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SILVIA PARRA

Mentira que se repite se convierte en verdad

Lo vivimos todos los días, personalidades, tuiteros y periodistas quedando “como un zapato” cada vez que, por el afán de la 'chiva', tuitean y retuitean material falso compartido en la red.

Silvia Parra
19 de julio de 2014

Se ha comprobado muchas veces lo malos que somos para verificar la autenticidad de un hecho en la era de Twitter y YouTube donde todos somos periodistas y compartimos videos e imágenes justo “desde el lugar de la noticia”. Cada hecho que ocurre es una nueva oportunidad para millones de tuiteros que buscan hacer equivocar a la prensa, manipular la opinión pública, convertirse en viral, aumentar los seguidores o generar un efecto masivo, al difundir videos falsos relacionados con un hecho del momento.

Lo vivimos todos los días, personalidades, tuiteros y periodistas quedando “como un zapato” cada vez que, por el afán de la 'chiva', tuitean y retuitean material falso compartido en la red, lamentan el hecho, lo critican, lo apoyan, pero jamás se toman un segundo antes de compartirlo para preguntarse si es cierto o falso.

Mientras usted lee esto, se están manipulando cientos de videos e imágenes que serán vinculadas a diferentes hashtags en Twitter sobre el avión derribado de Malaysia Airlines, sobre el conflicto israelí-palestino o cualquier otro hecho que sea noticia hoy. Sucedió con publicaciones sobre el vuelo MH370, “encontrado” en el Triángulo de las Bermudas, las protestas en Ucrania, la guerra en Siria; vimos inundar las redes sociales con videos e imágenes falsas compartidas por hackers con el fin de obtener beneficios a expensas del interés mundial en la historia.

Recuerdan aquel video de protestantes ucranianos pidiendo libertad y apoyo en el clip “soy ucraniano”, que gracias a los medios de comunicación y a los tuiteros le dio la vuelta al mundo y logró más de ocho millones de visitas. Se trató de una pícara estrategia del director de un documental de realizar este video falso para que los medios de comunicación le abrieran el camino del éxito a su “trailer” del documental sobre la situación en Ucrania disfrazado como un video espontáneo en la red.

O la réplica instantánea en los medios y los trinos de miles de personas sobre la gallardía del jugador de fútbol de Costa de Marfil tras enterarse de la muerte de su padre dos horas antes del partido. También me acuerdo de aquella foto que subió a su cuenta de Twitter una presentadora de CNN sobre un niño que "atravesaba solo" el desierto huyendo de la guerra en Siria, repicándose en todos los medios sociales hasta que la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas aclaró que el niño no estaba solo, que su familia lo seguía a unos metros de distancia. O el impactante video del joven que se suicidó en vivo tras ser eliminado en un reality show.

La pregunta que hoy nos hacemos muchos es ¿cómo detectar rápidamente cuándo un video es auténtico y cuándo es falso en medio de tanta basura virtual y material valioso mezclados en un mismo universo cibernético adiestrado por geeks y hackers buenos y malos?

Con la filosofía de querer desmentir a todo aquel que intente engañar a la gente para atraer visitas, likes, lograr intereses personales o que irrespeten la integridad humana, expertos y entusiastas han creado mecanismos para corroborar la autenticidad de un video y desenmascarar toda propaganda o clip malicioso que flote en la web. Amnistía Internacional se armó de un laboratorio de evidencia ciudadana (Citizenevidence.org) donde podrá obtener las guías necesarias para detectar si un video de YouTube es auténtico o falso.

Y así como hay hackers malintencionados, por fortuna existen blogueros altruistas como Pablo Sánchez, un joven que abrió un canal de videos exclusivamente para desmentir o corroborar la autenticidad de los clips más populares que circulan en las redes. Son herramientas pensadas para trabajadores de agencias humanitarias, periodistas y cualquier persona que desee verificar videos de origen discutible.

Es por la inmediatez de la noticia y el afán por la primicia en el nuevo mundo del “tiempo real” lo que hace que los medios de comunicación desinformen con frecuencia, especialmente con videos de protestas, combates en zonas de guerra, violación a los derechos humanos, maltrato de militares, policías, o cualquier reseña sensacionalista, y somos TODOS los usuarios digitales los que amplificamos ese hecho desde Alaska hasta Mozambique.

Tome su celular, grabe una situación, maquíllela como le plazca y difúndala en sus redes sociales, comprobará que usted tiene el poder de mover masas y de transformar lo que era una mentira en una realidad, y obtener jugosos beneficios al convertir en sensación viral su video “preparado”, gracias a la siempre generosa colaboración de los usuarios de Internet que comparten sin pensar cuanta cosa se van topando en la red.

Aquí entra Joseph Goebbels a recordarnos que: "Si una mentira se repite mil veces, acaba por convertirse en verdad".

Twitter: Silvia_parra

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