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La pantomima

Gracias a la incompetencia del CNE y de las maniobras del fiscal, las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos y de Oscar Iván Zuluaga, el candidato por el Centro Democrático, quedaron blindadas en materia de infracciones electorales.

María Jimena Duzán, María Jimena Duzán
15 de julio de 2017

La manera olímpica como el fiscal Néstor Humberto Martínez y el incompetente Consejo Nacional Electoral, se dieron el lujo de despachar en par patadas la investigación sobre si Odebrecht financió las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos y de Oscar Ivan Zuluaga en las elecciones del 2014, es una burda pantomima que no resiste el mínimo escrutinio.   

Juzguen ustedes si no se trata de una farsa: el pasado miércoles 10 de julio, en una compulsa de copias que le envía al CNE, la fiscalía concluye que Odebrecht si financió las dos campañas presidenciales. Evidentemente no se trata de ninguna resolución de acusación sino de una opinión concluyente, dicha ya cuando se tiene la certeza de que el proceso está a tres días de prescribirse en el CNE, pero los noticieros de esa noche la presentan como si  fuera la gran revelación. Tras varios días de estar con el agua al cuello por cuenta del escándalo de su exfiscal Moreno, NHM logra por fin un titular que lo deja bien parado y la opinión pública, que no sabe cómo funciona esta justicia espectáculo, no se da cuenta de que esta pantomima es en realidad un falso positivo.

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La verdad es que hoy, cinco meses después de que reventó el escándalo, la investigación sobre la financiación de Odebrecht en la dos campañas presidenciales del 2014, va camino a ser sepultada por vencimiento de términos y la responsabilidad de que eso esté sucediendo recae no solo en el CNE que no investigó sino en la fiscalía que tampoco hizo su trabajo.        

Esta burda pantomima comenzó el mismo día en que reventó el escándalo, cuando el fiscal NHM sorprendió al país con la insólita tesis que desafiaría cualquier abogado penalista de que no era la fiscalía sino el ineficaz Concejo Nacional Electoral, -un organismo secuestrado por los interés políticos, reconocido por dejar morir las investigaciones-, el ente que debería asumir la investigación.  

El fiscal pudo haber hecho las cosas al derecho para evitar lo que muchos vaticinamos en su momento cuando cuestionamos su decisión de enviar la investigación al incompetente CNE con el argumento de que esa era la forma para que el país no supiera la verdad de lo sucedido, pero no lo hizo.

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En lugar de que la fiscalía hubiera asumido la responsabilidad de la investigación para que una vez concluida esta se hubiera enviado al Consejo Nacional Electoral con el propósito de que investigara las infracciones electorales, se hizo todo lo contrario.  

Durante estos cinco meses, su fiscalía le fue entregando al menudeo las pruebas al de por sí negligente CNE; este organismo, que no tiene ni las herramientas ni la voluntad para escrutar las campañas de los políticos, no investigó -como bien lo ha dicho el propio magistrado Armando Novoa-. Ahh!, pero eso sí,  cuando la prescripción ya era inevitable, NHM armó un titular de la nada para vestirse de gloria.    

Lo cierto es que hoy, gracias a la incompetencia del CNE y de las maniobras del fiscal, las campañas presidenciales de Juan Manuel Santos y de Oscar Iván Zuluaga, el candidato por el Centro Democrático, quedaron blindadas en materia de infracciones electorales, a pesar de que sí recibieron dineros de Odebrecht. Y tal como van las cosas, lo más probable es que la investigación penal en manos de un fiscalía tan poco independiente, puede terminar  ídem.  

Este precedente no es solo una vergüenza para la poca dignidad que todavía le queda a la justicia en Colombia, sino una invitación a que las próximas elecciones del 2018 sean un festín de dineros que fluirán a sus anchas, sin que nada los frene.

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CODA: Preocupa el precedente que quiere sentar Alejandro Lyons haciéndose pasar por victima ante la justicia norteamericana para tratar de evitar enfrentar las investigaciones pendientes que tiene en la fiscalía, entre las cuales está la que lo vincula al homicidio del director de regalías de su departamento, Jairo Zapa. Si todos los políticos corruptos deciden negociar con los gringos, no solo nunca van a pagar en Colombia por sus delitos, sino que nuestra justicia va a quedar convertida en un simple apéndice de la justicia norteamericana.

ACLARACION: a propósito de la filiación política del exgobernador Alejandro Lyons de quien dije en la columna pasada que hoy era de  Cambio Radical. Este político llegó a la gobernación de Córdoba por el partido de la U pero luego, como exgobernador, trató de separarse de esa colectividad y buscó el aval de Cambio Radical para su candidato Carlos Gómez.  Sin embargo según el director de Cambio Radical, Jorge Enrique Velez, Lyons dejó solo a Gómez en la mitad de la campaña porque finalmente se fue con Edwin Besaile, -hermano de Musa Besaile-, el actual gobernador del departamento de Córdoba por la U y con Susana Piedrahita, su prima, quien hasta hoy sigue siendo la representante a la cámara por ese mismo partido.    

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