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El estilito

A la ministra le faltó sensibilidad y conocimiento del sector y le sobró arrogancia y respingue.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
9 de mayo de 2015

Si la ministra de Educación, Gina Parody, quiere llegar lejos en la política colombiana le va a tocar cambiar su estilito. Lleva tan solo un año en el cargo y ya batió el récord histórico de ser la primera ministra de Educación en más de 15 años en tener un paro de maestros de más de diez días. Un paro que además se hubiera podido evitar si no hubiera actuado con la arrogancia ni la soberbia con que se sentó desde un primer momento a negociar con Fecode.

Si la ministra Parody hubiera planteado el diálogo con los maestros sin esa petulancia y sobradez que la caracteriza, los maestros muy seguramente habrían entendido las razones de fuerza mayor que habían llevado al gobierno a no poder cumplir con los acuerdos en materia de nivelación salarial y de reforma a las evaluaciones de competencia hechos el año pasado, y se habría podido llegar a un acuerdo como finalmente se llegó, sin necesidad de que los niños se quedaran sin maestros más de diez días.

Luego, cuando el paro fue decretado, salió a los medios a retar a los maestros a una prueba de fuerza que terminó perdiendo no solo por soberbia sino por la pobreza y desconocimiento con que fundamentó sus argumentos.

Para justificar el aumento de solo el 10 % en el salario, sostuvo la mendaz tesis de que los profesores en Colombia no tenían de qué quejarse porque eran muy bien pagos. Pero ni siquiera pudo sostener tan descabellada idea  porque no supo decir cuál era el salario promedio de un profesor del sector público. Días antes de decretarse el paro un periodista de Publimetro le preguntó si sabía cuál era el salario promedio de un profesor de un colegio público, y ella siempre muy oronda respondió que un maestro “entra ganando casi 2 millones y cuando alcanza más tiempo hasta 4.500.000”. Después en Blu Radio dijo otra cosa. Sostuvo que el salario promedio de un maestro era de 2.500.000 pesos y cuando las cifras no le dieron se volvió un ocho tratando de explicar lo inexplicable hasta el punto de que durante el paro los memes sobre sus habilidades para sacar promedios se tomaron las redes sociales. Hasta Actualidad Panamericana sacó la noticia de que el América ascendería gracias al promedio sacado por Gina Parody.

Esas salidas en falso de la ministra produjeron, y con razón, la indignación de profesores como María Isabel Acevedo, quien subió un video para informarle a la ministra que ella no ganaba 2 millones de pesos y que a pesar de tener varios títulos su sueldo era de 1.400.000 y que con lo que le quitaban en salud y demás, le  quedaban 600.000 netos.

En realidad la ministra no atinó ni a una cifra. Ni supo cuál era el sueldo base de un maestro, ni el sueldo promedio ni el sueldo más alto. Al final le tocó tragarse sus palabras y retirar su discurso absurdo de que los profesores en Colombia eran muy bien pagos.

A la ministra le faltó sensibilidad y conocimiento del sector y le sobró arrogancia y respingue. Se le notó que detrás de toda esa dedicación por su trabajo, hay más interés por la foto del momento, que por escuchar y dialogar y por saber cómo y en qué condiciones viven los profesores que son eje central de su política y de su ministerio. Ese es el precio que se paga cuando se hace política pensando que uno está siempre por encima de los mortales.

Ese estilito, el de imponer su voluntad en lugar de dialogar, de despreciar a los que no le corren a la primera amenaza en lugar de escuchar lo que tienen qué decir, poco le ayuda a un gobierno que tienen el desafío de reconciliar a los colombianos.

CODA:
A mí que no me seducía la reforma de equilibrio de poderes, me está empezando a gustar desde que todas las cortes se están oponiendo a ella. Algo bueno debe tener si les causa tanto escozor.

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