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Navidad en guerra

El "establecimiento" quiere la guerra por lo mismo que quiere las fistas:una y otras son el opio del pueblo.

Antonio Caballero
25 de enero de 1993

NO ES FACIL LOGRAR LA PAZ EN COlombia. Pero que sea fácil no es cosa superflua, pues el hecho cierto es que quienes disponen de los factores de poder para intentar lograrla no la desean. Desde el lado de la guerrilla es evidente: sólo el estado de guerra justifica su existencia. (La Coordinadora Guerrillera, en su respuesta a la "carta de los intelectuales", señala así que "las formas de lucha que ha escogido el pueblo colombiano para alcanzar un futuro digno no han sido de su libre elección. Se las han impuesto"). Desde el lado del "establecimiento" (Gobierno, partidos, Ejército, gran industria, gran prensa, terratenientes, etc.) también es evidente que no se desea la paz. De manera que tendremos Navidad con guerra.
Y con fiestas. No aproximo las dos cosas por simple demagogia, sino porque van juntas. La guerra forma parte de las fiestas. El "establecimiento" colombiano quiere la guerra por lo mismo que quiere las fiestas (Navidad, ferias o reinados de belleza, da igual): una y otras son el opio del pueblo. Gracias al desfogue de las fiestas y a la fuerza represiva de la guerra, el país sigue tal como está, que es como el "establecimiento" quiere que siga: con sus ricos muy ricos, y sus pobres muy pobres, y sus muertos muy muertos que mantienen cuajada con su sangre la inmutabilidad de las cosas. Si cesara la sangría Colombia podría empezar a cambiar, y el "establecimiento" quiere que todo siga exactamente igual.
No es que el simple acallamiento de los fusiles baste para cambiar algo. Todos los conflictos latentes de la sociedad colombiana seguirían intactos. Pero el problema esta en que entonces habría que intentar resolverlos en paz, en vez de limitarse a reprimirlos -sin suprimirlos-mediante la guerra. Si los fusiles callaran habría que ponerse a buscar soluciones pacificas, es decir, soluciones de justicia a los problemas políticos, económicos y sociales que tiene Colombia, como los tienen todos los países.
Es verdad también que en todos los países los "establecimientos" respectivos tienen siempre la tentación de reprimirlos, para no tener que resolverlos. Porque es más sencillo reprimirlos. Las soluciones pacíficas, además de requerir más imaginación y paciencia que la represión pura y simple, tienen la gran desventaja de que abren el camino a toda clase de transformaciones impredecibles, tanto en lo social como en lo político. Los conflictos de tierras o de salarios, el problema indígena o los paros cívicos provocados por la ineptitud o la corrupción administrativas, se podría resolver mediante la justicia, sí: pero ¿Y si con salario justo los pobres dejaran de ser pobres? ¿Y si con tierras los campesinos dejaran de ser peones baratos? ¿Y si los indios dejaran de ser humildes? ¿Y si con eficacia y sin corrupción no se pudieran hacer chanchullos y lograr rápidos enriquecimientos? En lo político, peor todavía: para el "establecimiento" es mejor la existencia de una guerrilla armada que la de una oposición pacífica: la oposición podría llegar a ganar alguna vez, y en cambio que gane la guerrilla es muy poco probable. Por eso, a todo brote de oposición pacífica se lo asimila a guerrilla armada, y se lo obliga así a convertirse en guerrilla armada, para defenderse; con lo cual se la puede reprimir sin problemas.
Es complicado. En cambio, la simple represion es muy sencilla, y en apariencia poco costosa. Se paga con unos cuantos millares de muertos al año, en su inmensa mayoría campesinos pobres y económicamente inútiles (desechables), y, secundariamente, soldados, policías y guerrilleros, que para eso están. A veces, el secuestro de algún migo o algún pariente. Y, por último, una cierta sensación de inseguridad permanente, que se resuelve mediante el simple expedientee salir de cuando en cuando del país: "Ala, es que es muy jarto andar siempre con guarda espaldas".
No hay duda de que, echando cuentas, saldría más barato intentar solucionar los conflictos que limitarse a reprimirlos: la justicia, y la prosperidad general que ella permite, son buenas no sólo para los pobres sino tambien para los ricos. Pero la paz es inestable: en ella las cosas pueden cambiar. En cambio 40 años de guerra ininterrumpida han demostrado justamente eso: que la guerra puede mantenerse ininterrumpidamente sin que nada cambie, y como garantía de que nada va a cambiar. El "establecimiento" no quiere la paz, porque no quiere la justicia. Y no quiere la justicia, porque no quiere que nada cambie.

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