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Ni tan cerca ni tan lejos

¿Por qué carajos el gobierno se demora tanto en responder a los cambios de luces que le hace la oposición?

José Manuel Acevedo M., José Manuel Acevedo M.
31 de enero de 2015

Fíjense ustedes: no creo que la oposición esté tan lejos del proceso de paz como hace meses se encontraba, ni creo que todos los escépticos de Santos y de las FARC se quieran tirar los avances de lo logrado en La Habana simplemente porque sí.

Soy consciente, claro, de que una foto de Santos y Uribe estrechándose las manos no es posible en el mediano plazo por la personalidad y el orgullo de ambos pero a lo mejor ese encuentro ni siquiera sea necesario para salir de la aguda polarización en la que estamos.

Hace falta una mirada distinta, sobre todo de parte del gobierno, para entender las últimas señales que han enviado sectores críticos al proceso.

Y es que mientras Luis Carlos Restrepo, el procurador Ordóñez, Carlos Holmes Trujillo y hasta el propio Álvaro Uribe dan pasos adelante, el gobierno se ha estancado en una obtusa posición que va a terminar dejando a muchos sectores peligrosamente por fuera de la paz. Entretanto, el fiscal metiche hace lo suyo y obsesionado con plantearle al uribismo el dilema de "la paz o la cárcel" se ha convertido en el peor peligro para las negociaciones en Cuba.

¿Por qué carajos el gobierno se demora tanto en responder a los cambios de luces que le hace la oposición?

Para la muestra, varios botones: Luis Carlos Restrepo se ofrece como puente entre el santismo y el uribismo y dice estar dispuesto a dar el debate de la alternatividad penal dentro del Centro Democrático. De otra parte, el procurador le insiste al presidente en su idea del pacto por la paz. La ex fórmula vicepresidencial de Zuluaga, Carlos Holmes, en una columna en Portafolio, asegura que hay ‘coincidencias de hecho’ entre lo que pide el uribismo y lo que está pasando en estas últimas etapas del proceso de paz.

El mismísimo Uribe ha insistido en privado y en publico en su idea de un congresito para aprobar o rechazar lo acordado en La Habana, lo que supone que hasta él reconocería la concreción de una paz que incluya a todos los sectores políticos, previa dejación de las armas.

Si todo eso ha pasado en el curso de los últimos quince días, ¿dónde está la respuesta estratégica del gobierno para ir recogiendo el sentir de esa que hemos llamado "la otra mitad del país"?

El presidente dará un importante primer paso si recibe la próxima semana a Ordóñez en su despacho para un diálogo franco y abierto. Pero no es suficiente con que diga que se trata de un encuentro para “sacarlo de sus errores” o “aclararle conceptos” frente a la paz. Santos debe oír e intentar recoger el sentir del procurador como también debe atender a quienes no están de acuerdo con él.

¿No sería este, por ejemplo, el mejor momento para facilitar el regreso al país de Luis Carlos Restrepo y convertirlo en un interlocutor valioso como el propio padre Francisco De Roux insinuó en su columna de El Tiempo? ¿No es ese un mejor oficio al que se puede dedicar el entrometido fiscal para hacerle ambiente a la paz?

El presidente no puede seguir apostándole a convencer a los que ya están convencidos. Llegó la hora de reconocer que frente al tema de la paz, la oposición no está tan cerca pero tampoco tan lejos como antes y que el balón está en su lado de la cancha y de él depende que las cosas se muevan en la dirección que más le convenga a Colombia.


Twitter: @JoseMAcevedo