para regular comportamientos que afecten el buen funcionamiento del transporte público, como en el caso de los colados –entrar sin pagar el pasaje- y obstaculizar la salida; agredir o irrespetar a las mujeres y el ingreso de los pasajeros a los buses. Solo el tema de los colados le ha costado a Transmilenio en Bogotá 120 mil millones de pesos al año.

A los detractores del código les digo que las sociedades más desarrolladas sacrifican libertades individuales en aras de una mejor convivencia. Algunos dirán que allí hay autocontrol. Pero este no se dio espontáneamente. Detrás hay normas y si estas no se respetan, hay consecuencias. Entonces yo les pregunto ¿Qué queremos? ¿Seguir como estamos?

Aprobar en su totalidad el Código Nacional de Policía antes del 20 de junio es la respuesta esperada a este llamado, al que se suman alcaldes, gobernadores y el Gobierno Nacional, quienes pedimos esta reforma. Hemos avanzado más que nunca, y luego de dos años de trámite es necesario este último esfuerzo para tener un código que realmente vele por la convivencia y proteja a los ciudadanos.

*Presidente ProBogotá Región

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