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El general en su laberinto

El general Rodríguez sí tiene una investigación abierta por falsos positivos en la Fiscalía.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
27 de junio de 2015

El actual comandante de las Fuerzas Militares, general Rodríguez, le ha salido al paso al informe presentado por Human Rights Watch en el que se le vincula a casos de falsos positivos, con más falacias que verdades. Primero ha dicho que no tiene ninguna investigación que lo relacione con esa práctica que según el informe de HRW fue sistemática entre los años 2002 y 2008, y que consistía en escoger desde ladrones y vagos hasta  campesinos inocentes o jóvenes discapacitados para matarlos y hacerlos aparecer como dados de baja en combate. Para despejar las dudas que según él ha sembrado de mala fe el informe presentado por José Miguel Vivanco, muestra un certificado exprés que le dio la Fiscalía horas después de publicado el informe de Human Rights Watch, según el cual la Justicia no tiene ninguna investigación en su contra que lo relacione con falsos positivos.

La verdad es otra: el general Rodríguez sí tiene una investigación abierta por falsos positivos en la Fiscalía desde hace un año. El coronel González del Río, preso desde 2012 por falsos positivos, lo nombró en una declaración el 24 de junio de 2014 ante la Fiscalía, en la que confesó su participación en cerca de 140 casos de falsos positivos.

La mención que hace González del Río del actual comandante de las Fuerzas Militares se remonta a 2008. En ese momento González del Río era el jefe del Gaula de la Cuarta Brigada de Medellín y el general Rodríguez era el coronel que se desempañaba como comandante de esa brigada. Según el testimonio dado por González del Río ante la Fiscalía, él y sus hombres se encargaban de hacer la inteligencia para conseguir potenciales víctimas. Ese informe era aprobado por el coronel Rodríguez y según González del Río, con frecuencia el actual comandante de las Fuerzas Militares le decía que no le dieran detalles de las operaciones, pero que no le fueran a salir con que “se les volaron o los capturaron porque lo que se necesitaban eran bajas”.

Escuche el audio de la declaración



El general Rodríguez ha desechado estos señalamientos con el argumento de que son todos una mentira, producto de la venganza porque él fue quien denunció a González del Río por corrupción, hecho que según el general produjo su posterior captura. Sin embargo, la Fiscalía apresó a González del Río no por corrupción sino por su presunta vinculación a tres casos de falsos positivos sucedidos en Caldas.

De buena fuente sé que el actual comandante de las Fuerzas Militares insiste en decir que no conocía a González del Río, pero resulta prácticamente imposible que no se hubieran visto por lo menos una vez a la semana en la comandancia de la Cuarta Brigada. La Fiscalía además tiene en su poder el folio de vida del coronel González del Río en el que el entonces coronel Rodríguez lo felicita por unas operaciones. La Fiscalía ya descubrió que por lo menos una de esas operaciones se trató de un caso de falsos positivos en que resultaron muertas siete personas.
 
En realidad solo cuando González del Río decidió hace un año colaborar con la Fiscalía, la comandancia y en especial el general Rodríguez lo empezó a tachar de bandido y de corrupto. Antes era un coronel mimado, que merecía privilegios inusitados por parte de los altos mandos pese a que desde 2012 había sido capturado por la Fiscalía por tres casos de falsos positivos. Mientras el general Rodríguez era comandante del Ejército, González del Río tuvo un carro oficial del Ejército y un soldado activo asignado como su conductor que lo recogía y le hacía las vueltas. Conversaba con los generales de tú a tú y se le permitía salir de la Brigada 13 a reuniones en el Jockey Club. Pudo incluso irse de vacaciones a Villavicencio con su familia en carros tanqueados con gasolina del Ejército; hay audios en poder de la Fiscalía en los que conversa con el entonces magistrado Villarraga intentando traer su caso a la justicia penal militar, y hay otro en donde se le oye conversar con una  jueza penal militar que le dice que si logra traer su proceso, ella lo archiva.

De no haber sido porque la revista SEMANA denunció hace un año y cuatro meses estos inexplicables privilegios de los altos mandos con un coronel preso, y reveló comprometedores audios en los que se develaba la existencia de una estrategia para silenciar a los militares implicados en falsos positivos a punta de contratos, el coronel González del Río seguiría aún activo, con sus privilegios inmerecidos, con licencia para hacer negociados a cambio de su silencio y no hubiera terminado colaborando con la Fiscalía ni nombrando a generales como Rodríguez Barragán.

Queda en el ambiente el interrogante de por qué la Fiscalía le entregó un certificado exprés al general Rodríguez en el que le aseguraba que no había una investigación en su contra por falsos positivos, cuando en realidad sí la había.

Aclaro: no se trata de condenar a priori al general Rodríguez. Se trata simplemente de que atienda a una investigación en curso que lo vincula a una práctica inhumana en la que perdieron la vida muchos colombianos porque se impuso la aterradora tesis de que entre más muertos mostraran, mejor les iba en el Ejército. Es lo mínimo que esperamos de quien comanda las Fuerzas Militares.

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