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Nada está escrito

¿Y qué tal María Emma? Es inútil que siga haciéndose "la loca'' : todo el mundo sabe que estará en la pelea por la Alcaldía

Semana
23 de junio de 2003

Por las razones que pasaré explicar, parecería como si para las próximas elecciones a la Alcaldía de Bogotá se estuvieran cocinando una especie de primarias presidenciales, por la multitud de intereses que hay en juego.

De quién sea el próximo alcalde de Bogotá dependerá de muchas maneras la suerte de las siguientes personas:

Enrique Peñalosa, Juan Manuel Santos, Antonio Navarro, Germán Vargas, Alfonso Gómez. Y hasta la del propio Alvaro Uribe.

Para comenzar, la candidatura de Juan Lozano tiene nervioso a Peñalosa. Juan ha tenido un difícil arranque, porque todavía no hay campaña, todavía no tiene contendores, y peor aún, todavía no se sabe si va a haber elecciones. En ese difícil escenario, Juan ha hecho todo lo que se puede hacer: abrazar niños, hablar por las emisoras, disfrazarse de hormiga atómica, desplazarse a los barrios en el zapato más grande de América Latina. Pero no ha podido confrontar sus tesis con nadie, y por eso es que por momentos, su campaña parece como si no hubiera arrancado.

En su contra también ha conspirado el hecho de que, como por ahora no hay más candidatos, Juan es el único que sale en los medios, los que a su vez, en su intento por ser objetivos, se han empeñado últimamente en entrevistar 'caras distintas'. El otro día El Tiempo le dio una gran página a Lucho Garzón, pero como Garzón, no como candidato. Y en 'Lecturas Dominicales' le dieron carátula a María Emma, pero no como candidata, sino como María Emma. No he visto ningún despliegue igual para Juan, por la bendita teoría de que es que sale mucho.

Una derrota electoral de Juan sería un golpe muy fuerte para el prestigio de Peñalosa. Pero no sólo de Peñalosa, quien públicamente asumió el patrocinio político de Lozano. Germán Vargas, quien no descarta para nada lanzarse como candidato para 2006, también funge de socio político de Juan Lozano (son amigos de vieja data). Vargas igualmente sería en parte heredero de la suerte de Juan en Bogotá, por lo que se dice por ahí que Peñalosa y Germán Vargas andan por estos días un tanto distanciados, mientras se resuelve el problemita de cuál ejerce mayor grado de ascendencia sobre el candidato.

El escenario ideal para una victoria de Juan Lozano habría sido enfrentarse contra Lucho Garzón.

Pero Lucho todavía no ha dicho si se define por la Alcaldía de Bogotá o por la presidencia de 2006. Aunque podría haber una combinación de las dos: tres años de alcalde y uno de candidato, lo que para nada deberá sonarle a Antonio Navarro, quien seguro jugará en el round de la campaña presidencial. Como antisistema, pero hombre sensato, no hay ninguna posibilidad de que Garzón le declare la guerra al Transmilenio o a las escuelas concesionadas. Pero en cambio sí podría jugar a "lo Lula", adquiriendo cierta vitrina como alcalde. Lucho y Navarro, quienes militan juntos en el Polo Democrático, podrían estar en proceso de convertirse (si es que ya no lo son) en dos 'polos' que se repelen.

Pero no parece que Lozano y Lucho vayan a enfrentarse solos. Por cuenta de unas encuestas que le han salido muy favorables, y de unas aspiraciones muy justas como cogestor de la revolución de Bogotá cuando fue alcalde de la ciudad, no es nada improbable que Jaime Castro también se lance al ruedo, lo que de entrada tendría que producirle un síncope a Peñalosa: son bastante conocidas las profundas diferencias personales y políticas que separan a los dos personajes.

¿Y qué tal María Emma? Es inútil que siga haciéndose "la loca": todo el mundo sabe que estará presente en la contienda por la Alcaldía, por una sencilla razón: tiene muy buenas posibilidades de ganar. Si en las anteriores elecciones las circunstancias no le favorecían, en éstas todas le son favorables. La gente ahora la percibe como liberal pero independiente, como samperista pero no entregada. Se sabe que por ahí ha estado conversando con Juan Manuel Santos, y no precisamente de jardinería. También se rumoran fuertemente las simpatías hacia María Emma de otro precandidato liberal, Alfonso Gómez Méndez.

La candidatura de Mockus no es una excepción: igual depende de quién sea su sucesor. Lo perjudicaría que fuera algún enemigo que se dedique a desdibujar su protagonismo como administrador de Bogotá, y lo obligaría a volver a sus antiguas excentricidades para hacerse notar.

En un escenario en el que además de Juan Lozano y Lucho Garzón aparezcan jugando Jaime Castro y María Emma, las consecuencias son inevitables: se divide el Partido Liberal, se divide el establecimiento, el conservatismo se difumina y el antisistema se une.

¿Y quién quita que en una de estas carambolas, el segundo puesto más importante del país después del de Presidente de la República, termine ocupándolo nadie menos que el jefe de la oposición contra el gobierno Uribe?

Nada está escrito. Pero hay muchos lápices al acecho.



ENTRETANTO. ¿Todavía no han ido a ver la espectacular exposición en la Galería Diners de la cartagenera Ruby Rumié?